12 | Realidad Paralela

—Pero ese no es el punto —intento evadir el tema.

Bajo la mirada hacia mi vaso, incomoda. Siento que mis mejillas comienzan a arder. Tengo que salir de aquí ahora mismo. No podría soportar hablar más sobre este tema.

—¿Entonces cuál es? —dice, divertido.

—Que no me dijiste nada al respecto y probablemente te habría golpeado después de besarme.

Camino hacia el centro de la cocina, alejandome de él.

—Pero no lo hiciste.

Oh, mierda. Tiene razón, no lo hice. ¿Por qué tiene que ir un paso por delante de mí? Lo odio.

—Porque tuviste suerte, creo.

—¿Es eso o realmente querías que te besara? —camina peligrosamente hacia mí.

Por instinto, camino hacia atrás y choco con el fregadero. Doy un paso hacia la izquierda, pero Seungmin es más rápido y recarga su mano sobre el borde, a un costado de mi cintura. Voy hacia el otro lado y hace lo mismo. No tengo salida.

—¿Eso importa ahora?

Levanto mi vista hacia sus ojos y me miran fijamente. Mi piel se eriza al momento en que comienza a acercarse lentamente. Puedo sentir su respiración cada vez más cerca.

—¿Por aquí tienen vasos?

Lo empujo suavemente del pecho y nos separamos rápidamente. Konnie se queda asombrada en la entrada de la cocina. Seungmin lleva una mano a su nuca y mira algún punto del suelo. Yo llevo un mechón de mi cabello hacia atrás de mi oreja. Estoy segura de que mis mejillas están muy coloradas, de un tono carmesí muy intenso.

—Lo siento. Buscare en otro lado —desaparece.

Seungmin carraspea y se acerca de nuevo a mí, pero no tanto como hace un momento.

—Si no quieres responder eso ahora, está bien —dice después de unos segundos—. Pero si quisiera saber la verdad.

Deposita un rápido beso en mi mejilla y camina a pasos agigantados hacia el patio. Me quedo perpleja y mi cuerpo no logra responderme como quisiera.

Aun en shock, camino hacia el patio y vuelvo a la mesa donde estaba junto a Minho y Hesvel. Platican animadamente y en cuanto me ven, sus expresiones cambian totalmente.

—¿Qué ha pasado ahí dentro?

—Nada —miento—. Solo pienso en un par de cosas pendientes que tengo que hacer, así que tengo que irme.

No muy convencidos por mi respuesta, vuelven a lo suyo. De nuevo, salgo sobrando en su conversación. Miro a mi alrededor y todos se notan felices. «Desearía poder platicar con Seungmin como en los ensayos, cuando pasábamos días enteros juntos y nos divertíamos.» Iría ahora mismo hasta donde esta y fingiría que nada ha pasado, pero la verdad es que solo pensaría que soy una bipolar y ya he hecho demasiadas cosas vergonzosas para dar de que hablar de mí.

Mi corazón se acelera cuando comienza a sonar una canción muy conocida. Es una de mis canciones. Su ritmo es lento, pero algo pegadizo. Todos se levantan y comienzan a bailar al ritmo de esta. Extrañamente los chicos saben la letra y comienzan a cantarla a todo pulmón. Siento una linda sensación en mi pecho al verlos disfrutar de la canción que tiene un gran valor sentimental para mí.

Seungmin y yo somos los únicos que aún no estamos en la pequeña pista de baile. Lo miro, inexpresiva. Nota mi mirada y hacemos contacto visual, da un sorbo a su bebida, la deja sobre la mesa, se levanta y acomoda su ropa. Mi piel se eriza en cuanto veo que camina hacia mí. Puedo sentir una tormenta dentro de mi estómago.

—¿Quieres bailar?

Llega Chan y se para frente a mí, extendiéndome su mano. Miro por encima de su hombro y Seungmin se dirige a la pista junto a Hana. «No sé si debería agradecerle o molestarme.» Debería de dejar de importarme lo que sucede con él, solo somos amigos. Acepto la mano de Chan, me levanto y caminamos unos pasos hacia la pista.

Coloca suavemente sus manos sobre mi cintura, mientras yo rodeo su cuello. Me acerca un poco hacia él. Esto me resulta un poco incomodo.

—Seungmin es un bobo, ¿no lo crees?

Me mira y suelta una pequeña risita. Sus ojos se enchinan.

—¿Qué?

—Por favor, Legna. He visto lo que ha pasado entre ustedes y no podrás negarme que Seungmin es un bobo —ríe de nuevo—. Aunque no lo culpo.

—¿A qué te refieres? No entiendo que quieres decirme.

Acerca su rostro a mi oreja izquierda.

—Hace exactamente casi un año comenzó a salir con una chica. Por supuesto que nada de esto se hizo público.

Por supuesto que no fue público, de lo contrario, las chicas habrían estado hablando del tema en ese entonces. Y supongo que también lo habrían mencionado actualmente. Lo recordaría a la perfección.

—Cambio su forma de ser —añade—. Entre eso, hizo muchas tonterías. Por supuesto que nada de eso lo hacía con mala intención.

—¿Y qué paso después?

Se aleja un poco, toma mi mano derecha y me hace dar una vuelta. Volvemos a nuestra posición inicial. El resto de los chicos y chicas siguen cantando la canción con gran euforia. Me alegra que les guste la canción.