No obligues a tu corazón a resguardar recuerdos que no valen la pena atesorar
La mañana se presentaba con un sol radiante que penetraba a través de la cristalina ventana, mientras las aves de corral generaban más sonido de lo esperado, los equinos relinchaban y pronto las labores de la casa empezaban.
Abre sus ojos tratando de quitar el fuerte dolor de cabeza, mira en derredor sin saber lo que realmente ha pasado durante la madrugada. Las cortinas desajustadas lograban que el sol radiante se posara en los rostros de cada una de sus acompañantes generando que algunas se quejasen divagando cosas extrañas. Se levanta tratando de no caer encima de Verónica que se encuentra en el suelo con un montón de mantas.
— Joder, creo que quedare pirada por este jodido dolor de cabeza— escucha a su amiga hablar con voz rasposa— siento que el mundo va a explotar en mi cabeza. ¡A ver cabras locas despierten que debemos trabajar!
Posa sus manos en sus caderas y frunce el ceño al ver como la chica de cabello rosa chillón trata de hablar sosteniendo su cabeza como si esta estuviera a punto de caer.
— No entiendo Bri, estamos a punto de vomitar las entrañas y tu aquí dando ánimos para trabajar en una granja de mierda — Erika recita en un decibel de voz demasiado bajo.
Literalmente hay mierda, piensa viendo como alguien alza su brazo derecho a punto de dar su opinión.
— Hoy nos toca hacer de caperucita muchachas— Vero restriega sus ojos—Aza y los otros chicos nos deben ayudar, se supone que hay que hacer una cabaña para las señoras gallinas, ya que el verano se va rápido y pueden morir de frio.
Se sienta estrepitosamente de solo pensar que tendrá que compartir horas de su vida con aquel hombre y lo peor que pasaran en un bosque, lugar que para ella es algo desconocidos.
Una chica acostumbrada a la vida citadina, llena de lujos, ahora nuevamente vestida de granjera, oliendo desechos orgánicos de animales y para añadir más peligro a su vida tendrá que estar en un lugar que probablemente habrá animales feroces.
— Solo espero no morir en el intento de ser caperuza— camina rascando su trasero. — recuerdo que llegue aquí tratando de olvidar muchas cosas y lo único que hago es pasar vergüenza y trabajar.
— Ser alcohólica— habla Vero
— Llorar— replica Erika
— Y ser quejica en todo momento — Bridget opina pasando a su lado dispuesta a salir de la habitación — es momento de abandonar este lugar de pecado y alcohol, adeos medusas— levanta su mano señalando a todas con el dedo del medio.
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Las imponentes vallas pintadas de verde que lograban un camuflaje excelente con la naturaleza les daban una bienvenida a los adultos que pronto realizarían una obra digna de arquitectos para las aves. Cada uno mantenía la mirada fija hacia el lugar.
— Supongo que si todos vamos juntos no se hará nada, creo que debemos dividirnos, lo bueno es que somos cuatro y cuatro así no habrá problemas— Jayden los mira a todos mientras frota sus manos quitando un poco de frio.
— Me da igual— Verónica recita tratando de no caer dormida — Jay iré contigo — Eka, ¿tu amado no vendrá?
La joven suspira nerviosa y opta por hacer como si no hubiera escuchado nada decidiendo escoger con quien ira a la travesía de buscar madera.
— Ariel vendrás conmigo
Mia observa los dos hombres que quedan a la disposición de acompañante, mira a su amiga y recuerda lo que el día anterior aprecio; sin embargo, no quería estar a solas con Azael.
— Yo…
— Iré con Bridget — el hombre de cabello negro azabache mira apenado por la interrupción.
Bufa silenciosamente preparando su consciencia.
Un día grandioso para ser la torpe.
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Editado: 22.05.2022