Mi color favorito son el de tus ojos…
A medida que los días pasan Mia se ha dado la tarea de conocer a su reciente amistad con Azael, algo que puede decir que ha resultado ser oro puro en medio de una selva completamente solitaria.
Puede referirse a él como un hombre demasiado reservado, pero generalmente amigable, alguien con buenos gustos y chistoso.
Sabe que no puede comparar a dos personas, sin embargo, podría decir que su ex prometido era alguien inexperto en el trato comparado a su reciente conocido. Desde el primer día que vio a Azael le resulto ser alguien enigmático, alguien que llama la atencion de muchas con tan solo echar un pequeño vistazo. No podía negar que al pasar desde el inicio del alba hasta llegar el ocaso aquel hombre logró lo que Lucas nunca pudo calar.
Durante aquellos días sentía un gran acercamiento a la familia de sus amigas, las gemelas le resultaron ser unas chicas llenas de vida y con ganas de comerse al mundo de gran manera, por otra parte, la señora Giula una mujer efusiva, alegre y fuerte; Frank alguien chistoso y vanidoso. De alguna manera cada persona que llego a conocer dentro de la hacienda le mostraron la otra cara de la vida.
— Eres muy cercana a mi nieto, ya decía yo que una buena mujer pronto llegaría, no como aquella Megan que lo único que hacía era hundir más a Azael.
Escucha a la señora Giula recitar en medio de su caminata. Desde el primer día que la señora llegó grandes preguntas han llovido sobre ella. Una mujer demasiado jovial creando un plan sobre ella y Azael.
— ¿Megan? — nunca escuchó al obtuso decir su vida amorosa pasada
— Una mujer sin escrúpulos. Era novia de Azael, lo único que lograba era que mi nieto pasara cada noche en un club nocturno. No me generaba alegría esa relación.
— Debió ser un gran amor para que siempre estuviera a su lado. — no quería seguir divagando en temas que no le conciernen, no obstante, algo dentro de sí sentía enojo de solo imaginar a una desconocida en brazos de Azael.
— Solo alguien corriente en un lugar que no pertenece, alguien mal hablada y ropa demasiada demostrativa. Tuve que soportar todo eso un año.
Aprieta su puño mientras visualiza una mujer demasiada extravagante sonriendo junto al obtuso.
No debes estar teniendo celos, igual el obtuso no es nada
— ¿Te sientes mal?
— Ehh
— Niña estás toda roja, ¿tienes fiebre?
— Debo retirarme señora Giula, recordé que debo hacer otro asunto.
Sin esperar respuesta se retira pensando que debe ser una completa idiota al imaginar y reaccionar de tal manera ante comentarios que no deben importarle en lo absoluto.
[…]
— ¿Me estás diciendo que esto es una emergencia?
— Lo es, apenas llevo un mes de soltería y estoy confundida por culpa de un tonto comentario. Sería una completa estupidez sentirme celosa sino busco algo más allá de una conversación.
— De verdad que es horrible saber cómo las mujeres nos engañamos — espeta Bridget — Si todos los hombres pensaran así, tal vez no existiera la infidelidad.
Bufa notando lo contradictoria que puede llegar a ser, quizás solo sea algo pasajero o simplemente la confusión de tener por primera vez un amigo del sexo opuesto. No podía negar que el obtuso siempre se ha hecho un hombre atractivo de buen carácter y sobre todo alguien que puede obtener a cualquier mujer a sus pies.
Tal vez deba alejarse y evitarlo ya que sus pensamientos cada día que pasa toman rienda a lo desconocido. Estar en la misma casa ha logrado que confunda cada vez más las cosas.
— Tal vez es el momento en que mires a otros lares.
— Por Dios Bridget, crees que todo es tan fácil, crees que olvidar una relación se soluciona empezando otra.
— No te estoy insinuando eso ni dando puntos a mi primo, solo quiero que te dejes llevar por la situación. Además, la atracción que emanan es tan obvio. Azael, un hombre que solo vive por su trabajo y amargado por todo ahora está empezando a sonreír y tomar tiempo para hablar siempre contigo.
— Es solo una amistad.
— Deja que tus pensamientos libres se apoderen de ti, nena. — le guiña un ojo sabiendo que el autoengaño en algún momento terminaría.
Se levanta en dirección a la ventana logrando visualizar dos personas bajar de un auto. Se acerca haciendo un pequeño ademan para que su amiga se acerque para observar.
Observa una mujer escandalosamente atractiva enfundada en un vestido demasiado revelador caminar en dirección a la puerta, mientras a unos cuantos pasos atrás ve a un hombre demasiado conocido.
— ¿Lucas?
AZAEL
A pesar de que trataba de disfrutar su estadía, la frustración y uno que otros problemas lograban ser parte de su día a día. Cada momento que pasa en el estudio se ha vuelto un suplicio completo, creía que los problemas financieros de la hacienda no eran tan mayores, sin embargo, cada minuto que marca el reloj quizás sea el conteo de una próxima tormenta.
Los emails enviado desde la ciudad no eran muy favorables, pronto lo que había comenzado como un ataque a solo a la hacienda se había vuelto una nube alrededor de su familia. Sabía que tenía que hablar con su padre, pero desde el primer momento en que llegó no ha hecho más que evitarlo.
— Es extraño que mi padre dejara que revise todos y cada uno de los papeles— mira a Erika que se encuentra sentada.
— Quizás quiera reivindicarse de todo lo paso hace un año.
— No sea tan ingenua, aquí hay errores y faltan una gran cantidad de información y es realmente tedioso saber que debo acercarme a él para pedir una simple explicación.
Hace un año cuando podía decir que la relación con su padre estaba más o menos considerable, hubo pequeños errores que en aquel entonces no tomo la gran importancia. No obstante, por alguna razón sabía que muchas cosas han sido ocultadas a su familia, su padre cada día fue cambiando a tal punto de alejarlo de muchos negocios referente a la empresa y querer comprometerlo.
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Editado: 22.05.2022