Un corazón herido también puede volver a renacer sin importar la niebla que esté a su alrededor.
LUCAS.
La vida da muchas vueltas, tanto que a veces suele marear abruptamente. Lucas podía ver a través de sus fracasos que ser quien se ha convertido no es más que la sombra de sus padres. Podía seguir resistiendo a esa fuerte corriente de la locura, seguir fingiendo que estaba seguro de su plan, pero muy dentro de sí sabía que nada estaba construyendo en medio de sus manos.
Mirando la lejanía como el sol pronto da paso a la luna podía entender que quizás lo que trata de hacer no es tan buena idea, perseguir una mujer solo por dinero o amor sería una de sus grandes aventuras más estúpidas. No quería alejar el hecho de querer recuperar su propio núcleo a base de un dolor completamente ajeno, no obstante, ese dolor ajeno era aquella espina tan difícil de sacar de su corazón.
No podía olvidar que su meta es su propia desgracia, deseoso de probar su cuerpo y tener entre sus manos el poder de regenerar a su familia, pero sabe que a pesar de tratar de ser el malo de todo solo es un hombre que busca un futuro inserto. Una madre completamente fuera de sí, persiguiendo sus huellas tan cerca, un padre completamente ajeno a los problemas y su hermana escondida de la sociedad.
El probar sus labios le hicieron dudar si realmente ha llegado buscando venganza, sentir nuevamente su calor en medio de aquel pasillo, quizás fue su excusa para recalcar una y otra vez que a pesar de haber sido un completo idiota con su corazón sigue perdidamente enamorado, algo complicado de explicar hasta en su propia bruna. Un hombre que en frente de la mujer que ama fue capaz de azotar la cama con cuerpos ajenos a ella dice ser un títere del amor, algo tremendamente irracional y burlesco.
Por otro lado, no puede guardar el hecho de que sabe que Mia ya no está disponible a sus designios. Tan solo verla mirar otros horizonte ha hecho que los celos carcoman su propio mundo, no podía llegar exigiendo algo que por su nulo análisis ha perdido. Quería destrozar cada rumbo del pasado, solo desea recuperar y empezar de cero, mostrar quien en realidad es.
Los mensajes cada día llegan, amenazas y su carrera completamente perdida y en un lugar que nunca había conocido, el hilo que abraza su vida lentamente se ha ido encajando de manera cruel ante él.
— Maldito destino —Aprieta sus puños en el barandal. La noche silenciosa arrebata los improperios susurrados.
— El destino no es el culpable. El destino te da libre albedrio, quizás el culpable seas tú. — completamente a oscuras logra visualizar quién dice llamarse Verónica. No había tomado la iniciativa de conversar con esa familia, tal vez sea tachado como una persona sin escrúpulos, pero su objetivo no era socializar con la familia del hombre que se ha robado a Mia.
Sigue mirando un punto fijo ignorando a quién se ha quedado a tan solo dos paso de distancia. La chica que podría reconocer por su mal carácter y frases sarcástica.
— Sé a qué has venido. Has estado en un papel de víctima cuando eres el victimario desde el principio. ¿O me equivoco?
— No te equivocas, Verónica.
MEGAN.
¿Qué desea una persona que ha estado cada día entre la espada y la pared? Las horas pasan como grandes segunderos. Sus pensamientos a la deriva entre su secreto y la vida de dos hombre que probablemente se han llevado rastros de su nulo corazón. vivir día tras días en amenazas y dando tantas amenazas a dos familias.
El arma en sus manos lucía tan desagradable, mientras que en su izquierda reposa una pequeña imagen, quizás para muchas personas resulta ser una mujer tan desagradable ¿Quién en su sano juicio seria capaz de abandonar parte de su ser? Tal vez no comprendan que entre la línea de su vida y su fantasía deba cometer tantas atrocidades.
Podía jurar que siente la frustrada respiración aquel verdugo en medio de las dos familias. Un hombre codicioso lleno de odio por su medio hermano y por otro lado del ring un enemigo que resulto ser un vil prestamista y su única paga es la vida de su reciente acompañante.
Pronto el verano hallara cobijas en el invierno y esta historia acabaría.
Sonríe al saber que tal vez ser cruel quita un poco de culpa. Guarda el arma recordando que pronto tendría que favorecer su papel de cupido, quizás las fotos de dos tórtolos en medio del pasillo resulten ser una daga demasiado filosa para los ojos de Azael. No tenía nada en contra de aquella chica tan inmadura, pero lo único que cuenta es su vida y su secreto no tan secreto para Donatello.
De alguna forma quería buscar la cura para este mal, sabía que poco a poco su lado cursi se había enamorado de dos hombres tan ajenos al problema, pero le resultaba tan atosigante ser buena de corazón. pronto tendría que dar pie a todos sus ataques. Sabía que dos familias podrían quedar en ruinas.
En medio de la oscuridad del frío despacho observa como un hombre tan altivo bufa tan frustrado.
— No hay tiempo para arrepentirse querido Sebas…
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Editado: 22.05.2022