Courtney
El timbre suena una vez pero siento tanta pereza que es imposible que ponga un pie fuera de la cama y Liss está demasiado entretenida con su teléfono.
El timbre vuelve a sonar.
-Liss -suplico haciendo un ridículo puchero que ocaciona que ella ruede sus ojos.
- Crees que soy tu sirvienta. -me fulmina con la mirada y se dirige a abrir la puerta.
- ¡Eres una puta perra! - exclama entrando en la alcoba.
-¿Y yo que hice?
- Afuera... hay un chico que está para comérselo... ¡Y te busca! -grita lo último. Arrugo el ceño confundida.
Salto de la cama bajo trotando por las escaleras.
Una espalda ancha enfundada en una polera gris y unos jeans ajustados que enmarcaban un perfecto trasero redondo.
Suspire.
-¿Dave?
Soy conciente de como su mirada se pasea por mi cuerpo haciendone sentir un estraño aleteo en el estomago.
~•~
La conversación con Dave me dejo feliz de una forma rara, como si tuviera ilusionada y a la vez sintiera temor.
Hace muchos años que no tengo una relación romántica. No fui de las que se estancaron cuando viví todo aquello, lo intenté muchas veces pero nada funcionó.
El primero con el que traté de tener una relación solo quería un buen polvo y lo obtuvo.
Y el segundo estaba conmigo y con otras a la vez y así continuaron hasta alrededor de dos años, momento en el cual tome la decisión dejar las cosas como son y no buscar del dichoso amor.
Ahora temo que esta ilusión termine como las demás, yo rota y herida y él feliz teniendo sexo.
-¿Pasa algo cariño? -Mi madre me saca de mis cavilaciones.
-¿Eh? no.
Ella me ve confundida.
- ¿Un chico vino a la casa?
-¿Tú le diste la dirección?
Asiente lentamente como analizando mi reacción.
-¿Pasó algo?
- Me invitó a salir -digo en un susurro lo suficientemente alto para que ella lo escuche.
Ella sonríe.
- Parece un buen hombre.
No me pasa desapercibido el énfasis que hizo en la palabra hombre.
Muchas veces le comenté que la mayoría de los jóvenes de ahora no son hombres y yo no soy una mujer para que algún idiota mimado este jugando con ella, con mis sentimientos.
- Eso parece.
- Bonita, inténtalo. Me parece un buen hombre y su mirada no dice malas cosas.
Asiento y ella besa mi frente antes de irse a la cocina a terminar de preparar la comida.
🌹🌹
Dave
- Sin trampas Devon ¿eh?
Él bufa.
Jugamos un amistoso partido de básquet y siempre tengo advertirle que no quiero jugarretas. Tengo un hermano que no le gusta perder.
En los primeros cinco minutos de juego nuestro marcador - Maya- dice que tres puntos por arriba de Devon y es algo que lo coloca de muy mal humor.
- ¡Superalo Devon! -le grita Maya.
Al final termine ganando el partido y con un hermano enojado y una hermana explotada en carcajadas.
~•~
- Es tan maravilloso lo que hacen estas chicas - Maya suspira exageradamente haciéndome reír.
Hemos visto la función de patinaje sobre el hielo y he de admitir que me gustó.
-¿Que tal las cosas con Courtney?
Sonrio, pero no respondo.
- Tengo novio -suelta de forma casual.
Me detengo incrédulo. ¿Novio? ¿Maya y un novio?
Imposible, totalmente imposible. Me niego.
-¿Qué mierdas andas diciendo Maya? -cuestiono firme-. Eres una niña, no estás en la edad de tener novio.
Vuelca los ojos bufando.
- Ya voy a cumplir los dieciocho -afirma como si fuera obvio.
- ¿Y eso qué?
- No soy una cría Dave, me estoy convirtiendo en una mujer aunque te cueste aceptarlo por tus estúpidos celos de hermano. Soy lo suficientemente madura como para tomar mis propias decisones.
¿Mujer?
-No me jodas Maya.
- Hermano acéptalo, Devon lo hizo y si te lo cuento no es para pedirte permiso sino informarte.
Llevo mis dedos al tabique de mi nariz.
Maya es mi niña, mi princesa y ¡mierda! ella con novio es un golpe de realidad, Maya está creciendo y efectivamente convirtiéndose en una Mujer.
La mitad del trayecto a casa lo hacemos en silencio, cada uno con sus propias cavilaciones.
- ¿Cómo se llama? -pregunto cediendo ante el curso de la vida.
-¿Qui..? ¡Ah! -Su rostro se ilumina con una sonrisa y yo hago una mueca.
- Christian y antes que lo preguntes nos conocimos en una cafetería hace unos meses.
-¿Qué edad tiene?
La miro de solayo y ella centra su vista en la ventanilla del auto esquivando la mía.
-Eso es irrelevante, nadie se concentra en esas cosas y... - titubea y la interrumpo.
- Dime Maya.
-Diecinueve -susurra débilmente.
-¿Sabe él que eres menor de edad?