Daniel
★★★
—¿Lograste conseguir un acercamiento?—cuestionó Gary, uno de mis compañeros de trabajo.
—Sí, debo presentarme en el Club Cereza esta noche —le comenté tomando una última toma por ese día.
Aunque el trabajo era llevadero el estrés me perseguía, solo una cosa lograba ayudarme a aplacarlo. La fotografía se había convertido sin duda en mi día a día. Me gustaba viajar y captar con el lente de mi cámara cada maravilla del mundo que visitaba.
—Puedo imaginarme cuando lea esa entrevista — dijó Gary simulando tener la revista entre sus manos—. Su bella sonrisa y esa actitud de chica mala que me enloqueció.
Sonrió sin dejar que Gary se de cuenta de lo que he hecho a sus espaldas, pero se que entenderá que lo hago con las mejores intenciones. De acuerdo al ángulo en cómo se miré. Ambos compartimos ese sutil gusto por la guapa Alessandra Ducano, una famosa cantante de balada.
He ideado un plan para acercarme a ella sin que lo noté. Seré su guardaespaldas solo por esta noche o bien, el sustituto de Owen uno de mis mejores amigos más cercanos y su verdadero escolta. Hemos hecho un intercambio, él podrá ver a su novia mi hermana Ángela y yo cumpliré mi sueño de conocer a la chica de mis sueños, quizás unas fotos más de cerca sean suficiente.
—Lo tengo, debo irme ya es tarde —consigo decir luego de recoger mis cosas y ajustar mi bolso, de una me subí a la moto.
Se situó a mi lado con una mano en mi hombre lo observé esperanzado.
—Hermano debes asegurarte que no se de cuenta.
—No te preocupes, todo saldrá bien.
Solo necesitaba ser cuidadoso, unas fotos de ellas serían de gran ayuda para la revista en la que trabajo hace poco menos de un año, quizás algunas palabras o una sonrisa sean suficiente para calmar un poco mis nervios.
En cuanto llegué a casa, me bañe y vestí. Una vez listo, tomé el auto Owen y emprendí mi camino al domicilio de Alessandra, presentía que sería una noche llena de sorpresas.
Al bajarme del auto me dispuse a tocar el timbre de su puerta, espere paciente hasta que la vi, pude comprobar que así de cerca era aún más hermosa.
La observe en silencio bajar las escaleras despacio mostrando unas largas piernas morenas y un diminuto vestido que me cautivo por completo.
—¡Buenas noches! —Su voz era baja y melosa.
Le abrí la puerta del auto dándole espacio para que avanzará hacia el con sumo cuidado. Tomé asiento detrás del volante y su mirada oscura conectó con la mía por el retrovisor, sentí un escalofrió a medida que avanzábamos por la carretera.
Cuando casi íbamos llegando al club, volví a escuchar su voz, pero esta vez era distinta.
—¿Owen?
—Si señorita...
Por dentro reí al notar lo ingenua que podía llegar a ser. Volví la vista hacia el retrovisor y noté algo extraño en ella.
—¿Cómo me veo? —cuestionó llevando consigo unos lentes oscuros y una chaqueta de piel.
—Bien...
Su rostro aniñado se contrajo en una mueca, pero rápido lo cambio a una sonrisa.
—No, hablo si se nota que soy yo —Al ver mi cara confundida intentó darme una explicación—. Iré disfrazada, no quiero que nadie me reconozca y arme un alboroto.
Aquello arruinaría mi objetivo por completo y mientras divagaba que haría a continuación, la vi removerse en su asiento.
—¡Se que no eres Owen! —soltó con una risita—. Pero no te preocupes, si me ayudas nadie saldrá herido.
Decidí guardar silencio, tal vez pueda ayudarme con esas fotos después de todo. Al estacionar, observe poco personas afuera lo que la ayudo a pasar desapercibida.
—¡Espérame aquí y ya sabes! —guiñando un ojo se marchó.
Me dejó en aprietos si no conseguía esas fotos estaba seguro de mi despido el lunes.
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Editado: 27.02.2022