¿A quién demonios se le ocurre llamar a las ocho de la mañana?
– Bueno. – conteste aún dormida.
– Huy, que gruñona. – Blake se burlo.
– Son las ocho de la mañana, en domingo, dame una buena razón para no colgarte. – solté con demasiado enojo.
– Soy muy sexy. – maldito engreído. – y soy tu novio.
– Sigo esperando la razón.
– ¿Le colgarías a tu novio sexy? – se hizo el ofendido.
– Por muy sexy que seas, y que seas mi novio. – se sintió tan bien decirlo. – si, si te colgaría.
– Pero que mala eres.
– ¿Qué quieres Blake? – necesitaba dormir.
– No tengo nada que hacer.
– ¿Y por esa razón decides cortarles el sueño a otras personas?
– No, es domingo, no tengo nada que hacer, hasta las siete de la tarde, y pensé pasarme el día con mi novia.
– ¿Qué vas a hacer a la siete de la tarde?
– ¿Enserio esa fue la única parte que escuchaste?
– No, escuche todo, pero dime que vas a hacer.
– No vuelvo a tratar ser romántico. – reí. – Voy a ir a entrenar, tengo una pelea dentro de cuatro días.
– Sabia lo de la pelea, pero no sabia que irías a entrenar, mira por que no vas a entrenar ahorita y en la tarde vienés para acá.
– ¿Quieres seguir durmiendo verdad?
– Si...mira si vienes en la tarde hacemos lo que quieras.
– ¿Lo que quiera? – su doble sentido se hizo presente.
– Pero que maldito sucio eres Wiliams.
– Yo no dije nada, me refería a ver películas, cosas así. – me ruborice.
– Lo siento.
– Te perdonó, sólo por que si lo pensé, te veo en la tarde, te quiero. – una sonrisa tonta apareció en mi cara.
– Alguien se despertó de buen humor y temprano. – Vanessa entro a mi habitación arreglada.
– Me despertaron.
– ¿Puedo hablar contigo? – asentí y le indique con mi mano que se sentara a lado mío. – Sabes me alegro muchísimo de que estés con el bombón. Hacía mucho tiempo que no reías así, que no tenias ese brillo en tus ojos Nat, la forma en que vez a Blake.
– ¿En que forma lo veo?
– Con cariño, amor.
– Vane...
– Si ya se, que tu no crees que sea amor, pero te lo digo yo que soy tu mejor amiga, yo veo como se miran. Blake te ve como si fueras lo más preciado para el y tu como tu héroe, tu príncipe azul, ese que lees en tus libros.
– No se si lo que siento por el es amor.
– ¿Qué es lo que sientes cuando lo vez, cuando te mira, cuando te toca?
– Cuando lo veo me pongo nerviosa, me intimida cuando me ve directo a los ojos, y cuando me toca siento una corriente atravesar mi cuerpo, cuando estoy con el me siento segura.
– Eso mi querida Nat, es amor, amor del bueno y puro. Sólo digo que me alegro que lo hayas encontrado y que vuelvas a confiar en el amor.
– Yo también Vane, yo también.
(•••)
Eran las seis de la tarde y yo estaba viendo una película en mi cuarto. Después de esa pequeña plática con Vanessa me puse a pensar en que sentía en realidad por Blake y llegue a la conclusión de que me había enamorado de Blake en un mes dos semanas me había enamorado de Blake, lo cual me sorprendió, pero me aterro a la vez.
– ¿Mi novio es un zombie? ¿En serio Nat? – la voz de Blake me hizo salir de mis pensamientos.
– ¿Cómo entraste?
– Vanessa me abrió, aún no respondes a mi pregunta.
– Me gusta mucho el final, y no te voy a negar que su protagonista también.
– ¿Más que yo?
– Hem. – me detuve de comer el puño de palomitas que estaba en mi mano.
– Nat...
– ¿No?
– Buena respuesta. – se sentó a lado mío y con su mano tomó algo de palomitas.
– ¿Cómo te fue? – puse mi cabeza en su hombro, y Blake puso su cabeza arriba de la mía.
– Bien, ¿Qué estuviste haciendo sin mi?
– Comer, ver películas, comer.
– Que productivo. – comento divertido.
– Si lo se. – dejamos de hablar para centrar toda nuestra atención en la película, se sentía bien estar así con Blake, sin pasado, y solo aprovechando nuestro tiempo juntos, con tranquilidad.
La película había acabado y ahora solo estábamos Blake y yo, en mi habitación a oscuras de frente, los dos nos observamos fijamente, por mi parte contemplaba a Blake, a pesar de que era frío, conmigo no lo era, conmigo hacia chistes, era tierno, celoso y protector, sus ojos negros hacían que me perdiera en ellos, en esa obscuridad. Su cuerpo era caliente y cuando estaba con el y en sus brazos, me sentía como si nadie me pudiera lastimar, me sentía segura con el.
– ¿En que piensas? – Blake rompió el silencio.
– En lo bien que me siento contigo. – El sonrío ante mi respuesta.
– Duerme, mañana tenemos instituto.
– Te quiero Blake.
– También te quiero Nat y no sabes cuanto. – Blake tomó mi mano y depósito un beso en mi coronilla.