XVIII.
Volviendo a la rutina…
Le habría encantado volver a casa habiendo terminado de leer el diario al menos, pero Rosie había exigido mucho tiempo esos últimos cuatro días de vacaciones en Boca; y sus padres habían querido volver a Orlando un día antes porque su padre tenía asuntos que arreglar del negocio familiar.
Era momento de concentrarse en lo que traería el nuevo curso escolar, sería su último año de preparatoria, por lo que sería un año lleno de retos, uno de ellos sería decidir qué haría después. Por una parte estaba emocionado por todo el futuro que tenía delante, y por otro lado comenzaba a sentirse nervioso por todas las decisiones que se le venían encima.
Al menos los mensajes de Joaquín eran constantes, y habían acordado hacer videollamada los martes, jueves y sábados a las 7:30, que serían el momento en que a ambos podría facilitárseles estar a solas por un rato.
Él ya había iniciado con sus clases, y por cómo lo había escuchado la última vez que se llamaron, sabía que tendría un semestre ocupado y cansado, por lo que le tocaría tener paciencia y esperar que Joaquín pudiera despejarse lo suficiente para viajar en Navidad. Evitaría presionarlo, sabía que su novio también tenía ganas de verlo y estar cerca, lo que le daba la tranquilidad y seguridad que creía necesarias para confiar ciegamente en su relación a distancia.
—Mamá y papá van a llegar tarde hoy en la noche, van a ir a cenar juntos antes de que empecemos clases —le explicó Anabel abriendo un paquete de pasta para vaciarlo en el agua hirviendo—. Así que haré pasta con la salsa que le gusta comprar a la abuela y mucho queso.
—Suena bien —respondió cerrando su libro—. ¿Necesitas ayuda con algo?
—No, voy a ponerle mantequilla al pan que sobró ayer y lo voy a meter un rato al horno, eso cenaremos los tres hoy.
—¿La abuela Cat se siente mal otra vez?
—No, está hablando por teléfono con Tess, mientras estábamos de vacaciones su esposo se cayó y se lesionó una pierna, así que creo que la abuela irá mañana a verlos.
—¿Vamos a ir con ella? —preguntó con curiosidad evidente.
—¿Ya terminaste con el diario?
—No, ¿por qué? —preguntó confundido.
—Porque sería lindo que los conozcas después de terminarlo —le sugirió Anabel—. Yo puedo encargarme de la cena, deja de revisar tus libros para el curso escolar, finalmente los vas a ver durante 42 semanas…
Comenzó a reírse a carcajadas y asintió. Subiría a su habitación para continuar leyendo el diario de su abuela; ya casi parecía ritual el tomar un caramelo y el diario y tumbarse sobre la cama para leer.
“29 de Abril de 1970
Es increíble todo lo que uno se cansa cuando es final de curso. Estamos cerca de llegar a las vacaciones de verano, y como en unas semanas será mi cumpleaños, mis padres quieren organizar una “pequeña fiesta”, o eso dicen, pero estoy segura que papá invitará algunas personas de su trabajo, y mamá de su grupo de la iglesia, al menos sé que podré invitar a Rich, su hermano menor, Tess y a Miriam, una amiga que se integró al grupo hace unos días. Miriam toca en la banda con Tess y conmigo, ella toca el trombón, tiene una capacidad pulmonar increíble y es súper talentosa.
Tammy invitará un par de amigas suyas y seguro Charlie también invitará algún amigo. Habrá casa llena, mi abuela Mary llegará este fin de semana y se quedará hasta unos días después de mi fiesta, seguro papá está súper feliz por ello, y mamá también ya que la abuela Mary trata más como hija a mi mamá que a mi papá.
Ayer recibí una llamada telefónica de Pat, hacía mucho tiempo que no oía su voz, me resultó triste que con mi partida ella y Kelly se hayan distanciado ahora que están en preparatoria. Me hubiera gustado que ellas siguieran siendo mejores amigas y que algún día pudiéramos reunirnos las tres y quizás presentárselas a Tess y Miriam, estoy segura que todas nos llevaríamos genial.
En fin, papá dijo que el destino de las vacaciones de verano no será cerca, mamá ha empezado a hacer preparativos, ya que saldremos de clases el 10 de junio, y papá pretende que salgamos de viaje a más tardar el 15, me pregunto qué habrá planeado esta vez…“
Suspiró al terminar de leer esa entrada, podía imaginar la tristeza de su abuela al saber que sus queridas amigas se habían distanciado. Por todo lo que había podido leer en el diario, su abuela de verdad se preocupaba mucho por sus amigos y le daba vueltas a la situación intentando encontrar una solución. Estaba cada vez más orgulloso de ser nieto de la abuela Cat.
Revisó su móvil, había recibido un mensaje de Joaquín hacía un par de segundos:
“Acabo de llegar al dormitorio, fue día aburrido, estoy muy adormilado pero espero con ansias nuestra llamada de mañana. Cuídate.”
Sonrió y decidió responder de inmediato, para evitar despertarlo más tarde, sabía lo mucho que a Joaquín le gustaba dormir, y no sería quien alterara su sueño:
“Y también espero nuestra video llamada de mañana, todavía no termino con el diario, espero hacerlo hoy, ya te contaré si lo logro. Cuídate.”
Decidió cambiar de posición para seguir leyendo, si permanecía acostado, seguro terminaría durmiéndose y de verdad quería terminar de leer las experiencias de adolescencia de su adorada abuela; de alguna forma leer el diario le había ayudado a darse cuenta de algunas cosas y perderle el miedo a muchas otras, queriendo empezar a romper ese duro cascarón de miedos e inseguridades que su frentazo con Robert le habían ayudado a construir.
Se sentó sobre el suelo con la espalda apoyada en la cama, de algún modo permanecer sentado le hacía sentirse más cómodo para leer, y así, siguió:
Editado: 26.02.2023