Black

CAPÍTULO 33: Banquete


Giselle.

Víspera de año nuevo.

Siempre que se acerca el final de un año y el inicio de otro me pongo algo nostálgica, es un sentimiento muy extraño y abrumador, es un vacío indescriptible, lo asemejo mucho con el miedo, miedo a un futuro incierto, miedo de no ser capaz, miedo a rendirme, me lleno de dudas. Odio sentir eso.

Llegué a Canadá en la madrugada y silenciosamente fui a mi habitación con Elián con cuidado de hacer el mínimo ruido para no despertar a nadie. Dormí con él y antes del amanecer se marchó, yo me quedé en la cama un rato más hasta que salió el sol, aunque no logré conciliar el sueño y me paré de la cama cuando escuché un bullicio afuera.

Salí de la habitación, había varias personas caminando de un lado a otro, entrando a la habitación de Danae con vestidos, zapatos, accesorios y cosas para el cabello. Entré y vi a Dani frente al espejo desenredando su cabello mientras se quejaba.

—Me voy a cortar esta mata de pelo, ya no quiero el cabello largo, prefiero quedarme calva —masculla ella.

—Dani —la llamó captando su atención.

—¡Cielo! —exclamó con ánimos cuando me ve.

Me siento en la orilla de la cama cerca del tocador.

—¿Qué tal te fue con... eso? —pregunté, refiriéndome al pequeño incidente de ayer.

—Ni me lo recuerdes —su sonrisa se desvanece—. Me tocó decirle a Alexis que me ayudará y me quedó doliendo.

—¿Pero te encuentras bien?

—Sí. Jamás en mi vida volveré a ponerme una mierda de esas. ¿Qué tal Suiza? ¿Follaron mucho? —preguntó.

—Suiza me encanta, es precioso, obviamente el clima fue un poco frío y lluvioso por el invierno, pero es muy bonito todo, ¡Tenemos que ir!... Y conocí a la madre de los Keynes.

La mención de la madre de Elián casi deja sin cuello a mi amiga que se giró como la niña del exorcista con los ojos bien abiertos de la impresión.

—Avanzaron hasta el punto de presentar a los padres, que otra cosa, ¿Propuesta matrimonio en París?

—No. En realidad, lo de su madre fue de improvisto, ella simplemente supo que su hijo estaría en Suiza entonces viajó desde su ciudad de residencia hasta Basilea para visitarlo.

—Oh... ¿Y qué tal es? ¿Te trató bien? —preguntó volviendo su atención a su figura en el espejo.

—Sí, es una buena persona.

—Oh, oh, eso no sonó muy convincente, ¿Qué pasó? ¿Qué te hizo? ¿Amiga o enemiga? ¿Vive o muere?

—No, es solo que… me pregunto si era fértil.

—Pero que descarada ¿Qué clase de pregunta fue esa? ¿Y qué le dijiste?

—Elián fue quien respondió, le dijo que se abstuviera de preguntar cosas que resultaran incómodas para mí.

—Bien hecho, parece ser el menos raro de esa familia, al menos ya se sabe que viene de herencia. Pasó algo muy extraño cuando no estaban. Vanya y Canon, ellos... los vi... —titubeo— besándose en la boca. Bien no es incestos porque Canon es adoptado y no comparten lazos sanguíneos, pero no deja de ser algo poco común, digo, se han sido criados como familia, como hermanos. No debería asumir eso, pero bueno —se dijo así mismo—. Canon a veces desaparece y de la nada vuelve a aparecer. Una vez entre al baño, no había nadie, pero de repente escuche un estruendo y salió Vanya de uno de los cubículos. Sus ojos se tornan de un tono amarillo tirando adorados, bien diabólicos. Mi teoría es que hicieron un pacto con el diablo y lucifer es quien los controla, y por eso es que son los mejores científicos.

Suelto una carcajada con lo último dicho.

—Estoy hablando en serio, Giselle.

Ella frunció las cejas, aquella expresión decía que en verdad le parecía muy extraño todo esto y le causaba inquietud. Mi cuerpo se tensó, no estaba diciendo mentiras, yo misma me he percatado de lo mismo, de muchas cosas extrañas que están ocurriendo desde que ellos llegaron a Halton Hills. Tengo muchas dudas en mi cabeza y me asusta enterarme de la verdad, con exactitud de algo que no quiera.

Agradezco que Dana no siga con el tema y lo cambié.

—Pero bueno, ¿No has sabido algo del Sr. Filip?

—No.

—Ha de estar pasándola mal.

—¿Cómo es que estaba pasando todo esto? Se supone que todo estaba bien cuando te pregunté por llamada.

—Amor, no quería molestar ni ser remitente de problemas que surgían acá, quería que disfrutara esas horas de descanso sin preocupaciones. Imagínate que tu estuvieras en cuatro, Elián atrás dándote y en esas te llega un mensaje mío diciendo que Baldorpharma se irá a la ruina y que todos estamos despedidos. ¡No! Te arruinaría el buen polvo, se esfumaría la calentura.

—Que te hace pensar que cuando me escribiste para la cuestión del tampón no estaba teniendo un buen polvo.

—Porque quince minutos antes me habías enviado la foto de lo que estabas comiendo, y comer y follar no se mezclan por nada del mundo, tragar siempre va primero.

—Cierto —dije y ella asiente.

—Cielo, ¿Será que lo que está pasando con Baldorpharma nos perjudica?

—No sé.

—¿Y si nos despiden en un recorte de personal por el bajo presupuesto?

—Espero que no —digo peocupada. No puedo quedarme sin trabajo y menos ajustarme a un sueldo mucho más bajo del que tengo.

—Yo también espero que no, he gastado demasiado en todos estos vestidos y no quiero quedarme sin dinero, sin trabajo y sin Alex.

—Por cierto, ¿Qué pasó con Alex? Pensé que estabas bien.

—No quiero ni recordarlo, ese idiota —expresa con indignación—. Me dejó plantada, lo invité a cenar anoche hice reservaciones, pero nunca llegó y no lo vi sino hasta la madrugada que entró en mi habitación mientras dormía.

—Y... ¿Qué intenciones tenía esa cena?

—Ninguna, solo por cortesía.

—Dani...

—Quería que formalizáramos lo que teníamos, hablarlo y si él estaba de acuerdo ser una pareja oficial, pero nunca llegó —por un momento refleja tristeza y decepción, pero de inmediato la reemplaza por una de enfado—. No importa, es un imbécil.



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En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

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