No sentí el tiempo pasar mientras estuve con Júpiter, pero cuando me di cuenta se había oscurecido bastante así que nos pusimos en camino para que el me dejara en mi casa o al menos un poco cerca.
Cuando llegue mi mamá estaba en la puerta enojada
—Mayida por Dios ¿qué hora son estas de llegar? —me dice enojada
—Perdón mamá —dije nerviosa —el bus se descompuso y tuve que esperar otro
—Ya casi son las 8 de la noche estaba preocupada, al menos debiste llamar
—No lo volveré a hacer ma —agache la cabeza
—Eso espero, sube a tu cuarto que ya es tarde
—Si ma —digo subiendo las gradas
Entre a mi cuarto y deje mi mochila sobre la cama me acosté, y me conecte en mi teléfono a Facebook para mandarle un mensaje a Júpiter
—Me gusto estar contigo hoy, gracias por estar conmigo —escribí
Espere a que me respondiera, aunque estaba en línea paso como 30 minutos y ni siquiera lo vio, pero no le di importancia ya que sé que debe estar ocupado.
Yo solo me apure en bañarme, porque tenía frío y meterme en mi cama. A la mañana siguiente salí al colegio a la hora de siempre y cuando llegue no había nadie aun, era raro porque a esas horas ya saben llegar varios de mis compañeros, pero esta vez estaba sola, pero me di cuenta que ni siquiera estaban los demás paralelos entonces me asuste.
A lo lejos alcancé a ver a Haco, que estaba deambulando por el colegio, decidí acercarme a él para preguntarle que estaba pasando.
—Oye Haco —le dije —¿Sabes dónde están todos?
—Están en la Casa de la cultura ¿y tú que haces aquí? Deberías estar allá jajaja —me dice riéndose
—¿Ehh? No sabía que hoy saldríamos allá
—Pues si ¿qué nos estuviste en clases? —se pone a pensar —Ahh tu estabas en el médico creo por eso no te enteraste jajaja
—Nadie me dijo nada —dije con tristeza y preocupación
—Bueno ni modo zombi, yo ya me voy jaja tengo cosas que hacer
Se fue por donde entró y no me explico nada más, ¿Enserió nadie me dijo nada? ¿Y ahora que haré? No sé si regresar a mi casa, pero si lo hago mi mamá estará allá y luego podría hacerme preguntas y no quiero, me siento tan tonta y con un sentimiento extraño.
Solo se me ocurrió ir al patio de atrás donde están los árboles y la zanja así que me puse en camino, mientras iba para allá pase por el patio central y allí estaba el Licenciado Guiem viéndome desde el tercer piso, no sé hasta cuando me observará así, pero quiero que deje de hacerlo, solo acelere el paso con la cabeza agachada mirando al piso y llegué.
Tire mi mochila en el suelo y me senté allí, tenía tantos sentimientos encontrados que lo único que se ocurrió es cortarme así que saque mi estilete y alce mi saco para cortar mi muñeca, esta vez mientras lo hacía de mi cabeza salió una melodía y empecé a tararearla, eso me hacía sentir mejor, cuando de repente escuche que alguien venía y me paralice
—¡Señorita Rigau! ¿Qué está haciendo? —me dice acercándose a mi
Asustada y a duras penas trate de esconder mi muñeca y bajar la manga de mi saco, pero parece que fue demasiado tarde, la sangre que salía bajaba incluso por la palma de mi mano, me sangraba bastante que también caían gotas al piso.
—Na…nada —dije nerviosa
—La inspectora se acerca a mi jalando mi brazo para ver mis cortes—Dios mío Señorita, si quiere matarse solo hágalo y no esté haciendo este espectáculo caray, venga camine a la enfermería —me dice enojada
En mi mente solo pensaba lo tonta que fui al dejar que me descubrieran, estaba muy nerviosa y asustada porque sé que es inevitable que se lo digan a mis papás, la espalda la tenía bastante sudada y no sabía dónde esconderme que incluso pensé en salir corriendo de allí pero no me atreví a hacerlo y cuando llegamos a la enfermería, para mi mala suerte estaba allí la psicóloga y la enfermera juntas.
—Licen ¿Qué la trae por aquí? —dice la psicóloga sonriendo
—Vengo a que la enfermera cure a esta niña —les muestra mi brazo
—Ay Dios mío hijita ¿Qué te pasó? —dice la enfermera asustada
—Esto no es un accidente, ella se los estaba haciendo bastante feliz —dice enojada la inspectora
—Pequeña ¿Por qué haces eso? ¿Qué acaso no te duele? —me dice asombrada la psicóloga
—Creo que deberíamos llamar a sus papás, esta criatura tienes serios problemas —dice la inspectora
—Yo me encargo de eso Licen —responde la psicóloga —que la enfe la cure hasta eso
—No se preocupen, vayan tranquilas —dice la enfermera
La inspectora y la psicóloga salieron apresuradamente a llamar a mis papás, yo ya no podía controlar mi miedo y mis nervios.
—Ven, siéntate aquí —me dice la enfermera
Yo le hago caso y me siento donde dice, ella rápidamente saca algunas gasas y alcohol yodado para empezar a curar mis cortes, empezó a pasar el algodón en la herida y me ardió un poco, luego de eso vendo mi muñeca y ajusto bien los vendajes para que no se caiga.