Blanco, negro o bello gris

Capítulo 1.

Despedida.

Dos semanas después.

Mateo.

Camino por el gran jardín de la mansión Miranov, Emma sostiene mi mano, mientras mira a su alrededor, con una sonrisa, encantada con lo que sus bellos ojos observan.

Verla tan llena de vida, por un momento me alegra mi vida de miseria, pero sin duda alguna, hay conversaciones que no se pueden evitar para siempre. Así como esta, que si no la tenemos ahora, me carcomerá por siempre.

Llevo semanas, tratando de hablar esto con ella, se que lo entenderá, pero también le dolerá y lo que yo menos quiero es causarle daño a la persona que para mí es un sol, desde que la conocí aquella vez, la veo así.

- Emm - murmuro, atrayendo su atención.

- Mm - me mira, sus bellos ojos grises me gritan te amo, mientras su sonrisa me hace sonreír, pero queda en segundo plano cuando mi mente me recuerda el por qué de estar ahí.

- Necesito hablar contigo, es urgente e importante - le hago saber, ella me mira, desconfiada, pero asiente, guiándome por un camino de rosas rojas, las cuales llegan a una pequeña cabaña, es cerca de un estero, así que le pido que se siente en la pequeña grada.

- ¿Qué sucede? Te escucho - toma asiento, mientras yo no sé ni por donde empezar, porque no se como se lo va a tomar y en este punto ya no se si es mejor, que me odie o me ame.

- Me iré del país - soy directo, ya que no tiene caso darle vueltas al asunto, por mucho que nos duela.

Una sonrisa se dibuja en su rostro.

- ¡Genial! ¿A dónde irás? ¿Cuándo regresas? - se entusiasma, mientras yo saco valentía de donde no tengo para ser franco con ella.

-No sé cuando regrese - confieso. La emoción que tenía hace unos segundos se esfuma al instante, mientras sus hermosos ojos de acero, me miran, buscando no se qué. - Me iré, Emm, mi vuelo sale esta misma noche, no me pidas que me quedé, no lo haré.

Ella me mira, su rostro se ha vuelto rojo por el llanto que trata de contener y me mira, me mira como si quisiera que le diga que es mentira.

-Perdóname... - le pido, observando como se desmorona, poco a poco.

- ¿Desde cuando sabes que te vas? - me interrumpe - Contesta Mateo, ¿desde cuándo lo sabes? - se le escapa un sollozo, a la vez que sus ojos se cristalizan.

Verla así hace estragos en mi sistema, intento tomarla, pero no me lo permite, me aparta al instante.

- No quiero que me toques - murmura. - Quiero que me contestes, porque algo me dice que tu sabes de este viaje hace mucho, así que contesta.

No sólo está triste, parece incluso frustrada.

- Desde el cumpleaños de Gemma - digo en un susurro, como si eso fuera a servir de algo, como si eso fuera a evitar la conversación que se aproxima.

-Eso fue hace tres meses, ¡tres meses Mateo! - me grita, con las lágrimas cayendo por sus mejillas, su pecho sube y baja, al igual que sus hombros.

- Emm - tomó su mano cuándo se pone de pie, dispuesta a marcharse - Mi reina linda, escúchame, por favor, déjame explicarte la situación, necesito explicarte, por lo que te pido que trates de controlarte.

- Ok - vuelve a sentarse. - Te escucho.

Su mirada parece pérdida, como si no pudiera creer todo lo que está pasando.

-Lucían necesita que me haga cargo de la empresa familiar, su retiro esta cerca, necesito por lo menos tres años para aprender todo lo necesario sobre el manejo de nuestras empresas y distintas propiedades, tengo que viajar hoy, si no te lo dije, fue para evitarte esto, evitar que te sientas mal, perdóname Emma.

Ella se queda en silencio, casi puedo escuchar los engranes de su cabeza, procesando toda su información.

- Entiendo - susurra después de un momento. - Podemos continuar con nuestra relación a distancia - sonríe con dulzura, mientras siento que a mí se me descompone el rostro. - ¿Qué pasa?

-Yo no creo en las relaciones a distancia - admito, lo viví con mis padres, así que no estoy dispuesto a entrar en una. Por mucho que quiera a Emma, lo mejor para ella es seguir con su vida, duele, pero lo superará.

-¿Entonces que planeas hacer? - se pone de pie, hago lo mismo, tratando de acercarme, tomó su rostro pero se aparta, como si mi tacto sobre su piel de porcelana quemara.

-Me voy del país, pero sin novia, Emma - necesito que se olvide de mí, rápido, para que no se haga daño, en espera de algo que tal vez nunca llegue y es mi regresó. - Me gusta lo que tenemos, una relación bonita, tu de diecinueve y yo de veintitrés, pero hay que ser sinceros, esto no da más - empiezo.

- ¿Qué, por qué? - solloza, puedo ver en sus ojos como el amor pasa a convertirse en rabia con una mezcla de confusión.

-Por que a mí ya no me gustas, Emma - suelto la mayor mentira de mi vida. - No me gustas, ni me atraes, ni me interesas, ya no.

-¡Mientes! - se ahoga con el llanto y siento que todo me quema. - No te creo ¡Mientes! - solloza, rompiéndome por dentro, pero en este punto lo mejor que puedo hacer, es lograr que me odie, ese será mi acto de amor más grande.

- Creelo, porque a mí ya no me interesa ser el novio de una niña consentida - vuelvo a mentir. - Me casaré con Laura, una vez que llegue a Inglaterra - le digo, veo como todo en ella se va desmoronando y la felicidad que tenía hace un momento se vuelve mierda, cuando mis palabras la derrumban.

-¡Eres un idiota! - me suelta la cachetada que me voltea la cara. -¡Te casas con ella, después de lo que te conté, te odio! - llora, agitada, mientras me golpea el abdomen.

-Lo siento Emma, pero ella es una mujer, no una niña - me da una última bofetada, antes de mirarme con odio puro.

-Vete, vete y no regreses, porque te juro que te vas a arrepentir - advierte, la mirada que me dedica es indiferente, helada, tan llena de desprecio, me mira llena de furia y rencor.

Sale corriendo de regreso a la mansión y siento como lo que he estado conteniendo sale a flote, me derrumbó cuándo veo que ha desaparecido.



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En el texto hay: comedia, #romance, #dramas

Editado: 18.11.2024

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