Se trata de Lily McGonagle.
—¿Hace cuánto estás aquí? —me pregunta algo sorprendida, mirando detrás de mí para ver si hay alguien más conmigo.
—Yo acabo de llegar —contesto rápidamente—. ¿Y tú qué haces aquí?
—Nada, yo sólo... —Intenta emitir algunas palabras, pero parece que se siente avergonzada, aunque eso se termina hasta que mira la hoja de la receta de la sangre artificial que llevo en la mano—. ¡Conque tú también la usas! —exclama dándome una palmada en el hombro, estallando de risa.
—¡Cállate! —le susurro mientras la miro con enojo—. ¿De qué hablas?
—De la sangre artificial. Pensé que era la única vampiro ridícula que lo hacía, pero ya veo que tú también la ingieres —dice con tranquilidad y sorna a la vez.
Trago saliva y trato de esconder la hoja de la receta, pero ya es demasiado tarde para negarlo. Aún así me quedo en silencio.
—¿Ya terminaste de prepararla? —me consulta la de cabello castaño mientras se acerca a la mezcla.
—No —me limito a contestar.
—Te espero entonces, yo ya tengo la mía. —Sonríe y me muestra un bolso lleno de frascos con la sangre artificial.
—No es necesario —digo, rodando los ojos—. Que yo sepa vine solo.
—No importa, igual te esperaré —habla mientras cruza sus brazos y toma asiento en un banco.
Tomo los últimos ingredientes que necesito y los añado a la mezcla. Una vez que ésta tiene la consistencia adecuada, proceso a introducirla en los pequeños frascos y luego los guardo en mi bolso con cuidado para evitar quebrarlos.
—Listo —musito mientras procedo a colocarme la mochila de color negro—. Andando.
Nos encaminamos hacia la salida dando pasos suaves, pero en ese instante escuchamos unos prominentes pasos acercarse al laboratorio que nos hacen reaccionar de inmediato. Yo procedo a esconderme bajo una de las largas mesas de color blanco, y luego Lily también lo hace, y justo a tiempo, ya que en ese preciso instante se abre la puerta de manera brusca e ingresa el profesor Mark Dössel emitiendo algunos silbidos en tono alegre.
—Está muy feliz, qué extraño —murmura Lily mientras lo observa detalladamente.
—¡Cierra la boca! Puede escucharnos —le digo entre susurros mientras le tapo la boca con la palma de mi mano.
—¡Ya deja de callarme! —replica en voz baja luego de quitarme la mano de su boca con fuerza.
El profesor se acerca hacia una esquina de la pared donde está colocada una simple fotografía de frascos con sustancias químicas y la quita, dejando en descubierto que detrás de ella hay una caja fuerte y que no era tan sencilla e inútil a como se veía. Ingresa el código correspondiente para abrir la caja y saca de ella una gran cantidad de dinero, guardándolo con velocidad en un bolso que ha traído consigo mientras observa constantemente a sus espaldas. Luego la cierra y cuelga la fotografía nuevamente para después marcharse como si nada hubiese pasado con la mochila llena de billetes, entonando unos silbidos aún más alegres que los anteriores.
Cuando pensamos que la hemos librado, se frena por un momento en la entrada y comienza a olfatear intensamente. Se da la vuelta y mira de reojo todo el lugar con cautela.
—No te muevas —le digo a Lily al oído.
El hombre parece no encontrar nada extraño en su inspección del aroma y se marcha, silbando nuevamente y cerrando la puerta.
—¡¿Viste eso?! —exclama Lily mientras se pone de pie—. De haber sabido que ese dinero estaba ahí me lo habría robado —pronuncia con enfado mientras exhala, cruzando sus brazos—. No parecía que ese profesor tan idiota tuviese tanto dinero.
—Tienes razón. Es muy extraño —opino—, pero no es algo que me interese —añado mientras me encamino a la salida.
—¿Y si revisamos sus cosas para ver si tiene algo sospechoso? —propone Lily con una sonrisa.
Me freno y me doy la vuelta para mirarla.
—No creo que sea lo ideal.
—¡Anda! No seas aburrido —me insiste, sacudiéndome el brazo—. De cualquier manera si tú no lo haces yo igual lo haré.
Finalmente accedo, ya que no puedo negar que me genera un poco de curiosidad, y comenzamos a revisar todo el lugar en busca de algo que nos llame la atención. En un principio rechacé la propuesta de Lily porque prefería esperar a que ella se marchara y revisar yo solo, pero parecía muy convencida de quedarse aún sin mi presencia. Empiezo a buscar en el escritorio, revisando cada uno de los cajones que tiene, encontrándome con una gran cantidad de papeles que procedo a leer, donde hablan de los antecedentes penales por estafa y robo de Mark Dössel.
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Editado: 16.11.2019