—¡Un momento! Alto, deténganse todos —interrumpe la directora.
—¿Qué sucede señora directora? —pregunta Judith confundida.
—Es Dressler Gärtner, el hijo del conserje. No ha regresado del sanitario, lo había olvidado. —Empieza a frotar su barbilla pensativa.
—Iré rápidamente a ver qué sucede con él señora directora, ya regreso —dice la asistente mientras sale de la capilla rumbo a los servicios sanitarios.
—Hay otro anuncio también estudiantes —dijo tras haber terminado de susurrarse con los especialistas. Comenzó a caminar hacia donde estábamos todos nosotros, sus pasos se escuchaban fuertemente en la capilla, el resonar de sus tacones provocaba que el ruido fuera aún mayor—. Los especialistas han decidido que el o la estudiante que haya tenido la mejor nota en la primera prueba será admitido de inmediato a la universidad, sin tener que hacer esta segunda prueba.
—Creo que eres tú Ámbar —susurró Keren alentándola.
Al escuchar las palabras de la directora, inmediatamente dirijo mi mirada hacia ella. Esa noticia me resulta como una luz al final del túnel, había sacado una nota de cien en la primera prueba, así que no puede haber nadie con una calificación más alta que yo.
—Keyland Blood, felicitaciones. Ya es oficialmente un miembro de la universidad Medical Mörder —anunció la directora no muy convencida.
—¡Qué suertudo! —habló Keren.
—¡Esto no puede ser posible! ¿Cuánto sacó él de calificación señora directora? —habló molesta Sarah Tinkerbell, la que se supone que había salido de la universidad tras reprobar la primera prueba.
—Él obtuvo una nota perfecta, sacó cien —le respondió seria la directora.
—Vaya, eres muy inteligente. Me ganaste por cuatro puntos, yo saqué noventa y seis —me susurró sorprendida Ámbar, aunque no la noté envidiosa, sino más bien emocionada.
—¿No es que tú ya habías reprobado la primera prueba Tinkerbell? —le habló Keren en un tono despectivo.
—¡Claro que no! Era obvio que todo fue un error de las personas que revisaron el examen, yo jamás podía quedarme fuera —respondió egocéntrica Sarah.
—Sí claro, un error de dinero seguro... —dijo Keren entre dientes, aunque todos la escucharon perfectamente.
—¡Ya basta! No quiero oír una sola palabra más sobre este asunto. Y usted señorita Franz, no se meta en asuntos que no le corresponden. —La directora dirigió su mirada hacia donde se encontraba Keren—. Blood, usted ya puede retirarse.
Me quito rápidamente la vestimenta que ellos me habían prestado junto con los guantes y la mascarilla quirúrgica. Dejo todo sobre la camilla junto a Hally. La miro por última vez antes de irme, debe agradecerle a los especialistas que decidieron aprobarme sin realizar la prueba, ya que no sé qué hubiera ocurrido con el monstruo que llevo dentro durante la cirugía, aunque prefiero no pensarlo.
Respiro aliviado, mi sed sangrienta va desapareciendo cada vez más. Me aproximo hacia la salida de la capilla, pero antes de salir la directora me susurra unas palabras al oído.
—Se ha salvado de ésta... —me susurró haciendo que sintiera un escalofrío en todo el cuerpo. La miré fijamente sin decirle nada, aunque a veces no hace falta hablar para decir una sola palabra.
Abro suavemente la puerta rústica de madera que me da la salida hacia el jardín, ella suelta un rechinado espeluznante. Un fresco aroma a flores acompañado de un viento frío me da la bienvenida al jardín de la universidad que está alrededor de la capilla. Bajo las escaleras de cemento que comunican la entrada de la capilla con el césped del jardín.
Inserto mis manos en el bolsillo y me quedo mirando un árbol, en mi mente intento procesar lo que me acaba de decir la directora, no sé si tomarlo de una mala manera; tal vez ella sabe mi secreto y lo difícil que la estaba pasando antes de empezar a hacer la cirugía con tantas tentaciones. Aunque también no puedo ignorar la otra posibilidad, ya que puede que ella sólo me dijo eso para decirme que me había librado esta prueba, aunque no puedo confiarme.
El tono con el que me dijo la frase me deja mucho que pensar, y más con la conversación que escuché entre ella y la bibliotecaria en la dirección, ahora solo me queda descubrir qué pasa, y si es así, que tanto sabe la directora Teressa sobre mi condición.
Camino por todo el jardín sin rumbo alguno, sólo mirando el cielo y preguntándome qué hice para merecer esto, ser un vampiro para muchos sonará interesante y divertido, pero para mí es todo lo contrario. Es algo que me mantiene con mucho estrés y preocupación, nunca sé cuándo voy a atacar a alguien, mis instintos lo hacen involuntariamente.
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Editado: 16.11.2019