—¿Sangre? —Miro mi dedo y veo que efectivamente está lleno de sangre. Recuerdo enseguida que la sangre proviene del piso de la habitación, olvidé limpiar mi dedo—. Ah, no es nada. Sólo me pinché con una rosa.
—¿Seguro? —Me mira aterrada—. Debes tener más cuidado, yo soy muy cuidadosa con mis rosas, es por eso que no dejo que nadie las toque. —Comienza a acariciar las rosas rojas que posee en su florero, su mirada se ve algo psicópata.
—Bueno, ya tengo que irme —digo tras sentirme incómodo en el lugar.
—¡Espera! ¿No quieres que te cure la herida? —pregunta Grace, pero la ignoro.
Me retiro de la biblioteca dejando un gran silencio en el oscuro lugar de lectura, muchos secretos se esconden en ese lugar, pero pronto los descubriré. Me recuesto sobre una pared y tomo una bocanada de aire, al final no pude obtener nada de Grace y terminé metiéndome en un lío, ojalá que no comente la situación con nadie, no creo que se haya creído de que la sangre que tengo en el dedo es porque me pinché el dedo con una rosa.
Luego de retomar las fuerzas suficientes, camino hacia el laboratorio de química, pero antes paso por un lavamanos de los tantos que hay en los pasillos de la universidad y me enjuago las manos para quitar los rastros de la sangre artificial. En la biblioteca no obtuve nada, pero en el laboratorio tendré las huellas digitales de la carta y crearé la sangre artificial. Es la primera vez de que la universidad está tan sola, todo se debe a que los demás se encuentran en la capilla realizando la prueba, aunque ya han pasado más de veinte minutos y la cirugía ya debería de haber terminado.
El ambiente se siente tenso, la vibra no es para nada agradable. En el aire que recorre cada rincón del pasillo se puede sentir una incertidumbre terrible, además puedo percibir un olor a muerte. Algo malo está sucediendo en la universidad.
Al llegar al aula del profesor Mark, puedo notar de que se encuentra llena de escombros, hay algunos constructores dentro y se encuentran observando cada rincón del laboratorio. En seguida sale el profesor del aula con algunas maletas y cajas.
—¡Profesor! —le interrumpo para evitar que se vaya.
—¿Qué sucede joven? —Me dirige su mirada—. ¡Ah, eres tú, el de la sustancia rara de aquel día!
—Sí, soy yo. ¿Qué sucede con el laboratorio?
—Está en remodelación, la directora así lo ordenó ya que quiere que toda la universidad esté en un estado perfecto para este nuevo curso.
Parece que el destino no quiere ayudarme con mi investigación, todo lo que intento hacer me es imposible.
—Necesito un favor suyo profesor.
—Claro, con mucho gusto.
—Ocupo que me ayude con... —Me detengo. Pienso bien en lo que voy a decir, no puedo confiar en nadie, al decirle sobre el asunto de la carta comenzará a hacerme muchas preguntas de que por qué quiero saber las huellas digitales, e inclusive le puede decir a la directora—. No es nada, olvídelo.
—Sabes que puedes contar conmigo, estoy para ayudarte. Como adulto responsable puedo orientarlo si tiene algún problema. —Se le caen todos los objetos que lleva en la caja, provocando que sus documentos estén esparcidos por todo el suelo y los artefactos de vidrios se quiebren por completo.
—Sabe, ya debo irme. Creo que estará ocupado un buen rato.
—¡Espera! ¿No necesitabas ayudas?
Me alejo de allí corriendo con gran desesperación, todo comienza a estar en mi contra, mis ideas son interrumpidas por distintos factores que hacen que se vayan a la basura. Comienzo a caminar por el jardín nuevamente, el clima está muy frío y el día está cada vez más oscuro.
Observo una banca de madera y me siento en ella, me quedo mirando el cielo un buen rato. Las nubes se impulsan con el viento formando interminables figuras en el imponente techo del mundo, algunas aves vuelan hacia otros sectores para protegerse de la corriente de frío que se avecina en la ciudad. Logro que mi mente se relaje unos segundos y recuerdo algo a lo que no le había tomado mucha importancia.
En la sala de computación vi una computadora que estaba encendida, le eché un vistazo y comprobé de que se encontraba ingresada en un blog para vampiros, luego al lugar ingresó Lily McGonagle; por ende la computadora estaba siendo utilizada por ella, ya que no había nadie más en la sala de computación.
Mi pregunta es: ¿Qué hacía ella en una página para vampiros?
A menos de que también ella sea una vampiresa, ya no se puede confiar en nadie. Nunca sabemos los oscuros secretos que puede esconder un ser, como yo. Puede que muchos me vean como un tipo muy tranquilo y relajado, sin saber todos los oscuros secretos que guardo dentro y en el monstruo en que me puedo convertir.
Me acuerdo de inmediato de la cita que tengo programada con ella para las cuatro de la tarde en la cafetería, mi primer pensar fue de que no iría, pero analizando bien la situación creo que ella se convierte en una sospechosa más y puedo sacarle provecho a la cita. Ella estuvo presente en el momento en el que imprimí todo acerca de la sangre artificial en la sala de computación, puede que se haya dado cuenta de lo que hacía e ingresó a mi habitación y se llevó la receta para impedir que la fabricara.
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Editado: 16.11.2019