Blood

Capítulo 51

Sobrepasamos las mil lecturas. ¡Muchas gracias! :D

 

 

Las dos puertas del gran comedor se abren y dejan ante nuestros ojos su interior. Nadie articula una sola palabra. Todos se mantienen en silencio, incluidos los profesores. Puedo observar una gran luz proveniente de la parte interna del lugar, pero se me dificulta ver más detalladamente, ya que, tanto los estudiantes como los profesores, comienzan a hacer su ingreso al comedor.

 

—¿Qué será todo eso? —pregunta Ámbar, extrañada, mientras avanza en la fila.

 

—No lo sé, pero se ve muy decorado —responde Keren sin quitarle la mirada al interior del lugar.

 

La fila continúa avanzando, obligándome a ser paciente y esperar a que llegue mi turno de ingresar; lo cual odio. Pero eso es por poco tiempo, ya que, rápidamente, llega mi turno de entrar al edificio. Pongo mi pie sobre el piso blanco del comedor y en ese momento levanto mi mirada y observo detalladamente la decoración del espacio. Lo que miro primero es un gran candelabro negro colgando del techo, el cual es imposible no ver, ya que destaca en la altura del edificio. Posee unas candelas blancas que iluminan el lugar con su fuego, complementadas con la luz artificial que está también allí presente. 

 

En las paredes, las cuales tienen una pintura color beige, están colgadas algunas guirnaldas rojas que abarcan toda la extensión del muro, y que están unidas entre sí por una fotografía impresa del rostro sonriente de la directora Teressa. 

 

—Esta señora se ama a sí misma —musita Keren, tras ver la fotografía, tratando de contener su risa.

 

Algunos fruncen su ceño al mirar esa decoración, e incluso otros se ríen, pero luego siguen su camino normalmente. Los pasos de las personas allí presentes, no son un gran ruido a comparación de la música expulsada por los violines que tocan algunos músicos presentes en la sala, los cuales seguro fueron contratados por la directora Teressa.

 

Las mesas se miran muy elegantes y ordenadas. Están divididas en sólo profesores o sólo estudiantes. No hay combinaciones para evitar molestias entre los invitados. Cada una posee un mantel blanco como principal decoración y un mantel, un poco más pequeño, color rojo, que abarca una parte de su extensión, como último detalle. Sobre ella, también están los cubiertos de plata y un plato blanco de vidrio, aún vacío, más una copa transparente. Hay bastantes sillas de madera oscura ubicadas hasta llenar los distintos espacios disponibles en cada mesa. 

 

Un hombre, vestido de traje formal, nos indica dónde debemos sentarnos. Hacemos caso a sus ordenes y procedemos a tomar asiento. Los chicos y yo quedamos todos juntos en una misma mesa. Nos mantenemos quietos, esperando a que la directora diga algo al respecto, y parece que será algo muy importante. La abundante decoración lo amerita. Los invitados permanecen sorprendidos con tanta decoración, al igual que yo, ya que no es un día especial, o al menos no lo era. 

 

—¿Ustedes también ven todo esto... verdad? —pregunta entre susurros Keren. Se mira bastante impresionada.

 

—Sí. La verdad es muy extraño que haya tanta decoración, pero por algo es. —Ámbar entrelaza sus manos—. Ya veremos qué dice la directora. Sólo hay que esperar. —Suspira y trata de tranquilizar el ambiente, como siempre.

 

Nos quedamos en silencio, sin articular una sola palabra y solamente escuchando el sonido emitido por los violines; el cual hace que la espera sea más amena. Pero entre toda esa tranquilidad en la que nos encontramos, los labios de Keren rompen el silencio de voces que había al soltar una risa que trató de contener por unos segundos; pero no pudo.

 

—¿De qué te ríes? —le consulta Ámbar disimuladamente.

 

Keren no puede contener la risa y sigue expulsándola, provocando que todos los demás integrantes de la mesa le dirijan la mirada con confusión. Ella se coloca la mano derecha sobre la boca para tratar de contenerse y que el ruido sea menor.

 

—Es el profesor... el de química. —Keren vuelve a soltar una risa—. Miren como baila... 

 

Keren señala hacia la mesa de profesores, en la cual está sentado el profesor de química, así que todos le dirigimos nuestra mirada. Permanece bailando, aunque sigue sentado en su silla, moviéndose en demasía para el sonido relajante que emite el instrumento de cuerda.

 

—Según él está impresionando con su baile y más bien está haciendo el ridículo —comento en voz baja sin quitarle la mirada.

 

—Cree que así se baila ese ritmo... —añade Luck con una risa.

 

El profesor, impulsado por otra profesora obesa y de cabello blanco, con la cual permanece riéndose, se pone de pie y comienza a menear su trasero, haciendo que todos los que están allí presentes puedan apreciar su ropa interior, ya que el agujero de su pantalón crece cada vez más a medida que baila. Algunos profesores lo toman como una falta de ética y respeto, así que apartan la mirada de la escena indignados, en especial la profesora Lotta Meyer.



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En el texto hay: vampiros, muertes, sangre

Editado: 16.11.2019

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