— ¡Hey! ¿Qué tal son las clases con All Might?
Yui exhaló profundamente. Los primeros días que la prensa había molestado ella respondía que tenía prisa y entraba evadiéndolos, pero estaba harta. Sin importarle usar su poder evidentemente pausó el tiempo y apartó a la gente. Cinco metros después de la barrera de entrada, la joven bibliotecaria dejó que el tiempo siguiera su curso; a su espalda podía oír todavía los comentarios.
— ¡Wow, se trasladó en un instante!
— ¡Niña, no tienes permitido usar tu poder!
— Es una niña muy mona...
— La prensa, lo que faltaba –bufó la chica, acelerando el paso para llegar a su aula.
Una vez entró a su clase, Yui tomó su lugar y se recostó en su mesa estirando los brazos.
Me gusta estirarme.
Sonrió. Su profesor titular entró segundos después.
— Buen trabajo con el entrenamiento de combate de ayer. Vi el vídeo y los resultados: Bakugo, eres talentoso, así que no actúes como un niño –dijo Aizawa Shota comenzando su clase– y Midoriya, ¿te las arreglaste para romper tu brazo de nuevo eh? No puedes seguir diciendo que no se puede hacer nada porque no puedes controlar tu Kosei. No es que diga la cosa una y otra vez, si es que puedes arreglar el problema del control habrá muchas cosas que podrás hacer. Date prisa con eso, Midoriya. Ahora regresemos a asuntos de la clase; lamento avisarles recién pero ahora tendremos la elección del representante de clase.
Yui tomó un cuaderno y se cubrió la cabeza con él. No dijo nada, pero por algún motivo siempre entendían el mensaje.
«A mí ni me vean»
Hubo años, en el pasado, que la chica era electa representante no sólo por responsable, sino por lo linda que era. Sin embargo, su falta de socialización la hacían desistir a mitad de curso. Tampoco le resultaba divertido y, aunque ser delegado del curso de héroes implicaba practicar ser un héroe liderando y poner a prueba la confianza, sabiduría y toma de decisiones, Yui no confiaba en sí misma para tomar un rol así. Amaba ser el lobo solitario.
«E incluso si no me gusta, no tengo opción.»
Y mientras la de largo cabello rosa buscaba no ser mencionada, los demás alumnos se precipitaron a presentarse como candidatos. Pero había un problema.
«No nos conocemos lo suficiente.»
— ¡Silencio por favor! –retumbó una voz, Iida. El chico dio un breve discurso sobre realizar elecciones con democracia y someterlo a votación de todos.
— ¿No te postularás, Hayashi? –preguntó una voz masculina a la izquierda de la pelirosa. Giró la cara sin levantarla.
— Tú tampoco pareces interesado, Todoroki-kun.
El chico de hielo y fuego se encogió de hombros. Yui sonrió.
— Oye ¿cuál es el nombre de Yaoyorozu?
— ... Momo –respondió el chico con heterocromía. La de cabellos rosas escribió el nombre en su papeleta- ¿no estarás votando por votar, cierto?
— Ella entró por recomendación y se postuló. Confiaré en sus habilidades.
— ¿Cuál fue tu puntaje en el examen de admisión, Hayashi-san? –preguntó Todoroki, depositando su papeleta en la caja que circulaba para recolectar los votos y tendiéndosela a la chica del tiempo.
— Cien puntos –respondió Hayashi, también metiendo su papeleta y tendiéndole la caja a Sato- aunque me sacaron de la clasificatoria.
— ... y te incluyeron en los ingresados por recomendación. Ya veo.
Yui se levantó de la mesa.
— Tú también eres listo.
Tras los resultados, Midoriya salió ganando con sólo tres votos seguido de Yaoyorozu con dos, quedando designados como los encargados de clase. Yui se sorprendió, porque incluso hubo una papeleta con su nombre, aunque no sabía a quién atribuírsela. Algunos comenzaron a reclamar, sin sorprender a nadie, como Bakugo y otros sólo aceptaron la derrota, como Iida. La pelirosa bostezó; nunca le había pasado que en una clase todos votasen por sí mismos y por ello ganaran candidatos con apenas otro voto aparte del propio. Sabía que no se conocían lo suficiente y tal vez confiaran en sí mismos, pero si querían ser héroes, debían de aprender que no todos podían tomar el mando en una batalla.
«Egoístas.»
— Entonces, el representante de la clase será Midoriya y el representante adjunto, Yaoyorozu –anunció el profesor, con Midoriya en pánico escénico, delante de todos. Era cuestionable el hecho de que el chico que había acabado en enfermería los dos primeros días habría recibido más votos que cualquiera. La chica pelinegra suspiró.
— Qué irritante...
Todavía tenían temas de clase que tratar, pero entonces, el teléfono de Yui vibró.
Sin ser notada, la chica pausó el tiempo, tomando su estuchera y un cuaderno nuevo y salió del aula, rumbo a la enfermería. Entró sin llamar y encontró que sólo estaba Recovery Girl, leyendo. Yui exentó a la viejita del efecto paralizador de su Particularidad.