Durante mucho tiempo, Jimin supo que algo le faltaba a su vida, algo o alguien que le hiciera sentirse menos vacío. Durante su vida trató de llenarlo con muchas cosas; caballos, joyería y vestimenta, pero ninguna de esas cosas le sirvió. Hasta que comenzó a refugiarse en la comida y de cierta manera le ayudó a sobrellevar las cosas que le estaban pasando, desde su vacío emocional hasta la enfermedad de su padre.
Por eso obtuvo sobrepeso y su padre como el buen y cariñoso padre que era le decía que parecía una hermosa y tierna bolita que daban ganas de abrazarlo para nunca soltarlo. Mientras que la bruja de su madre, le decía que estaba feo, grasoso y que nunca nadie llegaría a amarlo si seguía así. Y para ser sinceros, no le importaban las palabras de su progenitora porque tenía a su padre y a sus bonitas palabras. Pero cuando éste murió, las críticas de la mujer comenzaron a ser más constantes y con lo destruido que estaba Jimin por la pérdida de su padre, esas palabras le calaron muy fuerte.
Por lo que esta vez comenzó refugiarse en el entrenamiento que los guardias y caballeros tenían. Se la pasaba día y noche entrenando en el segundo reino, apenas y dormía. Y ahí fue cuando conoció a Taemin, éste lo cuidó y ayudó cuando vio que Jimin ya estaba sobrepasándose, pero confundió la amabilidad con sentimientos correspondidos y todo terminó en un matrimonio forzado por los padres de Taemin y la madre de Jimin.
Y el día de su boda, fue cuando apareció esa pieza que le faltaba a su vida. Lo supo en cuanto sus ojos se conectaron y se aferró a él para que no se alejara.
—¿Regresarás a Arbogs?—preguntó Yoongi sacándolo de su ensimismamiento. Giró la cabeza para verlo y soltó una risa cuando vio que su hyung tenía una coleta, probablemente hecha por Jungkook.
Durante los días que llevaban juntos, después de salir del quinto reino, Jimin le había contado que descubrió su verdadero origen y que su padre quería que reinara pronto.
—No lo creo, a menos que usted vaya conmigo—sus ojos fueron hacia la tímida sonrisa de Yoongi y acarició efímeramente su mejilla.
—Sabes que no puedo entrar ahí—habló calmo y con un toque de tristeza en su voz—. La magia de Arbogs y la de sus habitantes es pura y la mía es... bueno, es peligrosa.
—Entonces no volveré, prefiero perder un reino; que a decir verdad no creo poder liderar, que perderlo a usted—le hizo saber con total determinación, su mano fue a la de Yoongi y la apretó ligeramente—. Los lujos no me darán la felicidad que usted me da.
—Debí haber hecho algo muy, muy, muy grande y bueno para poder estar aquí contigo.—dijo con un toque de diversión en su voz. Jimin soltó una pequeña risa y dejó rápidamente un beso en la nariz de su hyung.
[...]
—Quita esos ojitos de perrito regañado y cuéntame que te sucede, Jungkookie—demandó Taehyung con delicadeza mientras se sentaba a su lado y pasaba su brazo por los hombros del azabache.
—No pasa nada, hyung—trató de tranquilizar mientras le regalaba una sonrisa, aunque ésta era débil y Taehyung de dio cuenta.
—Te ves como yo cuando creí que mi hermoso bebé no me correspondía mis sentimientos—trató de bromear pero calló abruptamente cuando Jungkook soltó un quejido. Y se maldijo entre dientes.—¿Es eso? ¿Tienes un amor unilateral, pequeñín?
Jungkook asintió rendido y dejó caer su cabeza en el hombro de su hyung, así que Taehyung comenzó a acariciar los suaves cabellos del pequeño.
—¿Puedo saber?—la suave voz del de cabello grisáceo entró por los oídos de Jungkook, tranquilizándolo y animándole a por fin soltar todos esos sentimientos que llevaba callándose por años.
—Joonie hyung...—susurró con tristeza ocultando su rostro en el brazo de Taehyung.
El mayor se quedó en silencio, altamente sorprendido, porque Jungkook nunca había dado ningún indicio de sus sentimientos. Él siempre halagaba a Namjoon, alardeaba sobre lo genial que era y sobre sus músculos, pero siempre creyó que lo hacía porque lo admiraba como a un hermano. Que se sentía agradecido de que una persona como Namjoon fuese su familia.
—¿Cuánto tiempo?—continuó preguntando, aunque tanteando el terreno para saber cuando parar y no incomodar a Jungkook.
—Cuatro años...—soltó susurrante, aún sin apartarse de Taehyung.— Hasta los quince años sólo lo veía como mi hermano y mi mejor amigo. Pero todo cambió cuando el señor Kim dio la noticia de que emparejaría a hyung con la princesa del segundo reino... yo me sentí muy mal y comprendí que ese dolor no era porque Jonnie se fuera de casa, sino por algo más.—se quedó unos segundos en silencio para respirar tranquilo y por fin apartar su rostro del brazo de Taehyung— Cuando después de unas semanas, el señor Kim regresó con Namjoon hyung casi arrastrándolo y supe que había tenido sentimientos por el "bastardo" como lo llamó el padre de hyung, me sentí bastante mal y... lloré. Entonces lo supe, me había enamorado de él.
—Jungkook...—comenzó a hablar Taehyung después de unos segundos de silencio.
—No fue fácil ocultar esos sentimientos—le interrumpió, comenzando a soltar lágrimas—. Traté de hacer que no existían, que lo que sentía por él sólo era admiración, pero se iban intensificando cuando me sonreía y me decía que lo había hecho genial en el entrenamiento mientras me abrazaba.—limpió sus lágrimas con el puño de su chaqueta y continuó hablando— Llegó un punto en el que creí que ya era demasiado obvio y traté de alejarme un poco pero no pude, jamás podría... así que sólo los reprimí.