Borden

Capítulo 6.


Stacey

Me había pasado las últimas noches intentando adivinar como pensaba aquella macabra persona que se mantenía en las sombras, oculta de cualquiera espectador y aterrorizando a los habitantes del pueblo. Estaba segura de que el asesino intentaba decir algo, marcar a sus víctimas con una cinta se veía demasiado macabro a mis ojos, y simplemente no podía entender qué quería llevar a cabo.

Suspiré frustrada por todo lo que estaba pasando en el pueblo. Entonces, mientras me disponía a beber una caliente taza de café y observaba las gotas de lluvia bajar con lentitud por el viejo vidrio de la ventana, la puerta del despacho se abrió y Tavish entró con una mueca de preocupación en su rostro.

—Hay alguien que quiere rendir una declaración. — explicó cuando únicamente me lo quedé observando. Sus manos se pasaron por su ya de por si despeinado cabello, volviéndolo un desastre mayor.

—¿Declaración? — pregunté, un poco incrédula.

Las diversas visitas que había hecho el cuerpo policial a cada hogar en Grier para buscar un posible testigo les habían hecho darse cuenta de que encontrar a uno era simplemente imposible, pues de la boca de aquellas asustadizas personas siempre salía un no por respuesta, el simple hecho de que ahora hubiera alguien dispuesto a testificar parecía ser un cálido rayo de sol en medio de un día gris y lluvioso.

—¿Y quién es? —seguí preguntando.

—El doctor Carter. El padre de Will.

Mis cejas se alzaron con sorpresa al escuchar las palabras de Tavish.

—¿Es en serio? — la tasa de café se desplazó de mis manos hasta la madera fría del escritorio, para detenerme a observar a Tavish, perpleja— ¿y qué piensa decir?

—No lo sé, Stacey— se acercó al escritorio para observar algunos de los papeles que permanecían esparcidos— pero ha pedido resguardo porque al parecer alguien no quiere que hable, así que lo mantendremos escoltado en el interior de esta comisaria mientras confiesa lo que sea que vaya a confesar.

Vaya. Aquello parecía ser simplemente una fantasía. Que el padre de Carter rindiera una declaración ayudaba a avanzar en todo este mierdero donde no sabíamos realmente a quién perseguir, íbamos detrás de una sombra peligrosa y no sabíamos realmente qué imagen tenía, ni siquiera un pequeño destello que nos ayudara a identificar con quién estábamos tratando.

Después de quedarme completamente sola de nuevo, volví a observar por la ventana. Las gotas de lluvia habían terminado su recorrido y el viento movía con suavidad los árboles que pertenecían al espeso bosque. Suspiré, observando como detrás de aquella vieja comisaria solo había monte, frio y oscuridad. Lo último, siendo lo más notable, debido a que se respiraba un aire pesado dentro y fuera de aquellas paredes.

***

«Entonces entra y ponte a salvo, y cuéntale a tu madre»

Alcé la cabeza de golpe cuando alguien tocó con fuerza la madera vieja de la puerta del despacho. Mia a unos cuantos metros, lo hizo igual. Empecé a escuchar demasiado ruido afuera de la oficina cuando esta se abrió y un oficial entraba con una mueca de estupefacción. Mia me miró confundida y yo me encogí de hombros al no saber que estaba ocurriendo.

—Deberían ver lo que sucede afuera.

Sus palabras fueron rápidas, salieron de su boca en un tono sorprendido. Mia y yo nos observamos curiosas, y después de haberlo deliberado en tan solo segundos, decidimos seguir al oficial que ya había salido del despacho con rapidez.

Al salir, vimos entonces como todo el personal de la comisaria se hallaba revuelto, algunos preocupados, muchos otros estupefactos, igual al oficial que había entrado en nuestro despacho. Lo que sea que estuviera ocurriendo era grande, pues aquellas caras sorprendidas no se veían mucho por este lugar. Mia y yo salimos, donde el ruido era mucho mayor y las caras de sorpresa abundaban.

Rodeaban la calle principal y al mirar sus caras no sabía si lo que ocurría era malo o era bueno, si era peligroso, quizá malvado, no sabía nada, pues en los rostros de los policías solo había estupefacción. Me giré hacia Mia que parecía estar buscando un lugar para ver bien lo que ocurría, porque incluso las personas que vivían más cerca se habían ido hasta ahí a inspeccionar el suceso.

—¿Qué pasó? — le pregunté mientras empujaba a algunas personas.

Mia se encogió de hombros.

—Debe ser lo suficientemente impactante para tener a todas estas personas aquí.

Asentí, de acuerdo.

Mia fue la primera en lograr salir del montón de personas que se empujaban unas a otras mientras en el fondo, los policías intentaban controlar la situación. Yo iba a observar también, por supuesto que lo iba a hacer, sin embargo, del otro lado de la calle una persona se mantenía erguida, mirándome con fijeza. Sus ojos penetraban mi cuerpo de manera intensa, a su alrededor, un aura pesada y peligrosa parecía resaltar incluso por encima del bullicio de las personas, y su vestimenta, igual a la que llevaba cuando lo había visto en la habitación de mi madre. Una gabardina grosella cubriendo sus hombros y brazos, una capucha negra ahora tapaba su cabello y solo podía ver sus ojos, pues el resto de su rostro se mantenía cubierto por un cubrebocas bastante peculiar.

Era él. Sabía que era él. Pues aquel sentimiento de presión y adrenalina en mi pecho únicamente lo había sentido aquel día en el que había escuchado su conversación con mi madre. Sus palabras aún se mantenían tibias en mi cabeza, su olor, su presencia.

En ese momento se limitó a girarse, como si todo lo que ocurriera en esa calle no fuera de su absoluto interés, parecía indiferente a su alrededor, y siguió su camino hasta perderse calle arriba mientras mis ojos seguían fijos en su espalda, hasta que ya no lo pudieron observar más, en su lugar, observaron a Carter.




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