A la mañana siguiente la lluvia fue lo primero que mis ojos vieron. Cuando abrí los ojos y los fijé en la ventana de la habitación, los árboles se movían con brusquedad, las gotas de lluvias empapaban las ventanas y el viento helado que entraba a la habitación me hicieron arroparme más con las sábanas. Luego de media hora de solo estar mirando la lluvia, decidí levantarme y buscar algo de comer.
Cuando llegué a la cocina y encontré únicamente a las chicas, solté un suspiro de alivio porque mentalmente estaba rezando por no encontrarme a Dave. A quien había estado evitando su presencia desde ayer. No quería ver como con su actitud confirmaba sus palabras.
—Hace un frío de muerte— comentó Carla, comiendo una manzana que antes había sacado de la nevera. Se acomodó con la espalda recostada en la misma y suspiró. — qué bueno que llueve, tenía flojera de entrenar hoy.
Asentí comiendo de los huevos revueltos de mi plato, donde también reposaban galletas de chocolate que Mia había insistido en comer, aun siendo tan temprano.
—Me he acostumbrado a levantarme temprano— habló Mia, agarrando una galleta para degustarla, pero esta se le resbaló de las manos y fue a tener al suelo, donde finalmente se volvió migajas. La chica puso una mueca— es raro desayunar a esta hora.
—Pero si eso no es desayuno— señalé las galletas con mi tenedor. — son dulces, y ya te has comido toda la caja.
—Scolly las compró por una razón— se encogió de hombros, agarrando otra galleta— no voy a dejar que se desperdicien.
—Lo que tú digas.
El silencio que le siguió a la conversación fue tenso. Y no sabía por qué desde que me había levantado lo sentía así. Ese peso sobre mis hombros, el silencio pesado, las voces en mi cabeza susurrándome que algo iba a ocurrir, solo me avisaban que lo que fuera iba a ser lo suficientemente malo para terminar de destrozarme. Y estaba ansiosa por ese hecho. Ni siquiera sabía qué podía ser.
Al terminar el desayuno, y no poder integrarme en la conversación que mantenían las chicas, terminé caminando con pasos pesados de vuelta a la habitación, temerosa por la presencia de Dave. No salí de allí en ningún momento, y cuando el reloj marcó las tres de la tarde y la lluvia había decido cesar, me levanté de la cama para ir a entrenar un poco porque necesitaba con urgencia mantener mi cabeza ocupada en otras cosas que no fueran Dave, la Dama de rojo, y mi madre. Tres personas que estaban a punto de volverme loca.
Cuando estuve frente a la puerta suspiré preparándome mentalmente para encontrarme con las demás personas que habitaban en la cabaña. Lo cierto era que no quería encontrarme con ninguno, pues mi cabeza aún se encontraba revolucionada y responder preguntas era lo que menos quería, en especial si se trataba de respondérselas a Scolly. Su mirada solía ser demasiado escrutadora e intimidante.
Al poner mi mano en la perilla, cuando por fin estuve lista después de varios minutos observando la puerta, esta se abrió antes de que yo la abriera. Di dos pasos atrás esperando ver a la persona que había irrumpido en mi habitación y mi corazón empezó a palpitar con fuerza cuando a quien mis ojos vieron fue a Dave allí.
Su presencia era adictiva y me había olvidado por completo que intentaba evadirlo, pues mi cuerpo no tardó en reaccionar cuando dio un paso adelante e intentó abrir los labios para pronunciar algo. La cercanía era simplemente perfecta y el calor que le producía a mi cuerpo me hacía querer acercarme más, sin embargo, fruncí mi ceño cuando los apretó, y por la rigidez a la que tenía sometido su cuerpo supe que algo ocurría. Dave estaba serio, y si Dave estaba serio había problemas.
—¿Qué ocurre? — le pregunté cuando se limitó a suspirar, evitando a toda costa mi mirada. Su mandíbula se hallaba apretada, su cuerpo tenso y sus ojos estaban apagados. Dave lucía cansado. —¿Está todo bien?
Él se limitó a asentir, dando un paso atrás y mirándome fijamente.
—Ven conmigo— me ofreció su mano mientras esperaba a que yo aceptara su repentina invitación. Su seriedad en realidad me decía que hiciera todo lo contrario a lo que esperaba, pues aquella mueca con la que me miraba no podía significar nada bueno, sin embargo, terminé por mostrarle una sonrisa y aceptar su mano.
—¿A dónde vamos? — cuestioné saliendo de la habitación con mi mano entrelazada en la de él. Se sentía cálida, cercana, y aunque en mi cabeza había imaginado miles de escenarios en el que Dave y yo volvíamos a cruzar palabra, en ninguno había esperado esto.
—Solo sigue caminando— su voz salió en un susurro. Su tono pareció indescifrable, frío, pero cuando dio un ligero apretón a mi mano lo ignoré.
La cercanía con Dave siempre se sentía correcta.
Asentí, aunque mi rostro estaba frente a su espalda. Con sus pasos rápidos me obligué a seguirle el ritmo, aunque parecía que iba apresurado, como si a donde quiera que fuéramos hubiese algo que en cualquier momento podía desaparecer.
A mitad de camino, cuando ya íbamos adentrados en los árboles, me pregunté por qué nos estábamos alejando de la cabaña, pero mi cabeza logró distraerse mirando el rostro del apuesto chico que caminaba delante de mí, pues cada cierto tiempo se giraba hacia mí, como para comprobar si seguía caminando detrás de él aun cuando su mano se mantenía entrelazada con la mía.
Después de más de media hora caminando, sorteando árboles y el monte común del bosque, Dave finalmente dio señales de detenerse, por lo que mi cuerpo imitó al suyo. Se dio vuelta rápidamente y se acercó a mí de manera apresurada.
—Escúchame— Dave agarró mis mejillas entre sus manos, acunando mi rostro y mirándome con angustia, algo que no tardó en inundar cada célula de su cuerpo, pues se veía como si algo en verdad malo estuviera ocurriendo, pero no pasaba nada, solo éramos nosotros rodeados de árboles. — tienes que saber que pase lo que pase no vas a estar sola.
Fruncí mi ceño. Mi corazón empezó a latir con rapidez, llenando mi cuerpo de nervios por la expectativa de sus palabras. ¿Por qué decía algo así?
#2847 en Thriller
#1448 en Misterio
#1134 en Suspenso
misterio amistad secretos, politica reinos poder, romance hermanos discordia secretos
Editado: 12.09.2024