Boulevard

Capítulo 15

Hasley 
Luke me dejó pasar a su casa, mis ojos escanearon todo a mi alrededor, me removí incomoda al 
sentir el vacío que habitaba en ella. Pasé un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja y me 
giré hacia el chico. 
—Es cálida —dije y luego me quedé desconcertada por mis palabras.

—¿Gracias? —dudó, acompañado de su ceño fruncido y una sonrisa lánguida. 
Estúpida. 
Sonreí sin despegar mis labios. Palpé mis mejillas intentando desvanecer un poco la vergüenza 
que sentía en esos momentos. A veces decía cosas solo para romper el silencio o dejar la tensión 
a un lado, en ocasiones simplemente no funcionaba. Esta, era una de esas. 
Miré al frente de mí donde un poco más al fondo se podía apreciar un piano, caminé con pasos 
laxos hasta el instrumento y pasé mis dedos por encima. Tenía polvo, demasiado. 
—¿Tocas el piano? —pregunté curiosa a Luke sin siquiera voltear a verlo. 
—No —respondió cerca de mi oído—. Mi hermano solía tocarlo, cuando no tenía sueño lo hacía, 
según él, calmaba su estrés, nerviosismo o solo para que se sintiese mejor. Cada quien tiene sus 
técnicas, ¿no es así? 
Asentí automáticamente. Su forma de hablar tan pausada y sin apuros resultaba ser relajante. 
Miraba a Luke directamente a sus ojos y en cortos 
segundos recorría cada extremidad de su rostro. Sus muecas faciales trasmitían varias líricas 
emocionales. Luke era demasiado apuesto y aquello nadie lo podía negar. 
—¿Nunca has intentado tocar? —murmuré más para mí que para él, aunque pudo escucharlo. 
—No me relaciono bien con los instrumentos —respondió suave, pasó una mano por detrás de su 
cuello y suspiró—. No me gustan, prefiero escucharlos, ¿tú tocas alguno? 
—¿La flauta cuenta? —Hice una mueca. 
Luke empezó a reír y me encogí de hombros. 
—Creo —musitó entre risas. 
—Dijiste que querías mostrarme algo, dime, ¿qué es? —inquirí elevando una de mis cejas. 
—Tsss —mencionó. Cerró los ojos durante unos segundos y cubrió con ambas manos su rostro—. 
Si te confieso algo, ¿prometes no enojarte? 
—Tengo la intuición de que tratará tu confesión, pero quiero oírlo por ti, así que adelante, te 
escucho. —Me crucé de brazos elevando la comisura de mis labios. 
—No hay nada que mostrarte —confesó, separó sus dedos para mirar entre ellos. Su ojo azul me 
observaba y quería morir de la ternura que me ocasionaba—. ¿Esa es tu cara de enojada? 
—¿Tú qué crees? 
—No te ves enojada.

Y no lo estaba, era imposible enojarme con él cuando actuaba como un niño asustado que está a 
punto de ser regañado. 
—Me has decepcionado, Howland —vacilé. 
Él bajó sus manos. Dio un pequeño paso hacia mí y sonrió. 
—Me gusta cómo suena mi apellido en tu voz —admitió. 
Sus mejillas se pusieron en un tono más carmesí y por un instante las mías también. 
—No puedo decir lo mismo —mentí. 
En verdad me gustaba como sonaba el mío cuando él lo decía, y más si lo mencionaba en un tono 
divertido. 
—No me importa, Weigel —bromeó ladeando la cabeza—. Volviendo 
al tema de que te mentí, tengo algo que a lo mejor sí te interese —explicó, no me dio tiempo de 
responder cuando volvió a hablar—. Ven. 
Dicho eso, me tomó de la mano y comenzamos a subir las escaleras a pasos rápidos, trataba de no 
tropezar con los escalones mientras era casi arrastrada por Luke. Esto se volvió una costumbre de 
su parte, cada que él decía un «ven», me cogía de la mano y comenzaba a correr conmigo detrás. 
Tenía que ir a su paso en el intento de no caer de boca al suelo. 
—Algún día terminaré cayendo y de paso te derrumbaré conmigo — 
amenacé una vez que nos detuvimos en frente de una puerta. 
—Caería primero por ti para bloquear tu dolor —aludió abriéndola. 
Mordí mi labio inferior hacia dentro y deambulé durante unos segundos, la mirada de Luke me 
escaneó y seguido de eso me hizo una seña con su cabeza indicando que entrara; junto a pasos 
dudosos entré. Mis ojos se abrieron al tope de la impresión, para ser hombre tenía bien 
acomodado su habitación, las paredes blancas, una de ellas tapizada de puros póster de bandas, 
sus favoritas, lo más seguro. Su cama tenía extendida una sábana negra, con almohadas blancas, 
todo allí estaba en orden, como si nadie habitara el cuarto. 
—Eres muy ordenado —murmuré, por un segundo creí que no me había escuchado, pero fue todo 
lo contrario cuando me respondió. 
—Siendo sincero, sí —admitió. 
Lo miré durante unos segundos, sus manos eran metidas dentro de los bolsillos de su pantalón, 
mientras jugaba con la herida de su labio. 
—Por un segundo imaginé tu habitación toda de negra —bromeé.

Luke soltó una risita por lo bajo y negó. 
Mis ojos fueron directo al escritorio que había en una de las esquinas, igual como el resto. Todo 
acomodado. Tenía una lámpara blanca con unas calcomanías de spiderman. Sonreí con ternura. 
Esperaba a un Luke más rudo, pero todo fue lo contrario, el chico era una especie de actor, 
utilizaba máscara y cuando bajaban las cortinas podía ser quien era. Se podía despojar del 
disfraz, aunque no le molestaba usarlo, tal vez, solo tal vez, era como una rosa: mostraba las 
espinas y si soportabas las punzadas, eras digno de recibir la rosa. 
Llamó mi atención un pequeño pizarrón con varias notas que eran 
sujetados con unas chinchillas, al parecer eran fechas o cosas importantes. 
Comencé a leer cada una de ellas sin detener a pesar de que sintiera la mirada del rubio detrás de 
mí. 
2-julio-2011 
Entonces recordé, era la misma fecha que había con un borrón en su libreta el día en que me senté 
con él por primera vez en la clase de la profesora Kearney, mi curiosidad despertó, pero la mandé 
al fondo de mi cabeza. No necesitaba que Luke se pusiera de mal humor en estos instantes. Así que 
decidí leer otra nota. 
—Primer tatuaje… —susurré. Esta vez, me giré para verlo, quien me miraba detenidamente sin 
ninguna emoción en su rostro—. ¿Tienes un tatuaje? 
—Ajá —asintió varias veces con la cabeza como un niño pequeño. 
—Y desde hace seis meses —declaré y él volvió a emitir su acción pasada—. ¿Dónde? 
—En el lado derecho del pecho —indicó. Puso su mano en dicho lugar y lo palpó dos veces 
seguidas—. Si me pongo una camisa de cuello v se puede notar. 
—¿Qué es? —pregunté curiosa. 
—¿Quieres ver? —El rubio levantó una de sus cejas con diversión y sentí palidecer. 
—Ahmm n-no —respondí en un tartamudeo. Luke carcajeó y desvié mi mirada al suelo. 
—Solo tendrás esta oportunidad —sentenció. 
Tragué saliva y regresé mis ojos a la anatomía del chico. Mis ojos se abrieron a la par y supe que 
en cualquier momento caería al suelo. Mis mejillas picaron tomando un color rojo y mis manos 
sudaban por el nerviosismo. Veía el torso desnudo de Luke. Su piel cubierta era más pálida y 
justamente como había dicho, el lado derecho de su pecho estaba tatuado. 
—¿E-esta es tu forma d-de flirtear? —Las palabras se me enredaban y tenía la necesidad de 
querer hundir mi rostro en una almohada.



#5095 en Novela romántica

En el texto hay: desamor, amor

Editado: 05.01.2024

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