—¡Jiwon, hijo mío!, ¡es un placer volver a verte! —exclamó la mujer que estaba parada en frente de ellos, la cual poseía un corto cabello negro azabache, ojos castaños oscuros maquillados con tonos fríos de color morado, piel blanca y una vestimenta formal acompañada con accesorios lujosos como el collar de perlas en su cuello.
—¿Madre?, ¿qué haces aquí? —preguntó impactado de que una escena como esta estuviera pasando en su oficina.
—Estaba en el set de la producción en la que estoy trabajando, llegó el descanso y pensé que podría pasar a verte, ¡soy tu madre después de todo! —respondió—. Así que está es tu oficina, es bastante… Simple —comentó mirando el lugar con desagrado, mientras tomaba una pequeña planta que estaba en el escritorio.
—Así me gusta. —Se la quitó y la colocó en su lugar.
— Uh, bueno, me gustaría poder hablar contigo más en privado, si a tu subordinado no le molesta claro.
Aunque le costará creer que esto estuviera pasando, no tenía tiempo para lidiar con ella, pero la conocía muy bien, si no hacía lo que ella pedía no se marcharía tan fácilmente y aunque lo hiciera puede que hiciera alguna escena para chantajearlo, no quería arriesgarse así que como siempre obedeció sus órdenes.
—Kim, retírate por favor —indicó a su secretario.
—Sí, señor. —Hizo una reverencia y se marchó cerrando la puerta.
Hubo un breve silencio antes de que alguno de los dos se decidiera a hablar. Jiwon se sentó en la silla de su escritorio, mientras se preparaba mentalmente para la conversación.
—Bueno, ¿y cómo has estado hijo mío? —pregunto su madre con un tono alegre que no era muy propio de ella.
—¿Qué necesitas de mí, madre? —preguntó sin rodeos yendo al grano.
—¡Oh! ¿En serio vas a tratarme así de distante? Soy tu madre Jeong Jiwon —reclamó con voz autoritaria y mirándolo de forma desafiante.
«Mira quien lo dice, nunca en tu vida te dignaste a mantener contacto conmigo desde que me gradué, soy yo quien intenta hacerlo contigo», pensó bastante molesto.
—Solamente preguntaba, después de todo no hemos tenido contacto en meses.
—He estado ocupada, Jiwon, la industria del entretenimiento es bastante demandante, pero claro, seguro no se compara con ser el próximo CEO de una marca de gran prestigio —añadió dibujando una sonrisa en su rostro—. Sabía que llegarías muy lejos, hijo mío y eso me hace sentir orgullosa.
—Gracias, por tomarte la molestia de venir hasta mi oficina a verme.
—Siempre es un placer ver a mi único hijo —respondió sonriente y con voz alegre—. Por cierto, escuche que estás a cargo de una gala que está organizando la marca y me preguntaba… ¿Llevarás pareja a la gala de esta noche? Porque si no tienes a nadie yo podría ir contigo, como tu madre tengo la responsabilidad de acompañarte para que no vayas solo.
«Así que por eso viniste», pensó al confirmar sus sospechas, después de todo su madre no se tomaría la molestia de venir hasta su oficina solo para decirle lo orgullosa que estaba, aunque bueno, eso era algo nuevo.
—Lo lamento madre, mi invitación es exclusivamente para mí, así que iré solo, pero no te preocupes, estaré muy bien si no tienes algún asunto más que discutir. ¿Puedes marcharte? Tengo cosas que hacer.
—¿Cómo puedes tratar a sí a tu propia madre? —reclamó con gran indignación—. Bien, entonces me iré.
—Ya era hora —murmuró aliviado de no tener que soportar más su presencia.
—Pero, me gustaría felicitarte antes. —Lo miró con superioridad—. Felicidades, Jeong Jiwon, tú nunca me decepcionas…
—¡Uh! —Al escuchar esas palabras, una sensación desagradable invadió su pecho.
—Que tengas un buen día, hijo. —Fue lo último que salió de su boca antes de marcharse.
Lo último que escuchó de su madre fue el sonido de sus tacones alejándose, una vez solo respiró hondo, intentando alejar el estrés que la visita inesperada e indeseada había generado en él, sobre todo por aquellas palabras que su madre siempre decía al final de cada conversación. Y aunque pocas veces escuchaba a su madre decirle lo orgullosa que estaba de él, el sentimiento de vacío seguía siendo prominente acaso. ¿Era lo que se sentía estar cerca de la cima?
—No tengo tiempo para esto. —Suspiró intentando mantener la calma—. Si me enfocó en el trabajo, pronto olvidaré esto.
—¡Hola, Jiwon! —lo saludó una voz robótica que se escuchaba desde un pequeño aparato en un estante cercano, el cual tenía la forma de esfera con una pequeña luz que se movía simulando un ojo—. ¿Cómo estás hoy? —preguntó animado.
—Me imagino que acabas de ver lo que acaba de pasar —respondió con los ánimos bajos—. Supongo que el día de hoy será estresante.
—¿Quieres que reproduzca la música jazz que guardas para estas ocasiones?, ¿o preferirías hablar de lo que te estresa? —preguntó para intentar animarlo al escucharlo así.
—Aunque me gustaría, tengo cosas más importantes ahora en las que concentrarme, pero gracias por la sugerencia —dijo mientras frotaba su sien.
—Entiendo —respondió—. Pero si necesitas ayuda sabes que puedes llamarme.
—Muchas gracias por querer ayudar, Minyong…
—No hay de que, Jiwon.
Minyong era la IA que, Jiwon, había adquirido hace un largo tiempo cuando estaba trabajando en Blue Rose. En ese tiempo aún era estudiante, sin embargo, gracias a sus méritos y esfuerzo había logrado asegurarse un puesto de trabajo que era el que actualmente estaba ocupando. Debido a que aún no tenía a Kim y no encontraba un secretario competente, fue que decidió adquirir a Minyong. Pues según la compañía que lo había creado aseguraba que era el asistente personal perfecto, capaz de realizar tareas con gran excelencia y con un margen de error menor al uno por ciento, con el extra de que la empresa podría personalizar su configuración para adecuarse a ciertas necesidades de su usuario claro a cambio de una módica cantidad de dinero. Pero el momento exacto donde su amistad de humano-IA comenzó fue cuando él mismo le dio el nombre de Minyong.