El señor Moon tocó el auricular en su oreja izquierda y mientras daba la indicación para dejar pasar a su hijo, Jiwon mantenía una postura fuerte e imponente. Debía mostrarse como tal para no verse débil ante su posible rival, no dejaría que lo desplazaran tal fácilmente, aunque se tratara del hijo de su superior. Sin embargo, al abrirse la puerta se quedó con la mente en blanco.
—Joven Jeong, me gustaría presentarle a mi hijo —dicho esto, el jovencito junto a él hizo una reverencia.
—Es un gusto conocerlo, señor Jeong. Mi nombre es Moon Soono —dijo el jovencito de ojos azules y cabello rubio bicolor.
Fue en el momento que pudo sentir como su mandíbula se dejaba caer. Su cerebro no lograba procesar nada de lo que estaba pasando, de todas las posibles imágenes que se había hecho sobre el hijo del señor Moon, definitivamente ninguna encajaba con la que sus ojos estaban viendo, la diferencia abismal entre ambas imágenes lo hizo hacer corto circuito.
—Es… Un gusto para mí conocerlo a usted, joven Moon —respondió Jiwon con una reverencia, aún le costaba creer que esto estuviera pasando.
—Queríamos que Soono mantuviera una vida tranquila, después de todo no es fácil ser hijo de alguien a quien los medios lo persiguen todo el tiempo —comentó la señora Jiyun—. Como él ha vivido gran parte de su vida fuera de Corea, le es difícil adaptarse, es por eso por lo que requerimos de su ayuda.
—Sé que está muy ocupado joven Jeong, pero no le pediríamos esto si no confiáramos en usted, además considero que ambos tienen cosas en común, igualmente si no se encuentra dispuesto lo entenderemos —añadió el señor Moon.
—No se preocupe, señor, puedo hacerme cargo, no es ningún problema para mí —respondió Jiwon haciendo que los mayores sonrieran en señal de aprobación.
—Mi niño, no le des problemas al joven Jeong, ¿entendido? Aunque bueno, ¿cómo podría darle problemas a alguien mi pequeño angelito? —preguntó irónicamente el patriarca dirigiéndose a su primogénito y tirando de su mejilla.
—Papá, aquí no por favor —se quejó el más joven con las mejillas rojas intentando librarse del agarre de su progenitor.
—¿Qué? Podrás ser un adulto, pero siempre serás mi pequeño consentido —respondió apretando más su agarre.
—¡Mamá! —chilló el joven por ayuda.
Al ver la escena, Jiwon empezaba a sentirse incómodo, por el hecho de estar viendo al señor Moon, comportarse de aquella forma tan cariñosa y melosa, pues, aunque su superior solía mostrarse amable y sonriente de vez en cuando, también podía llegar a ser muy estricto y autoritario.
Después de la escena incómoda, el señor Moon y la señora Jiyun procedieron a explicarle los últimos detalles sobre el asunto, tiempo en el cual pudo sentir varias veces los ojos del más joven de la familia en él. Pero cada que lo atrapaba este apartaba la vista, parecía estar bastante avergonzado por lo sucedido anteriormente que no podía sostenerle la mirada. De solo ver la vergüenza en el rostro, hacía que él también se sintiera de esa manera cada que lo miraba. Cuando su superior y su esposa terminaron de aclarar los últimos detalles, se dispusieron a marcharse con Soono, pero Jiwon, quien quería hablar con el rubio más joven, pidió ser él quien lo llevara a casa.
—Así que… Moon Soono, realmente no me lo esperaba —dijo el azabache para romper el hielo, pues desde que se habían quedado solos ninguno se había animado a emitir palabra—. Aunque tú y tu padre son como dos gotas de agua, incluso de pensar en que no pude darme cuenta de algo tan obvio me hace sentir como un tonto.
—Lo siento mucho, Jiwon, ¡digo! Lo siento mucho, señor Jeong —se corrigió el rubio agachando la cabeza.
—¿Uh? Sabes que no hay necesidad de llamarme de esa manera —dijo confundido por la manera en la que lo había llamado, era como si empezara a poner una barrera entre ellos.
—Pero, lo ocurrido en el set, todos me miraban de forma tan extraña cuando le llame por su nombre —respondió entrelazando los dedos con torpeza—. No quiero causarle problemas por mi imprudencia, ya tuvo suficiente con lo que paso con… —En ese momento Soono se detuvo y por su mirada parecía estar meditando sus palabras—. Tuvo suficiente con lo que paso con el señor Monteiro.
Jiwon se sorprendió por lo que había dicho, pues de llamar al susodicho por su nombre paso a referirse a él de una forma más formal, marcando una distancia entre ambos. Sin embargo, aunque le alegrará que estuviera distanciándose de Monteiro, no le gustaba que también pusiera esa barrera entre ellos dos.
—No debí pedirle que lo invitara, en serio no creí que él fuera a comportarse así, realmente, siento mucho lo que ocurrió —se disculpó haciendo una reverencia.
Jiwon estaba confundido y a la vez molesto, no entendía por qué el jovencito rubio asumía la responsabilidad de algo que había sido un “accidente” y por el otro lado estaba molesto de que fuera él quien se estuviera disculpando pues, aunque se refería a lo ocurrido como un “accidente”, estaba más que seguro que el responsable real era Monteiro. Y cuando el más joven levanto la cabeza, él no dudo ni un segundo en envolverlo entre sus brazos, buscando consolarlo, algo que tomó al de ojos celestes por sorpresa.
—Basta, no puedes seguirte culpando por algo que no fue culpa tuya —dijo el de ojos castaños mientras pellizcaba una de sus mejillas—. Si sigues así tendré que forzarte a sonreír a base de pellizcos.
—¡Eh! —Antes de que pudiera seguir, Jiwon apretó más el agarre, haciendo que frunciera el ceño.
—Soono, no tienes por qué culparte, fue un “accidente”
—Pero. —Cuando estaba por decir que, Monteiro fue quien ocasionó la caída de la mesera, Jiwon jaló más fuerte.
—No fue tu culpa —interrumpió de nuevo el azabache—. Tú no tuviste nada que ver con lo que paso.
«O con lo que hizo ese idiota»