Historias de fuego y agua-1

Fuego, recorriendo mis venas, ardiente.
Fuego, abrasando mis pulmones, impidiéndome respirar.
Fuego, en tu mirada y en la mía, mostrándonos el pavor.
Fuego a nuestro alrededor, fuego dentro de nosotros.
El fuego es real, y nos mantiene encerrados.
El fuego quiere matarnos, y nosotros sobrevivir.
Es el fuego, el elemento cambiante, el único que posee vida en esta habitación.
Ya no queda nada, porque el fuego hambriento devora todo.
Ya no queda nada, no había mucho que ofrecer al fuego.
Y aquí es donde aparece el agua.
Calmando al fuego, obligándolo a morir.
Refrescando nuestros cuerpos calcinados, aunque sea tarde para salvarnos.
Creando sucios arroyos cubiertos de ceniza.
Corriendo los recuerdos y las marcas.
Aquí es donde aparece el agua.
Donde aparece la esperanza.
Mis pulmones ya no arden, ya no sienten, ya no respiran.
Pero los de alguien más lo hacen, y para esa persona el agua es la única salvación.
O quizás al ver lo que ha pasado prefiera un pote de veneno...
Como fuera, el fuego y el agua han jugado esta noche, y a la luz del día se ven los desastres que han causado.
Parecen dos amantes que no pueden estar juntos, siempre creando caos al encontrarse, consumiéndose el uno al otro al estar cerca.
Parecen contrarios, pero son complementos.
Parecen enemigos pero provienen del mismo sitio.
Se conocen mejor de lo que pensamos.
Y de noche les gusta salir a jugar, aun cuando eso implica destruir todo a su paso.
Hay veces en que el fuego viene solo, peleado con el agua, y quema muchas cosas en su furia, hasta que el agua lo detiene.
A veces, el agua recorre el mundo solo, triste y enojada, y sobrepasa todos los límites que le ponen. Cuando el agua sale sola, el fuego jamás va a detenerla, porque sabe que moriría si lo intentara.
Y a pesar de todo, cada vez que pueden se encuentran...