El reflejo desconocido

En una pequeña ciudad apartada, rodeada por bosques densos y silenciosos, vivía una joven llamada Elena. Aunque la comunidad era apacible, una atmósfera de misterio flotaba en el aire, alimentada por historias de sucesos inexplicables que algunos habitantes comentaban en susurros.

Una noche, mientras Elena se dirigía a casa después de una jornada en la biblioteca local, notó una sombra inusual proyectada en la acera. Se volvió para observar su reflejo en la vitrina de una tienda cerrada. Sin embargo, algo estaba mal. Su reflejo no coincidía con su posición. Se quedó perpleja, observando cómo la imagen en el cristal parecía tener vida propia.

Decidida a descartar cualquier idea irracional, siguió su camino a casa, pero la sensación de ser observada la persiguió. Llegó a su departamento y se sumergió en su rutina nocturna para intentar olvidar el incidente. Sin embargo, cuando se asomó al espejo del baño, su reflejo nuevamente no la imitó correctamente.

Los días pasaron, y las distorsiones en sus reflejos se volvieron más frecuentes. La incomodidad se transformó en temor cuando, una noche, su reflejo en el espejo sonrió malevolamente mientras ella permanecía inmóvil y aterrada. Elena, presa del pánico, intentó escapar de la presencia siniestra en el espejo, pero siempre estaba allí, mirándola fijamente con ojos fríos y malévolos.

Desesperada por entender lo que sucedía, Elena buscó la ayuda de un anciano sabio en la ciudad, conocido por sus conocimientos en cuestiones paranormales. Este le contó la leyenda de un antiguo espejo que se decía tenía el poder de reflejar no solo la apariencia física, sino también la oscuridad del alma.

Según la leyenda, el espejo había sido utilizado en prácticas oscuras décadas atrás, atrapando almas inquietas que buscaban venganza. Se creía que el espejo estaba perdido, pero, de alguna manera, había encontrado su camino hacia la vida de Elena.

Determinada a liberarse de esta maldición, Elena regresó a su departamento y enfrentó el espejo con determinación. Pronunció palabras de purificación y encendió incienso para alejar cualquier energía negativa. En ese momento, sintió una ráfaga de viento frío y vio cómo su reflejo oscuro se desvanecía lentamente.

La leyenda del espejo quedó atrás, pero la experiencia dejó a Elena marcada. Aunque logró liberarse de la influencia malévola, las noches en la pequeña ciudad nunca volvieron a ser las mismas. La sombra de la leyenda continuó acechando, recordándole que, a veces, lo más terrorífico puede esconderse detrás de la realidad cotidiana.