La estancia se encuentra bañada en una suave y tenue iluminación, creando un ambiente cálido y acogedor. Saul, con el semblante cargado de preocupación, se halla reposando en un sofá. Aunque había concluido sus labores temprano ese día, su ánimo no le permitía realizar otras actividades, por lo que optó por permanecer en casa para continuar con su trabajo a distancia. Al cabo de un breve lapso, la puerta se abre y Noah entra exhausto tras una larga jornada laboral. Saul, al percatarse de su llegada, se apresura a recibirlo con un tierno beso en la frente y a ayudarle con su pesada mochila.
—Hola, cariño. —saludó primero Noah— ¿Cómo estuvo tu día?
—Bien, amor. Estuve en terapia otra vez.
—Enserio, había olvidado que hoy tenías cita. ¿Cómo te fue?
—Muy bien, aunque esta vez María me sugirió que también hagamos terapia de pareja. —expresó con cierto nerviosismo pues no estaba seguro si Noah lo tomaría bien.
—¿Terapia de pareja? —preguntó sorprendido—. Pero pensé que tú y yo nos habíamos perdonado.
—No, Noah. —respondió con seriedad—. Aunque me perdonaste, siento que nuestra relación no está en su mejor momento. Necesitamos enfrentar esto juntos y volver a amarnos como antes.
Noah reflexiona por un momento llegando a la conclusión de que Saul tenía razón, debían trabajar juntos si realmente quería que su relación sanara por completo. Noah lo miro con ternura y afirmo con su cabeza.
—Tienes razón, mi amor. —respondido decidido—. Si eso nos ayudará a sanar y fortalecer nuestra relación, estoy dispuesto a intentarlo.
Ambos entrelazaron sus manos, transmitiéndose un apoyo mutuo y un amor inquebrantable. Sus labios se encontraron en un beso cargado de ternura mientras se abrazaban, anhelando sentir el calor del otro. Ascendieron hacia la habitación, despojándose lentamente de sus ropas, cada uno ayudando al otro con delicadeza. Entre risas suaves, se dejaron caer desnudos sobre la cama, con Noah debajo del cuerpo de Saul, quien se deslizó entre sus piernas con destreza. Saul aprovechó cada momento para acariciar y besar cada centímetro del cuerpo de Noah, deleitándose en una sensación exquisita y placentera. Su deseo era transmitirle todo su amor, sin reservas ni duda.
—Te amo Saul… te amo mas que a nadie en el mundo…
—Yo también te amo Noah, mas que a mi vida.
Noah volvió a asaltar los labios de Saul con ímpetu, y en un movimiento ágil se colocó encima de él. Con destreza, tomó el gel del velador y lo aplicó en su entrada, para luego empapar el miembro de Saul, que se encontraba hinchado por la excitación. En esta ocasión, Noah decidió tomar el control y comenzó a introducir con suavidad la carne de Saul en su interior, soltando gemidos de placer. Mientras tanto, Saul luchaba por contenerse y no perder el control, ya que la escena que tenía frente a sus ojos era ardiente y provocadora. Con un movimiento rápido, Noah logró introducir por completo el miembro de Saul, quien soltó un gemido gutural y estuvo a punto de alcanzar el clímax al sentir como el interior de su amado se estremecía por la invasión, pero logró contenerse.
—Muévete cariño, hazlo como más te guste. —dijo Saul extasiado.
—Quiero demostrarte cuanto te amo Saul.
—Te amo… te amo…
Saul no cesaba de reiterarle su amor incondicional, incluso Noah le instaba a que lo repitiera mientras sus caderas se movían con frenesí, embistiéndose con el falo de su amado. La estancia se impregnó de una calidez envolvente, los ecos de sus gemidos se desvanecían en las paredes, consumiendo su amor como si fuera la primera vez. En realidad, habían pasado meses desde la última vez que se entregaron así, pero en aquella ocasión no lo habían disfrutado plenamente. Ahora, necesitaban aprovechar aquel momento, no solo por el amor que se profesaban, sino porque ambos habían decidido sincerarse y abrirse camino hacia un largo proceso de sanación. No importaba cuánto tiempo durara, lo importante era que habían decidido afrontarlo juntos.
—Saul, voy a correrme. —jadeó Noah.
—Yo también estoy a punto.
Ambos alcanzaron el clímax al unísono, liberando un gemido cargado de éxtasis que resonó en la habitación. Noah, exhausto, se dejó caer sobre el pecho de su amado, mientras escuchaba el rápido palpitar de su corazón hasta que finalmente se estabilizó, al igual que sus respiraciones entrelazadas. El acto los dejó agotados pero plenamente satisfechos, como si hubieran conquistado un maravilloso logro.
Saul se sorprendió de la intensidad con la que había experimentado el clímax, incapaz de recordar la última vez que había sentido tal éxtasis. Quizás, para él, esta era la primera vez que alcanzaba tal nivel de placer. Por otro lado, Noah no tenía planeado hacer el amor con Saul al llegar a casa. Su mente solo estaba enfocada en la rutina de siempre, en ir a dormir. Sin embargo, ahora se daba cuenta de que las mejores experiencias a menudo surgen de los momentos espontáneos y no planeados. No se arrepentía de lo sucedido, pues había descubierto que las cosas inesperadas pueden superar cualquier expectativa.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Noah dejando pequeños besos en la barbilla de Saul.
—Muy bien ¿y tú?
—Igual pero cansado.
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Editado: 17.01.2024