Bruja de fuego

Capitulo Tres- Entrenamiento

Ese lugar era horrible.

Por lo menos, lo era para mí. Estaba lejos de la única persona que quería y rodeada de completos extraños. La bruja del bosque me miró con burla antes de dejarme en una academia de magia.

¿Existían esas cosas?, ¿Por qué mi madre nunca me contó de ello?

Ella realmente no me dijo muchas cosas.

Supongo que era muy pequeña para entenderlas.

Durante los primeros días fui consciente de muchas situaciones que no me permití pensar antes. Como el hecho de que mi madre parecía esconderse de alguien, jamás conocí a mi padre.

Era más poderosa que mis hermanas y no nos parecíamos físicamente.

¿Tendríamos diferentes padres?, ¿Por eso mi madre huía?

Después no tuve tiempo para seguir pensando en ello. Las clases se hicieron pesadas y el ambiente insoportable.

—Ahí va la bruja sin pasado —murmuraban a mis espaldas.

Los jóvenes eran crueles, más cuando la mayoría provenían de familias importantes de brujos, no lograban entender que hacia alguien sin apellido o linaje estudiando con ellos.

Para mí era una estupidez, provenir de una familia u otra no me haría más capacitada para usar magia.

—Deberías irte —Me dijo una bruja de familia importante, disfrutaba de atormentar a los demás—. No perteneces aquí, este lugar no es para desechos de la sociedad.

Luego del incidente del bosque me prometí controlar mis poderes, no volvería a dejar que estos salieran influidos por mis emociones, por eso la ignore y seguí caminando.

No querer problemas, se volvió mi mantra durante esos años.

—Escuche que es la puta del lobo plateado —gritó mientras me alejaba.

El fuego empezó a prenderse en mi interior.

—Que la encontró tirada como una muerta de hambre y la dejo quedarse con ella para satisfacer sus deseos mundanos —siguió.

Los candelabros aumentaron su llama. Estaba haciendo un gran esfuerzo por no quemarle el cabello.

—Luego se deshizo de ella cuando encontró una bruja que lo complacía mejor —terminó. Sus provocaciones fueron dichas frente a muchos alumnos.

Ella realmente disfrutaba jactarse de su linaje y falso poder.

Quise quemarla, pero eso no iría con lo que Dominic me enseñó. Así que voltee a verla sobre mi hombro. Trague mis palabras más oscuras y controle mis poderes.

—Al menos mis dotes me trajeron a estudiar a este lugar —mencione con una sonrisa fingida—. No como los tuyos que no te han dado nada.

Salí del lugar con mucho enojo contenido, retuve las lágrimas, no me permití derramar ninguna por esa bruja de la que no recuerdo el nombre.

Era mejor que eso, aunque no quisiera estar allí, me prometí no desperdiciar la oportunidad.

Me prometí volverme una bruja poderosa, para cerrar bocas y volver al boque a retar a mi maestro.

Ver su sonrisa una vez más.

Tenía determinación y mucho talento.

Así pasaron los meses.

—Tu futuro será brillante —me dijo un brujo especializado en magia de combate, cuando salía de la clase.

Estaba posicionada en el primer puesto de todas las clases de mi año, fueran practicas o teóricas, así que no me extraño su comentario.

Pero el tono en que lo dijo me hizo detenerme.

—¿Por qué lo dice?

—Te he estado observando, Pyra —admitió—. Tienes aquello de lo que carecen muchos de estos jóvenes brujos.

Alce una ceja divertida.

—¿Una actitud de mierda y enojo con el mundo? —pregunté irónica.

—Talento natural y experiencia.

Sonreí ante su halago.

Si algo me había enseñado la vida, era que nadie regalaba buenas palabras en vano, mucho menos alguien que podría sacar provecho de ello.

—¿Qué gana usted con esto?

El maestro de combate me observó con brillo en sus ojos.

—Entrenar a una compañera para batallas futuras.

Le tendí la mano.

—Su rama es muy interesante, maestro.

—Será un placer enseñarte, Pyra.

Entrene sin descanso durante aquellos años de escuela, pronto comprendí que las burlas y provocaciones de los demás brujos era porque me envidiaban.

Envidiaban mi potencial, entonces buscaban reducirme porque aun podían, mientras tenían un mínimo control sobre mí.

Yo estaba segura de que llegarían a temerme, porque llegaría más lejos que todos ellos.

Así que mientras esos estúpidos brujos se dedicaban a desperdiciar su tiempo, hacer visitas a sus familias, salir a jugar con humanos, yo mejore. Me volví la mejor, incluso entre los brujos mayores.

Aunque me doliera no saber de mi mentor. Tome esa incertidumbre como la fuerza que me faltaba a veces, cuando sentía que no podía más, que debería resignarme a ser una bruja del montón.



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En el texto hay: bruja, magia, desgracia

Editado: 23.09.2020

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