Despues de vivir un siglo cualquiera dirían que ya habría superado al hombre que ame de adolescente.
Un hombre con el que conviví menos de una décima parte de mi vida.
Tan poco.
Aunque así funciona el amor, no conoce conceptos de tiempo, no se limita en nada y no tiene lógica. Así fue como una poderosa bruja, con fama, dinero, hombres y mujeres que darían lo que fueran por su atención, un compañero de batalla inigualable, pretendientes de sobra, seguía enamorada de su mentor.
¿Qué si tuve alguna especie de complejo al enamorarme de mi salvador?
Puede ser, pero me gusta pensar que fue más que eso.
Porque esos pocos años que viví con Dominic, aprendí y sentí más cosas que durante toda mi existencia, en mi mente no existía hombre ni criatura que se comparara a él.
El lobo plateado.
—¿Qué estoy haciendo? —Me preguntaba constantemente.
Allí estaba, siguiendo algo que podía ser un estúpido rumor, con la ilusión de encontrar a alguien que fue declarado muerto, pero que nunca habían encontrado su cuerpo.
¿Podía aferrarme a esa esperanza toda mi vida?
Estuve un par de años siguiendo las pistas, Kai estaba al pendiente de mis acciones por medio de cartas, sé que él creía que era una estupidez, que solo me decepcionaría, pero también sabía que haría lo mismo de saber de su amor.
Desgraciadamente el amor de Kai si murió frente a sus ojos.
Unos meses después de su última carta estaba en un pueblo perdido del mundo, me encontré con el escenario más estúpido posible.
El perro plateado.
Así llamaban a un cambia formas del lugar.
Esos estúpidos rumores cambiaron totalmente la información, quería gritar de la frustración, pero ya estaba mayor para eso.
Podría volver a los viejos tiempos y deprimirme por fallar de nuevo.
Supongo que con los años dejaba de doler, al fin me resignaba a la realidad.
No volvería a verlo porque estaba muerto.
Ya era hora de superarlo.
—Supongo que es un adiós —dije meses después frente a su tumba.
Emprendí un viaje para buscar a Kai, ya que llevaba meses sin saber de él. No se me hizo extraño, seguramente estaba en alguna pelea.
Debí preocuparme por su silencio, porque al volver al lugar donde me dijo que estaba en su última carta. Descubrí algo que rompió mi alma otro poco más.
Al menos supe que aún me quedaba alma, porque sentí como se fraccionaba otro poco más.
Kai había muerto.
***
—Eres un imbécil —dije sobre su tumba.
No me esperó para participar en la última batalla de aquelarres, su bando salió vencedor. El no salió vivo.
Se volvió un héroe.
Estoy segura de que se burlaría de los que ahora lo proclaman salvador, de quienes erigieron una estatua en su honor.
Porque el acabó con el líder del otro bando, a costa de su vida.
Fue poético, lo juglares cantan de eso por todas partes.
Sobre la mitad del dúo oscuro que enfrento solo al brujo más poderoso de la orden siniestra sin importar sacrificarse en el proceso, muchos dicen que de haber estado juntos él no habría muerto.
Sé que hubiera sido así.
Por eso estaba convencida de que él quería morir y que mejor forma que haciéndolo épicamente.
Me dolía que no tuviera el coraje para haberse despedido.
—Supongo que ya estabas cansado de la vida —acuse—. Yo también lo estaría de vivir tantos años, incluso lo estoy ahora y no soy tan vieja como tú.
No llore su muerte, eso no tenía sentido, él la quiso así, además no tenía más lagrimas para derramar, tampoco me emborrache, era una adulta, pero estaba vieja.
Kai me diría que no quería ver mi miserable cara de borracha.
Que no hacía nada al azar y que lo superara.
Si de algo me habían servido todos esos años a su lado era para entender cómo funcionaba su mente.
Por eso encontré una carta en nuestro lugar de encuentro y decidí leerla frente a su tumba.
«Tardaste mucho.
¿Enserio creíste que te diría eso?
No te daré el placer de culparte por esto.
Sabes muy bien como funcionamos, hemos pasado años enteros intentando llenar vacíos que tenían nuestros corazones.
Cuando te conocí solo estaba buscando una compañera para lograr las hazañas más épicas antes de morir en batalla.
Pero con el pasar del tiempo te volviste más importante que eso.
Me diste visa y momentos que apreció con mi alma
Lamento tanto no poder amarte, no poder amarnos.