La Academia, un lugar que surgió después de la guerra que las brujas perdieron ante la iglesia, y no solo ese, sino cuando ellas se enteraron que el mismo Dios les había dado la espalda, no era como si Él siempre estuviera para ellas, pero al menos sabían que, hacía nada para deshacerse de ellas. La Academia nació con la idea de entrenar a las brujas novatas y encontrar y recibir a otras que estuvieran descubriendo sus poderes; es un lugar inmenso, ubicado justo en la mitad de Nueva York, ocultado de los humanos con un simple hechizo, dentro encontramos desde salas de entrenamiento, hasta bibliotecas llenas de libros con hechizos para que las brujas los conozcan y los practiquen. Este lugar fue fundado por las tres primeras brujas que existieron, por ende, sus fotos están enmarcadas en un gran retablo al fondo del centro de operaciones, La Legión, es como las llaman la mayoría de mujeres presentes en La Academia. Al principio, el lugar había nacido para solamente existir en Nueva York, pero mientras más brujas se acercaban, más se enteraban las directoras que había más como ellas alrededor del mundo, de esta manera, nacieron Academias por todo el mundo, para que las brujas de todos lugares supieran que no estaban solas, que había más como ellas, dispuestas a enseñarles a controlarse y a mezclarse con los humanos si quisieran.
Pero no todo siempre fue perfecto, hubo brujas que decidieron traicionar a sus hermanas, al mismo aquelarre que las había acogido y tratado como iguales, estas mujeres abandonaron La Academia y quisieron tomar su propio camino, guiado por la avaricia, quería tomar control total sobre el mundo, ya no quería proteger a los humanos, quería gobernarlos, creían que eran superiores a ellos y deseaban tenerlos bajo su mando. Las soldados restantes se impusieron ante la inminente destrucción, muchas murieron, no solo del bando perdedor, pero lograron ganar la batalla, aunque de esta gran batalla nada bueno salió, además de muerte y devastación, pasaron dos cosas que hasta al día de hoy las brujas aún están pagando el precio.
Mallory Fair, la primera bruja que descarriló su camino, al principio era un joven sin saber controlar sus poderes, como todas las demás, pero mientras sus lecciones avanzaban, las directoras se enteraron que ella tenía un don, que era más fuerte, rápida y arriesgada que las demás, no le temía entrar al campo de batalla sola o luchar contra un demonio que fuera del doble del tamaño de ella, y lo más sorprendente era que siempre ganaba una batalla. No fue hasta que cumplió dieciocho años que se dieron cuenta por qué eran tan fuerte, era una descendiente directa de La Legión, y al cumplir su mayoría de edad, desarrolló un poder propio, Mallory podía crear portales sin necesidad de un hechizo para viajar a donde quisiera en todo el mundo, lo hacía a diestra y siniestra, se volvió la soldado más fuerte en las líneas de las brujas y fue reconocida en todas Las Academias del mundo, muchos querían conocerla, pero ella no quería dejar a sus amigas. Las directoras de La Academia de Nueva York se sentían orgullosas y por primera vez en años, bajaron la guardia, lo que les costó la vida de muchas de sus hermanas. Mallory a escondidas hablaba con otras brujas, diciéndoles que ellas eran superiores a los humanos, que ellas deberían estar gobernándolos, algunas brujas la creían loca, y algunas otras apoyaban su idea sin hesitar. A cada misión que Mallory iba, colateralmente aparecían asesinatos humanos, las directoras no decían nada, no creían capaz a Mallory de asesinar solo por deseo, pero así era, ella lo hacía y ocultaba la mitad de los asesinatos enviándolos a diferentes partes del mundo, donde nunca fueran encontrados. No fue hasta unos años después que las directoras se enteraron de lo que realmente Mallory estaba haciendo, pero ya era muy tarde, Mallory tenía a muchas hermanas de su lado, la mitad del aquelarre de Nueva York estaba del lado de Mallory e iban a tomar control de los humanos con un hechizo que la misma Mallory había creado, solamente necesitaban estar en un lugar alto para poder ejecutar el hechizo. Las solados de La Academia lucharon con su corazón hasta lograr detener a Mallory, pero de eso no salió nada bueno, Mallory al darse cuenta que sus hermanas estaban muertas y algunas se habían desvinculado de ella, sabía que no tenía el poder suficiente para poder llegar a todo el mundo, así que sin pensarlo, creó un hechizo nuevo, partiendo del que ya tenía, y creó una dimensión, el Garg, un infierno para que todas las brujas que murieran quedaran estancadas allí para siempre, que ninguna bruja nunca encontrara la paz, y ella misma se posicionó como la reina y única gobernante de ese lugar, el Garg era un inferno que solo tenía entrada, no tenía salida, por lo que nadie jamás podría entrar a menos que estuviera muerto. La segunda consecuencia de la desobediencia de Mallory Fray fue que la gran explosión al crear el Garg alertó a los humanos y al menos, las grandes élites se enteraron de la existencia de las brujas.
Entre los humanos hubo grandes disturbios, al momento en que las élites se enteraron que la iglesia siempre había sabido de las brujas y nunca le había dicho nada al gobierno, pero a final de cuentas, para no alertar a la población, crearon un pacto de paz, entre la iglesia y los gobernantes, llegaron a un acuerdo para poder negociar con las brujas, y así el Gran Consejo nació, un gobernante de cada gran nación, el papa del Vaticano y una directora representante de Las Academias, aunque en su momento no podía llevarse bien, con el tiempo lograron firmar un acuerdo de paz, del cual, el papa no fue partícipe, se justificó diciendo que la sangre demoníaca que corría por las venas las brujas nunca iba a permitir paz entre la iglesia y ellas. Pero al menos las brujas estuvieron en paz con los gobernantes de las naciones, las brujas explicaron que eran necesarias para combatir las guerras que los humanos no podían, la guerra interminable contra los demonios, los gobernantes las hicieron prometer que ayudarían en misiones que necesitaran refuerzos, las brujas accedieron, siempre y cuando no fuera para afectarse entre los mismos humanos. El Gran Consejo aún existe y el papa sigue siendo parte de él, se reúnen cuando es necesario, algunas veces no están de acuerdo en lo que hacen, pero es necesario que las reuniones existan, aunque los roces que hay en ellas son inevitables.