Las tres brujas arribaron a La Academia. Se miraron un momento, como si estuvieran digiriendo lo que acaban de ver, las miradas no duraron mucho tiempo, para que después empezaran a caminar directo a la oficina de la directora Han. La directora se encontraba sentada en su prominente escritorio color café, el cual tenía una inscripción al frente “Os habent ad Hunc opprimendum erit Adolebitque” un simple hechizo para que cualquiera que entrara a la oficina estuviera obligado a decir la verdad, nunca nadie había mentido, así que, nadie sabía exactamente lo que el hechizo hacía.
—Directora Han, ¿podemos entrar? —dijo Eva tocando la puerta que estaba abierta.
—Claro, tienen que darme el reporte de la misión. —la señora dejó lo que estaba escribiendo en su computadora, para prestar total atención a las tres chicas.
—Tuvimos un problema, no pudimos ver quién o qué fue el responsable de esos asesinatos. —dijo Jess.
—¿” Quién o qué”? —repite la directora.
—Sí, había una montaña de cuerpos, muchos eran humanos, pero otra gran parte eran vampiros. —contesta Jess.
—¿Están diciendo que los vampiros no fueron los responsables? —la directora Han se levantó de su silla, para recostarse frente al escritorio y quedar cara a cara con las tres soldados.
—Conozco a los vampiros, por más violentos que puedan llegar a ser, no son capaces de matar a su propia especie. —dice Eva, con algo de molestia en su voz.
—¿Entonces quién sugiere que los asesinó? Señorita Hark. —dice Han, casi parecía que se estaba burlando de ella.
—Pues, tal vez el hechicero que estaba ahí. —dice Eva, con una voz fuerte y manteniendo una mirada fuerte hacia la directora.
—Eva… —dicen por lo bajo las dos brujas al lado de ella.
—No sea ridícula señorita Hark, puede ser la mejor soldado de acá, pero claramente no es la más inteligente. —dijo Han entre risas sarcásticas mientras volvía a su asiento.
—Entonces, es mejor que busques a alguien más que vaya a tus estúpidas misiones, directora Han. —escupió Eva.
—Atrévete a faltarme el respeto una vez más, y no hesitaré en humanizarte.
Eva dio un paso adelante. Sally y Jess sabían que Eva era capaz de retar a Han a un duelo, lo cual no iba a ser nada bueno, principalmente porque Han tenía años en el poder, aunque Eva ganara, la iban a humanizar; le quitarían sus poderes y sus memorias de que alguna vez fue una bruja; a La Academia no le importaría si era un descendiente de la Legión, para ellas nadie podía retar a la autoridad.
—Directora Han, no malinterprete a Eva, pero nosotras también lo vimos, un hombre nos atacó, y había ocultado los cuerpos con un hechizo. —dijo Sally interponiéndose entre algo que no podía terminar bien.
—Muéstreme señorita Dorman. —dijo Han recostándose a su silla.
—Proiectura memoriae. —dijo Sal y frente a ellas apareció una nube de humo gris en la cual se empezó a ver lo que había pasado en el hotel unos momentos antes.
La directora Han analizaba el recuerdo críticamente, no dejaba escapar ni un solo detalle, su cara permaneció dura hasta que apareció el padre y atacó a las tres brujas, el rostro de la directora se volvió pálido, su boca se entreabrió, casi era miedo lo que se reflejaba en el rostro de una de las brujas más fuertes que hayan existido. Las otras tres brujas en la habitación estaban sorprendidas por solo la expresión de Han, si ese hombre logró aterrar a una directora, sabían que lo que estaba pasando era algo grande. Han se levantó y sacudió la nube de humo con su mano y se les dio la espalda a las tres brujas, luego tomó un gran suspiro y dijo:
—Necesito que encuentren el clan más fuerte de vampiros que esté más cerca y vayan a averiguar si tuvieron que ver algo con el ataque o si saben algo sobre el ataque. —fue lo único que dijo la directora.
—Pero señora… —quiso empezar Sally.
—Tienen sus órdenes, rompan filas. —Han alzó la voz. Y las tres brujas salieron de su oficina.
—¿Viste la expresión su rostro? —dijo Jess mientras caminaban al centro de operaciones.
—Sí, casi parecía que conocía al hombre. —dijo Sal.
—No me sorprendería que escondiera un secreto, después de todo, es lo que mejor hace La Academia. —contestó Eva a sus amigas.
—Y tú, —Jess le puso la mano en el pecho a Eva antes de entrar al centro de operaciones. —tienes que calmarte, no puedes retar a una bruja de rango mayor.
—Sabes que puedo vencerla. —dijo Eva queriendo seguir su camino.
—Lo sabemos, pero también sabemos que sería una pelea en la cual no tendrías opción de ganar. La Academia jamás permitiría una infracción de esa magnitud. —continuó Jess algo alterada, luego soltó un respiro. —Mira, te queremos con nosotros, te necesitamos aquí.
—Como sea. —fue lo único que dijo Eva y entró al centro de operaciones.
En la oficina de Han se podía oler la preocupación, la directora daba vueltas de un lado a otro, se quitó su saco, no podía pensar con claridad. La mujer se sentó frente a su escritorio y tecleó unas cosas en la computadora, y cuando obtuvo lo que andaba buscando, levantó el teléfono que tenía al lado de su computadora.