Las tres brujas en el suelo se voltearon a ver, sorprendidas se levantaron del suelo, analizaron a la mujer, cada una de las facciones de ella. Y finalmente la identificaron, era la viva imagen de la mujer que siempre veían mientras entrenaban. Una enorme pintura de Taris se encontraba en la sala de entrenamiento. Las tres mujeres no pudieron hacer más que inclinarse ante la primera bruja, la bruja original.
—Levántese. —dice Taris inclinándose cerca de ellas. —Una mujer nunca se debe inclinar ante nadie.
—Perdónenos señora. No… no sabíamos… —empieza Sally.
—Está bien, todo está bien. Al parecer, las brujas mejoramos en muchos aspectos. —dice Taris y suelta una sonrisa amplia.
—Señora… —empieza Eva. —¿Nos esperaba? —pregunta.
—Necesito que vengan conmigo. Deben volver antes que sea muy tarde. —Taris levantó su mano y el hacha, que ahora estaba enterrada en el suelo, voló hacia su mano y la guardó en su gabardina. —¿Vienes? —le dice a Jessica, que no había dicho nada hasta el momento.
—¿Ta… Taris? —tartamudea Jess. —Eres mi heroína, siempre has seguido las reglas, lograste vencer a la iglesia, peleando con la verdad y la justicia.
—Bueno… no hablemos mucho de lo que haré. No es muy bueno. —contesta Taris.
Jessica suelta una pequeña sonrisa.
—¿Puedo… te molestaría…—Jess movía sus brazos haciendo seña de querer abrazarla, —podría abrazarla? —termina.
—Por supuesto. —Taris se acerca y la rodea con sus brazos. Y se mantuvieron así por unos segundos.
—Debemos irnos. —Taris rompe el abrazo.
Las cuatro mujeres se adentraron al bosque, pero antes, Taris movió su mano y la cabaña se hizo invisible. Las cuatro brujas comenzaron a correr, sabían que no tenían mucho tiempo, debían llegar lo más rápido posible. Mientras corrían, unas antorchas iluminaron su camino, y unas voces invadieron la tranquilidad del bosque, las cuatro se detuvieron.
—Son cazadores. Patrullan el bosque en busca de brujas. —dice Taris.
—Podemos contra ellos, somos cuatro, y apenas se ven dos o tres antorchas. —añade Eva.
—Que eso no te engañe Eva. Mira con más que tus ojos. La naturaleza es parte de nosotros, nos obedece, debes ver por medio de ella.
Eva analizó lo que Taris dijo. Miró las antorchas, y profundizó su mirada y oído, de pronto, sus ojos parecían estar en cada árbol.
—Hagan lo mismo. —dice Taris a las demás. Las cuales siguieron su orden.
Los ojos de las tres brujas estaban en cada árbol, por todo el bosque, hasta que lograron encontrar a los miles de cazadores que venían hacia ellas, solo traían tres antorchas, pero había miles de ellos, todos con hachas y horquillas.
—¡Dios! Eso fue asombroso. —dice Sally.
—Al principio solo teníamos a la naturaleza como nuestra aliada. Tuvimos que aprender a usarla. —contesta Taris.
Las cuatro mujeres analizaban todo el lugar, no había manera de salir, estaban rodeadas, había cazadores por todas partes.
—Eva, debes llevarnos. —dice Taris. —Tienes que transmutarnos a mi casa.
—¿Qué? No puedo ir a lugares en los que no he estado.
—Claro que puedes, solo tienes que tener una imagen del lugar y yo tengo una muy clara. —dice Taris extendiendo la mano en dirección a Eva.
Eva tomó la mano de Taris, algo que creyó jamás haría, luego la de sus dos hermanas y formaron un círculo. Cerró sus ojos y se concentró en el pensamiento que estaba por llegar a su mente.
—¡Aquí están! —gritó un cazador. Para luego soltar una flecha en dirección a las cuatro.
Taris detuvo la flecha en el aire, soltando la mano de Jessica, luego la devolvió, e hizo que los árboles evitaran que fueran interrumpidas.
El pensamiento llegó a la cabeza de Eva, sintió como si hubiera estado ahí, y sin pensarlo, activó su poder y aparecieron en la casa de Taris.
—Rápido, deben irse ahora. Pietro está por llegar. —dice Taris buscando entre sus cosas.
—¿Pietro? ¿El papa Pietro? —pregunta Sally.
—Sí, el mismo.
Las tres brujas sabían lo que seguía a continuación, Taris iba a morir, Pietro la iba a utilizar para quedar como salvador de todos los humanos.
—Taris… —intenta decir Sal.
—No, no pueden decirme nada. —Taris paró de buscar y se volteó hacia ellas. —Puedo ver el futuro, ¿recuerdan? Eso no quiere decir que sea real, pero ustedes, hijas, ustedes saben exactamente lo que va a pasar y si me lo dicen, puedo cambiar la historia. Y podría provocar que ustedes no se conozcan. Es mejor así. —termina Taris y sigue buscando.
Las tres brujas se quedaron viendo por un momento, aunque nunca conocieron a su madre, ninguna de las tres, todas las brujas tenían una madre en común, Taris, y ella estaba frente a ellas en ese momento y no podían decirle que iba a morir justo en una hora.
—¿Cómo vamos a volver? El hechizo del tiempo todavía no está escrito. —pregunta Jessica.
—Los hechizos fueron escritos por brujas, hasta dónde sé, tengo a tres de las mejores soldados frente a mí. —termina Taris y coloca su libro de hechizos en la mesa.
—¿Estás diciendo que nosotras…? —intenta preguntar Eva.
—Sí, deben escribir el hechizo que las va a devolver a su época.
—¿Por qué demonios Han nos enviaría aquí? —suelta histérica Sally.
—Por esto. —Taris saca de su gabardina una vasija, y no cualquier vasija sino la que ella misma había maldecido con su sangre y la del hijo de Dios.
—¿Eso es…? —Jessica no dudó en acercarse a la vasija.
—Sí, la vasija maldita. En su época esto no existe, Han sabía que la única forma de tenerla, era enviándolas directo a mí. —contesta Taris.
—Pero no podemos llevarla, podría utilizarla para traer de vuelta a cualquier bruja. —contesta Eva.
—Y tengo una idea muy clara de cuál bruja va a ser. —añade Sally.
—Mallory. —completa Jess.
—Deben llevarla y destruirla. Si la dejan aquí, va a caer en manos de Pietro y destruiría su existencia. —dice Taris. —Esto fue el primer hechizo que hice, y del cual más me arrepiento, pero después de hacerlo, tuve la visión que tres chicas del futuro la tomarían y son ustedes. —Taris las señala con su mano abierta. —Sally Dorman, una bruja dulce, pero una verdadera guerrera, Jessica Lithuriel, una descendiente de la misma reina del infierno humano, Lilith, que, siguiendo las reglas ha logrado lo que ninguna otra, ni yo misma, y Evangeline Hark, mi descendiente, mi hija directa. Las únicas tres brujas que podrían detener a una amenaza como Mallory o podrían superar una traición como la de su propia directora.