El hotel Zanz estaba completamente vacío, todos los vampiros residentes del lugar se habían marchado, sin mencionar los que habían muerto intentado detener a los lobos infernales de Jessica. Muchos de los vampiros pusieron en duda su lealtad hacia Cristopher Dyn, pero ése mismo hombre era el que había logrado que un hechicero los hiciera invencibles, aunque el hechizo se veía afectado por los lobos, al parecer, eran lo único que los podía enviar de vuelta al Garg. El jefe del clan les ordenó que se mezclaran en la sociedad, que ninguna bruja lo pudiera localizar, hasta el momento eran los únicos que sabían parte del plan de Han.
Los vampiros no eran criaturas guiadas por sus impulsos, tenían sangre de demonio, pero también era parte humano. Las criaturas caminan en el sol, no son de piel pálida, más bien, hay algunos que tienen un bronceado envidiable, son inmortales, rápidos, fuertes, necesitan sangre para vivir, pero pueden sobrevivir sin ella. Por eso son las criaturas que más fácil se pueden mezclar con la sociedad, nadie pensaría que son vampiros, solamente las brujas tienen la habilidad de identificarlos, pero si éstos pasan suficiente tiempo con los humanos, son capaces de esconder su aura maligna y olor. Éstas criaturas han estado en la Tierra por más tiempo que se puede recordar, y hay algunos que tienen cargos importantes, tales como presidentes, ministros, incluso gerentes de bancos, esto se debe a su habilidad de poder controlar la mente de los demás, especialmente de los humanos, que; como ellos lo caracterizan; son demasiado estúpidos, nacieron para ser dominados.
Dyn había desaparecido del Hotel, no había dejado rastro, después que el papa se lo dijo. Éste vampiro, uno de los más viejos que existe, había trabajado con el papa y Han, ellos le habían ordenado que cuando las brujas llegaran, debían capturarlas a todas, evidentemente el plan no salió perfecto, pero en cuanto a Han, ella tenía a la bruja que necesitaba en ese momento, Eva, aunque no sabía que Jessica iba a arruinar su plan.
Además, la misma Han había sido la que había puesto a la disposición de Dyn, el hechicero que acabó con aquel montón de vampiros y humanos que Jessica, Eva y Sally fueron a investigar al hotel, en ese momento, los vampiros ya habían sido hechizados por ese hombre, pero los humanos ahí muertos, habían sido personas que estuvieron en el lugar erróneo en el momento menos indicado.
La directora Han, desde hace al menos dos meses, se enteró que las demás Academias estaban siendo atacadas y ninguna bruja estaba sobreviviendo a éstos ataques, Las Academias estaban siendo atacadas por otras brujas que utilizaban la maldición Tentoria, que dejaba a las brujas sin almas, no las enviaba al Garg, las dejaba en una especie de limbo en el cual se quemaban por toda la eternidad, así que no podían intentar resucitarlas. Debido a esto, Han tuvo que empezar a idealizar un plan para poder enfrentar a la Rebelión, aquellas brujas descarriladas que habían sido fieles seguidoras de Mallory, ahora estaban más fuerte que nunca e intentaban deshacerse de cualquiera que se interpusiera en el plan de traer de vuelta a la reina del Garg. La directora Han, había sido la mano derecha de Mallory, pero ella misma fue la que se interpuso en sus planes y evitó que esclavizara a toda la raza humana, la directora sabía que no podía enviar a sus mejores soldados a las demás Academias, la Rebelión era muy fuerte y aunque Eva, Sally y Jessica eran las mejores en lo que hacían, cabía la posibilidad que no volvieran. Todo esto logró que Han se preocupara, mucho más cuando la llamó su amiga de la Academia de London y le dijo que solo quedaban tres Academias restantes y que la de Nueva York era la más fuerte, Han tuvo que tomar medidas drásticas y volvió a ponerse en contacto con su antiguo amor de la juventud, el papa Santiago, aunque el hombre fuera un papa, eso no lo detenía de cometer los pecados más atroces. Una vez Han le contó todo al papa, el hombre no dudó en ponerse de su lado, con la esperanza que lo volviera a amar, como una vez lo amó. Ambos decidieron enviar a Jason Wintt a misiones simples, pero el muchacho demostró que era tan bueno como las tres brujas que Han tenía en La Academia. Por lo que era necesario que nunca se conocieran, ni mucho menos Jessica y Jason se enteraran de su parentesco.
—No estamos seguros de eso. —fue lo que dijo en aquel momento el papa Santiago. Refiriéndose a Jason y Jessica.
Han no estaba segura, pero la forma en que ambos peleaban, en la que siempre querían pelear con las reglas, seguir el camino correcto, pero capaces de faltar a sus principios por los seres que aman. Los hacía lucir como hermanos. Y tanto el papa como Han, sabían que Lilith solo había tenido dos hijos, un hombre y una mujer, que habían sido arrebatados de su manto por el ángel Astaroth antes de su caída y entregados al mundo humano. Al momento en que Han vio la cara de la joven e inocente Jessica Lithuriel, lo supo, era la descendiente de Lilith, algo que le dijo, pero Jessica nunca entendía del todo.
La directora Han, pensaba que las únicas capaces de enfrentar a La Rebelión eran sus tres mejores soldados, pero al ver el trabajo de ésta asociación, supo inmediatamente que sus tres brujas nunca se habían enfrentado a algo así. Por lo que necesitaba asegurarse que estuvieran lo más lejos posible de Nueva York cuando La Rebelión llegara, pero podía utilizarlas para colectar los tres tótems y traer de vuelta a las únicas brujas capaces de enfrentar a Mallory, La Legión. Las intenciones de la directora siempre fueron buenas, quería mantener a las tres brujas alejadas y esperar el momento indicado para que Jessica y Jason se reencontraran.