Capítulo 24

Lilith se considera la reina y única acreedora del infierno, cree que Lucifer le arrebató su corona, como lo hizo con sus hijos, pero el mismo Dios envió a Lucifer a gobernar el infierno, algo que Lilith no podía soportar. Aquello fue una de las razones que usó Lilith para ayudar a Astaroth, además, con el tiempo comenzó a quererlo como un hijo, Lilith sabía que, si Astaroth lograba unir sus dos partes, Astaroth no dudaría en destruir el mundo humano, logrando de ésta manera que Dios bajara e intentara arreglarlo, era la única manera que conseguiría que Dios bajara. Una vez el reino humano estuviera comprometido, Lucifer saldría a luchar contra Dios y los ángeles, algo que Lilith aprovecharía para colocarse como la única reina del infierno.

Por mucho que Astaroth haya sufrido, sabía que Lilith no lo traicionaría, por lo que se unió a ella sin dudarlo. Astaroth sabía lo que su madre quería, aquello no le afectaba en nada, él mismo quiso derrocar a Lucifer, pero es el demonio más poderoso que existe, nadie lo puede derrocar, la única que tiene una oportunidad contra él, es Lilith. Cuando Lilith le dijo a Astaroth que sus hijos iban a ir a visitarla, Astaroth se postró ante su madre para pedirle el cuerpo de uno de los visitantes, la diosa de la oscuridad no quería aceptar, quería tener a sus dos hijos junto a ella, pero el corazón de la mujer se rompió en mil pedazos al ver la súplica en la cara de Astaroth, por lo que accedió a prestarle el cuerpo de Jason Wintt, pero en cuanto se uniera a Astoreth, debía devolver la esencia del chico intacta, ya que Lilith los necesitaba para derrocar a Lucifer.

Lilith le dio el encantamiento correcto a Astaroth para que usara en Jason, el demonio lo usó y cuando llegó a la Tierra, todas las memorias del Jason llegaron a la cabeza del demonio. Astaroth debía mantenerse escondido detrás de la cara de Jason Wintt, hasta encontrarse con Astoreth, pero para su sorpresa, su parte femenina lo quería asesinar y volverlo una momia, para absorber todo su poder. Astaroth al escuchar aquello, tuvo que cambiar por completo sus planes, ya su estancia en el cuerpo del joven hechicero no iba a ser tan corta, y estando en ese cuerpo, sus poderes no eran tan fuertes. Sabía que tenía que unirse al resto de los amigos de Jason; y la única forma de acabar con Astoreth, era destruyendo su forma humana, la directora Han. Una vez acabara con Han, Astoreth quedaría débil, algo que usaría Astaroth para unirse finalmente con su otra parte.

En el reino de Lilith el tiempo pasaba más rápido que en el reino humano, por lo que Jessica Lithuriel sentía que llevaba meses encerrada, la joven quería darse por vencida y finalmente unirse a su madre, creía que era la única manera de salir viva de ahí, no quería renunciar a la esperanza que sus hermanas la encontraran, pero después de tanto tiempo encerrada, su mente la traicionaba. Lilith siempre bajaba a hablar con ella, a contarle cómo sufría por no saber dónde estaban sus hijos. Jess comenzaba a creerle; pero cuando Lilith bajó a decirle que no podía liberarla aún, que Astaroth se había retrasado y necesitaba la fuerza de Jess para mantener el cuerpo de Jason con vida; la joven negó todo lo que empezó a creerle a su madre. Lilith conectó los cuerpos de los hermanos, y Jessica comenzó a sentir cómo su magia comenzaba a drenarse, la magia de Jess era lo único que evitaba que su hermano se perdiera para siempre en el limbo, pero su magia se drenaba muy rápido, no sabía si iba a soportar seguir así.

La magia de una bruja, es su fuente de vida, es lo que las mantiene viviendo, si a una bruja le arrebatan su magia, puede volverse loca, intentar asesinarse, por esa razón es que las humanizan, les quitan su magia y todo recuerdo que fueron brujas. Lo que Lilith hacía con Jess era peor que una tortura física, le arrebata su vida poco a poco, haciéndola sentir cada vez más perdida, como si un enorme agujero negro se la tragara poco a poco. Jess podía acabar con su vida, pero eso significaría que se llevaría la de su hermano consigo y no quería ser la asesina de su propio hermano, pero aquel camino a la locura era insoportable para ella, desde el momento en que Lilith le hizo aquello, no podía dormir, caminaba de un lado a otro por toda la celda, escuchaba susurros que decían su nombre, no podía seguir soportando eso, pero tampoco podía asesinar a su hermano, aquel vínculo también la hacía sentir todo lo que estaba viviendo Jason.

Astaroth y Jason estaban conectados. Era como si Jason viera una película en la que él era el personaje principal, pero no podía controlar sus acciones. El joven Wintt veía todo lo que Astaroth hacía con su cuerpo, sin poder evitar nada, era como si estuviera atado en lo más profundo de su cerebro, nunca iba a poder liberarse, la fuerza de Astaroth era sorprendente, Jason ni siquiera podía levantarse de donde estaba. Cuando Lilith conectó a Jess con él, Jason la vio, estaba lejos de él, Jason gritaba, pero Jessica estaba tirada en el suelo gritando de dolor, y cuando se detenía, parecía como que estaba buscando una voz que le hablaba. El joven Wintt no se daba por vencido, gritaba por Jessica, pero la mujer solamente se concentraba en su propio sufrimiento.

Jason Wintt entró a La Academia, una vez ahí, las mujeres de la Rebelión comenzaron a dispararle, todas aquellas flechas, balas y hachas se detuvieron en el aire justo frente a la cara del joven Wintt. En el lugar donde Jason estaba de pie, comenzó a aparecer una nube negra, girando mientras subía lentamente, cubriendo todo el cuerpo del joven, de pronto, aquella nube desapareció y en su lugar dejó al gran demonio Astaroth. El demonio abrió sus ojos, eran llameantes, como si sus cuencas estuvieran siendo quemadas, Astaroth de un movimiento de mano, devolvió todos los disparos, atravesando los cuerpos de las muchas brujas presentes; algunas de las presentes, se inclinaron ante el demonio, con sus ojos cerrados, sabían que, con solo una mirada, el demonio absorbería sus almas. Astaroth comenzó a caminar, quemando por donde pisaba, La Academia se volvió completamente caliente, como si encendieran un horno.