Han había enviado al papa Santiago a vigilar a Daniel Berret, el presidente de los Estado Unidos, debía asegurarse que él encontrara los tótems que necesitaba para traer a Mallory a la vida nuevamente. Santiago había permanecido como informante para Han en toda la misión de Daniel, no eran amigos, pero se habían vuelto aliados, y ambos acordaban en algo, los seres sobrenaturales nunca debieron existir, todo el tiempo que Daniel estaba en misión, él y el papa discutían sobre las brujas y los otros seres superiores a ellos. Escupían que nunca debieron haber pisado la tierra, que nadie puede ser superior a ellos.
Ambos hombres al pasar del tiempo, y de tanto buscar en libros arcaicos y de leyendas antiguas que estaban en el Vaticano y algunos que Daniel escondía en su casa, descubrieron la manera de poder vengarse de las brujas y cualquier otro ser que les pudiera hacer daño y la respuesta siempre la habían tenido en sus manos, debían unir los tres tótems y el corazón de una bruja descendiente de la Legión, aquello iba a activar los tótems, pero en vez de revivir a Mallory, podían utilizar ese poder para desaparecer a todos los seres sobrenaturales. Daniel y Santiago sabían que aquello era una misión suicida, pero no les quedaba de otra, no querían seguir viviendo en la sombra, con miedo a ser asesinados por seres contra los cuales no tenían oportunidad, por lo que decidieron seguir con el plan, Santiago mantenía a Han informada, le decía que solamente habían encontrado al cráneo. Pero ambos ya tenían la espada también, y la vasija estaba localizada, Han no debía sospechar nada de lo que estaban haciendo, por lo que le decían constantemente que creara algún hechizo que localizara la espada, pero la directora solo ignoraba las peticiones.
Encontrar el cráneo no fue fácil, perdieron muchos hombres, aquel cráneo hacía que quién lo viera se volviera completamente loco, los hacía ver cosas, por lo que el papa tuvo que bendecir una caja de cristal para encerrar el cráneo, era la única manera de tenerlo cerca y asegurado. La espada la siguieron por semanas, sin encontrar ninguna pista, hasta que finalmente hizo una aparición en Israel, unos arqueólogos habían encontrado una espada manchada de sangre, lo cual era imposible porque llevaba enterrada mucho tiempo; pero la sangre de un demonio tan poderoso como Lucifer no se removía con simple arena; Daniel envió un equipo para que trajera la espada, pero ésta espada hacía que el que la tocara se desangrara. Cuando el equipo de Daniel llegó, se encontraron con un camino de cadáveres, todos sin una gota de sangre en el cuerpo, sus quijadas dislocadas y una expresión de terror en sus rostros, el primer soldado que levantó la espada tuvo el mismo destino que todos los cadáveres presentes, para lograr llevarla ante Daniel, tuvo que ser transportada en un helicóptero sola hasta el Vaticano; tener dos de los tótems cerca, era peligroso, por lo que uno estaba en la casa blanca, Estados Unidos y el otro en el Vaticano; el papa junto con otros padres tenían una caja de cristal bendecida, ubicada en el centro de una habitación, bendita también.
Daniel y Santiago estaban orgullosos con sus logros, de los cuales las brujas no tenían ni idea, ambos hombres estaban cerca de lograr unir los tres tótems. Cuando localizaron la vasija maldita, Santiago hizo saber a su cómplice que Eva era una descendiente de la Legión, tenían los dos últimos ingredientes juntos, pero era una misión suicida enviar a unos soldados humanos a luchar contra dos brujas, un demonio y un hechicero, podrían enviar a toda la milicia, pero no tendría opción contra ellos, por lo que necesitaban separarlos y secuestrar a Eva.
—¿Cómo planeas hacerlo? —pregunta Daniel a Santiago.
—No lo sé. Eva y Sally son prácticamente inseparables.
—Solo necesitamos que estén separadas por un momento, que alguna se enferme o cumplan misiones separadas. —dice Daniel más para sí mismo.
Mantenían vigilados a los jóvenes por medio de imagen satelital, seguían cada uno de sus pasos y escuchaban todas sus conversaciones por medio de sus teléfonos.
—Tengo una idea. —dice Santiago. —Pero vamos a necesitar la ayuda de Han.
—No, ni lo pienses, si ese demonio se acerca a nosotros, va a saber que tenemos los tótems y no va a dudar en asesinarlos.
—Han no me asesinaría. —contesta el papa.
—Esa no esa Han, Santiago, es Astoreth y ella no va a dudar en asesinarte la peor manera posible para obtener los tótems. —dice Daniel.
Se encontraban en la casa blanca, específicamente en la oficina del presidente, usualmente estaría llena de ministros y otras personas de alto rango, pero nadie podía escuchar la conversación que ellos tenían.
—Han inyectó a Eva con fuego celestial, eso la debilita cada día más, podemos decirle a la directora que ya encontramos los tótems y localizamos a Eva, no va a dudar en ir por ella, una vez encerrada en La Academia, podré traerla acá. —explica Santiago.
—Es demasiado arriesgado, todo puede salir mal. —dice Daniel.
—¿Qué propones entonces? —escupe Santiago.
—Atacarlas de frente. Solo que vamos a necesitar llevar a mis soldados al Vaticano.
La cara de Santiago se cubrió con duda, mientras que Daniel se levantó de su silla y salió de su oficina, seguido por el papa.
Mientras caminaban por los pasillos de la casa blanca, Daniel explicó todo su plan al papa, el cual no sonaba tan arriesgado, podían lograrlo sin la ayuda de Han ni de ninguna otra bruja. Santiago accedió a ir con el plan de Daniel. El presidente hizo las llamadas necesarias y consiguió el avión más grande que tenían, éste fue cargado de soldados, los mejores que tenía Daniel Berret a su mando, y emprendieron su viaje al Vaticano.