Después de unas horas, Eva y Sally se habían recuperado por completo del hechizo, al igual que Alejandro, todos estaban esperando que Jason apareciera, ya Sally había revelado la ubicación de la sirena, el mismo lago Ness, tenían que viajar hasta Escocia, ninguno de los presentes había estado en Escocia, una razón más para esperar a Jason, Alejandro estaba seguro que el joven Wintt había estado ahí, Jason le había contado de cómo el papa Santiago lo obligaba a ir a misiones por todo el mundo, por lo que era obvio que había estado en Escocia.
—Es posible. —dice Eva.
—No, Jason es fuerte, Han no puede haberlo matado. —dice Alejandro.
—Podemos ir a buscarlo. —dice Sally.
Alejandro asintió.
Todos se levantaron de sus asientos, Sally dejó el gran plato de comida que devoraba. Comenzaron a prepararse, ponerse ropas cómodas, o al menos alguna que no estuviera sucia. Sally se puso unos pantalones negros, ajustados, acompañados de unas botas de tacón alto, también una blusa color blanco corta, dejando ver su abdomen, y se dejó el cabello suelto, pintó sus labios color rojo intenso. Eva nunca había sido una mujer amante del maquillaje, por lo que siempre andaba natural, se vistió con una falda asimétrica semitransparente color negro, zapatos cerrados de tacón alto, y una blusa pegada al cuerpo color azul que marcaba sus curvas. Alejandro simplemente sacudió sus tenis Converse altas, al igual que su pantalón negro, el cual estaba desteñido. Sally llegó a la sala y le lanzó una sudadera a joven Zarzakovich, era gris y tenía el nombre de la marca en el pecho, Alejandro se quitó su camisa arañada, dándole la espalda a la señorita Dorman, y se puso la sudadera. Una vez todos listos, salieron del apartamento.
—¿Crees que debamos entrar a La Academia? Digo, puede ser una trampa. —dice Eva.
—No tenemos opción, debemos encontrarlo. —dice Sally.
Los tres jóvenes salieron del apartamento para encontrarse con el cuerpo de Jason en el suelo. El joven se estaba desangrando, en su cabeza había una herida de al menos quince centímetros, y su abdomen estaba cortado a lo largo.
—¡Jason, por Dios! —dice Alejandro alarmado y se inclina ante el chico.
Jason no podía hablar, apenas estaba consiente, las heridas eran profundas, y no dejaba de sangrar, si no lo hubieran encontrado, el chico hubiera muerto en unos minutos.
—Tenemos que llevarlo adentro. —dice Eva.
—Tenemos que curarlo. —contesta Alejandro.
—No podemos hacerlo aquí Alejandro, hay personas pasando. —dice Sally que se inclinó junto al chico.
Alejandro se levantó del suelo, colocó sus manos debajo de los hombros de Jason Wintt e intentó halarlo, pero el joven Wintt soltó un quejido de dolor, no podían moverlo, estaba muy débil, tenían que curarlo rápido. El joven Zarzakovich observó a las personas que pasaban, eran pocas, pero no podían arriesgar a que los vieran usar magia, Zarzakovich volvió a poner a Jason donde estaba, se colocó frente a ellos, estiró sus brazos y abrió sus palmas, el tiempo se detuvo, pero no solamente alrededor de ellos, el reloj en la mano de Jason detuvo su caminar, el mundo se había paralizado.
—Tenemos que curarlo. —dice Sally al percatarse del reloj de Jason.
Alejandro estaba de pie frente a ellos, con los ojos cerrados, concentrado en su hechizo.
—¿Cómo está haciendo eso? —dice Eva acercándose a Alejandro.
—Eva, te necesito conmigo, juntas podemos curarlo más rápido. —dice Sally.
Las brujas se tomaron de las manos, su mano libre la colocaron encima del cuerpo de Jason Wintt y dijeron: Claudit Vulnere. El cuerpo del joven Wintt comenzó a sanar, todas las heridas empezaron a cerrarse lentamente, y Jason recuperó el aliento y solo entonces, se levantó del suelo. Las brujas le dijeron a Alejandro que podía romper el hechizo, una vez hecho, Alejandro no dudó en abrazar a Jason, el cual le correspondió el abrazo sin dudar.
—Lamento romper el momento… —dice Sally. —Pero, Jason, necesitamos preguntarte algo.
Ambos chicos rompen el abrazo.
—¿Has estado en Escocia? —pregunta Eva.
—¿Escocia? —Jason suena fuera de lugar. —Sí, ¿por qué?
—Ahí es donde está la sirena, en el lago Ness, debemos ir lo antes posible.
—¿Están seguras que confiar en una sirena es lo mejor? —pregunta Jason.
—¿Leíste el cuento? —interrumpe Alejandro.
—Sí, antes que Han me atacara. —el chico hace una pausa. —La sirena que ayudó a la bruja del cuento murió, todo por culpa de la avaricia de la bruja. Desde ese momento las sirenas juraron hacer pagar a todas brujas, y nuca más serían esclavas de ellas.
A las afueras del apartamento de Eva hubo silencio, los cuatro jóvenes se llenaron de duda, ahora no podían estar yendo hacia su salvadora sino hacia su funeral.
—¿Qué más decía? —pregunta Eva.
—Que las sirenas son seres escondidos detrás de su belleza, pero una vez se sientan amenazadas, su canto se puede volver un grito tan poderoso que puede derretir el cerebro de cualquiera.