Todo este tiempo los jóvenes en la otra dimensión habían estado corriendo, no podían ser vistos, ni hablar con nadie no tenían manera de salir de ese lugar, el libro que Sally cargaba seguía escribiendo todo lo que pasaba, más no les ayudaba con descubrir una forma de salir, los ataques de pánico acosaban a Sally, nunca le había gustado estar fuera de lugar, y así era como se sentía, además, no creía que lograran salir de ahí, eso la llenaba de miedo.
Después del accidente en el hospital, los chicos salieron de ahí, intentando no hablar con nadie, los doctores comenzaron a buscar a Alejandro, pero no pudieron encontrarlo. Cuando finalmente se escaparon, robaron un carro del paqueo y se fueron del lugar, aquella acción les iba a causar más problemas de los que creyeron, porque ahora la policía los buscaba por robo agravado, además, el enfermero-secretario del hospital puso una demanda en contra de Jessica por agresión física y mental. Los chicos no podían salir de la ciudad y lo que era peor, estaban poniendo en riesgo a los verdaderos habitantes de esa dimensión, si encontraban a la Sally o Jess incorrecta, todo podría llevar a un colapso de esa dimensión, por lo que trataban de mantenerse escondidos y esperar que la noticia pasara, pero esto no sucedía.
Los jóvenes aún se movilizaban en el carro robado, no tenían nada más para moverse, dudaban antes de ir a rellenar el tanque de gasolina, se movían de un lado a otro, en las noches dormían en automóvil, mientras alguno se quedaba despierto para hacer guardia, los demás dormían. Sally no dejaba de analizar cada centímetro del libro, Alejandro y Jess le pedían que lo dejara, pero ella sentía que ese libro podía ayudarlos a volver a su dimensión. Jessica pasaba la mayor parte de los días en silencio, se sentía culpable por no haber podido salvar a Alejandro y devolverlos a su dimensión. El joven Zarzakovich trataba de mantenerse positivo, para ser una especie de roca para las chicas que parecían que estaban volviéndose locas, aunque en las noches antes de dormir, Alejandro no podía evitar no pensar en todo lo que estaba pasando y la posibilidad de quedar atrapados ahí para siempre, o peor, destruir esa dimensión con ellos adentro y eliminar todo rastro de que ellos existieron. La vida de los jóvenes estaba de cabeza, ninguno quería admitir la posibilidad de quedarse ahí para siempre. Hace unos días, discutieron la posibilidad de asesinar a sus gemelos de esa dimensión, pero eso sería aceptar la derrota y Sally no quería darse por vencida en ese libro, ella sabía que aún existía la posibilidad de salir de ahí.
Jessica Lithuriel habló con Sally y Alejandro de todo lo que había vivido en el reino de Lilith, lo que aquella mujer le había dicho sobre su padre, Olsen Dynomarc, las cosas que le había hecho hacer, todo lo que hizo en contra de Jason, Jess no se guardó nada, ni siquiera las lágrimas, la chica había querido hablar de todo aquello hace tiempo, pero no había tenido ni el tiempo ni el valor, no se sentía del todo preparada. Pero al estar ahí atrapada, con esos dos chicos que arriesgarían su vida para salvarla logró poder decir todo lo que había sufrido.
Los chicos habían decidido viajar al norte de la ciudad, en este momento, el auto estaba estacionado en una calle solitaria, una recta que parecía infinita, rodeada por montañas llenas de pinos, en el lugar se podía respirar paz, aire fresco. Era casi de noche, por lo que habían decidido detenerse, los tres se bajaron del coche para estirar las piernas y relajarse un poco. Sally se recostó sobre el carro para seguir leyendo el libro que tenía en las manos, Jess y Alejandro cruzaron al otro lado de la calle, ambos se quedaron observando la amenazante montaña.
—¿Crees que debemos hacerlo? —pregunta Jess al chico.
—No lo sé, Sally se volvería loca. —contesta el chico.
—Es la única opción, hasta el momento no ha descubierto nada, no podemos seguir así, en cualquier momento la policía nos va a alcanzar o a los otros nosotros. —dice Jessica.
—Jess, solo hay una cosa más fuerte que el miedo y es la esperanza. Y Sally está llena de ella, no podemos darnos por vencidos. —dice el chico Zarzakovich.
Alejandro se sienta al borde de la carretera, encoje sus piernas para abrazarlas con sus brazos, acción repetida por Jessica. Ambos veían la montaña, escuchaban el sonido del viento arrastrar las hojas caídas, también de cómo éste chocaba contras los árboles haciéndolos mover con fuerza, la manera en que los pinos rechinaban eran relajantes. No habían visto más autos en kilómetros, sabían que estaban solos. El cielo estaba nublado, parecía que una tormenta se acercaba, el viento traía consigo una leve brisa que chocaba contra la cara de los chicos. Las hojas del libro de Sally eran golpeadas por el viento, dejándolas un poco húmedas, mientras la chica batallaba para mantener el libro en su página actual. Jessica y Alejandro se desplomaron sobre la carretera, para ver el cielo y sentir la brisa sobre sus rostros, ambos chicos cerraron los ojos.
Aquellos tres jóvenes no querían darse por vencidos, necesitaban volver a su dimensión, aunque aquella dimensión estuviera al borde de ser destruida, era de ellos, no podían simplemente asesinar a sus gemelos. Pero en aquel momento de tranquilidad absoluta, sus mentes no dejaban de pensar en esa posibilidad, quedarse ahí para siempre, vivir vidas normales, sin tener que luchar a cada segundo con algún demonio diferente, estar a salvo. La esperanza no abandonaba el cuerpo de Sally, ella estaba segura de que iban a poder salir de ahí, pero en Jessica ya no había nada de esperanza, la chica se había rendido, había luchado tanto toda su vida, pero lo que estaba viviendo ahora era más grande que ella, lo único que le daba fuerzas para seguir huyendo era ver la esperanza en la cara de su hermana. Alejandro no solo estaba perdiendo la esperanza, ya antes él se sentía defraudado, con el corazón roto, se había lanzado al agua con Jason, pero resulta que solo era Astaroth jugando con sus deseos y él cayó directo en el juego del demonio, Zarzakovich siempre había estado lleno de fe y esperanza, pero todo aquello lo había llevado a fracasos y sufrimiento, no quería sufrir más, por esa razón la idea de Jess de asesinar a sus gemelos sonaba cada vez más cuerda en su cabeza.