Capitulo 2 Encuentros.
De cuando Leonard cometió el más estúpido de los errores (pero gracias a ello conoció a Lily) y la vida le demuestra cuanto lo odia.
Leonard ha cometido muchos errores a lo largo de su vida, desde los más pequeños como ensuciar el traje de satín (ganándose un buen regaño), trepar el árbol que esta frente a la ventana solo para sentirse más alto (una semana de castigo), o también haber derramado vino en el vestido blanco de la prima justo antes de casarse (bueno, aquí solo tuvo que comprar uno nuevo) hasta el –que en ese momento era el- peor de todos: decirle a madre que ya era vieja (sigue sin saber cómo salía vivo de esa), pero jamás, jamás de jamás se imaginó cometiendo el más estúpido de todos y no tiene ganas de saber cuáles serán las consecuencias de haber secuestrado a una persona.
¿Servicio comunitario? ¿Una buena multa? O en el peor de los casos ¿Cárcel?
No, no, no, no, no.
Leonard es muy joven para ir a la cárcel. 17 años no son nada, sigue siendo un niño, su madre aun le da un beso de buenas noches, su padre le cuenta historias y su hermano lo mima. Es un pequeño de familia.
Un sonido de frustración lo regresan a la realidad, parece que la persona en el saco está tratando, inútilmente, de salirse por su cuenta, se hubiera reído de no ser por la situación. Viendo bien el saco, fueron muy estúpidos al no darse cuenta en el camino. La persona es considerablemente más pequeña que Kiara y bueno, más pequeña que todos ahí. El peso tampoco concordaba, si bien Kiara no es gorda, este cuerpo es unas dos veces más pequeño que el de ella.
No podrían decir que fueron sumamente tontos con esos detalles, cuando fue más estúpido haberla raptado en primer lugar.
Cuando las miradas en su nuca son notables, Leonard suspira, pone la máscara de serenidad y seriedad marca Lestrange y gira dispuesto a dar órdenes y guiarlos a todos a una posible salida del problema (aunque por dentro esta muerto de miedo)
Como era de esperarse, todos lo miran con diferentes niveles de preocupación.
—Podemos...— se toma un momento para pensar las palabras apropiadas, podrían ofrecerle algo a cambio de su silencio o amenazar a la persona, si uno no funciona, que sea la segunda...suena bien —,ofrezcámosle lo que quiera, no será mucha perdida para nosotros— dicta con un encogimiento de hombros –y si eso no basta, una amenaza si lo hará y tampoco será problema.
Nadie lo considera, solo asienten con ganas.
—Tú hablas, nosotros te esperamos afuera— informa Zach y sale corriendo como alma que lleva el diablo por las escaleras.
Le sigue Thomas, no sin antes dedicarle una mirada que solo puede catalogar como: -no-cuentes-conmigo-
Diane al menos tiene la decencia de parecer avergonzada y culpable. Leonard, como el idiota que no sabe negarle nada a su novia, la incita a irse.
No tuvo que hacerlo dos veces.
—Te amamos— grita Zach desde arriba —no lo olvides nunca.
Lestrange incluso creyó ver el guiño de su mejor amigo "dándole ánimos".
Ya solo, Leonard se permite soltar el aire que retuvo y relajarse, aunque claro, no le duro el gusto pues el saco se retuerce de nuevo.
—Amm- este- y-o- —carraspea para tapar su balbuceo —,te sacaré de ahí, pero no vayas a gritar, o hacer algo raro ¿okey?
El saco emite un sonido afirmativo.
Con cautela, Leonard deshace el nudo con el que está atado el saco y lo baja para dejar al descubierto la parte superior de la pequeña cabecita. Unas manos chiquitas salen y jalan el saco hacia abajo, destapando la cara de la chica, en unos segundos, ella ya está sentada, Leonard le ofrece la mano para ayudar a levantarse, a falta de opciones la chica la acepta, una vez de pie busca la forma en que sus cortas piernas salgan del saco.
En pocos minutos la castaña está afuera y se acomoda la ropa. Sus miradas se cruzan, los castaños con un brillo de furia y los azules de Leonard indescifrables. La conexión la rompe la chica cuando se cruza de brazos y posa su peso sobre el pie izquierdo.
Leonard carraspea nuevamente.
—Primero que nada, lo siento mucho.
Sí, por si lo preguntan, un niño mimado sabe cuándo debe pedir perdón.
La chica arquea una ceja, con una interrogante silenciosa, que por alguna razón (desconocida en ese entonces), Leonard entendió a la perfección.
—En nombre de los cobardes de mis amigos... Sabes que es cierto Zach— agrego porque conoce tan bien a su mejor amigo que sabe que estaba por replicarle eso, aun si no podía verlo. La confirmación llego medio segundo después:
—¡Se llama instinto de auto preservación! ¡Investígalo y ponlo en práctica!
—Lamentamos mucho la situación en la que le metimos, el objetivo no eras tú, era...— explica, ignorando a su amigo... lo que hicieron era... ¿una venganza para la chica que les causo problemas?... No podía decirle eso —,una broma para una amiga.
—Menudas bromitas las suyas— suelta con desprecio la castaña, si Leonard no fuese Leonard, se habría percatado de que era la primera vez que la chica le dirigió la palabra.
—Si...supongo que fue un poco pesada— ríe suavemente.
—Sí, los resultados no fueron buenos— la chica suelta bufido.
El se permitió leer más libremente tras la divertida expresión de la chica.
#21021 en Novela romántica
#4025 en Joven Adulto
amoradolescente romance humor comedia, amoradolecente, estrellasyconstelaciones
Editado: 29.03.2024