Búscame en las estrellas

Capitulo 3 Castigo.

Capitulo 5 La ardilla y la princesa

Capitulo 3 Cumpliendo el Castigo.

De cuando tuvo que cumplir su castigo y soportar a la niña nueva (otra vez).

Las pinceladas de Leonard era hábiles, precisas y hasta elegantes –pequeñas ventajas de haber sido instruido por los mejores maestros desde niño-. Correctamente sentado, con su área de trabajo ordena. Su técnica es perfecta, los errores no estaban permitidos, si llegara haber uno, ese lienzo se va directo a la basura y debería empezar el trabajo otra vez.

No puede darse el lujo de distraerse.

Pero aun así lo hiso.

Apenas empezó la clase de Arte y el prosiguió con lo pendiente. Mas su burbuja de tranquilidad y paz se vio rota por una chiquilla cantante y que lo salpica con todo tipo de colores.

—Lane— la llama.

— ¿Si, Andrew?— responde distraídamente.

— ¿Podrías callarte?

—No lo creo.

—Perdón, creo que lo dije mal. Cállate y estate quieta.

Lane emite un sonido de negación.

Esta vez, Leonard si rueda los ojos.

A diferencia de él, Lily está de pie y en una pose extraña mientras que con su mano derecha pasa su acrílico azul por toda la extensión del lienzo y en la izquierda sostiene el godete lleno de mezclas coloridas y de dudosa procedencia -según Leonard- el mismo podría jurar haber visto un pétalo en el color rosa. También tararea una canción, y no se inmuta por las gotas que le salpican a la cara –y muchos menos por las que les caen a los demás-. Eso sin mencionar que está aplicando pin tura con la credencial escolar.

Y su trabajo, Leonard se considera una persona con mucha imaginación y un gran interpretador del arte, pero lo que sea que tenga Lane en su lienzo no puede ser algo de esta y ninguna otra dimensión. Aunque podría parecer un camino de diferentes colores si lo vez desde otro ángulo, uno donde tengas la cabeza de lado, los ojos entrecerrados y el brazo derecho alzado.

—Lane.

—Hm.

— ¿Qué se supone que es eso?— se anima a preguntar.

—Hoy parece un río de colores — deja unos segundos en silencio antes de agregar: —. ¿Qué forma le encuentras tú?

— ¿Hoy?

—Ujum. Mañana tal vez sean alas de arcoíris.

Si Lily se da cuenta de la mirada (para nada agradable) que le da Leonard, no dice nada, ni lo hace notar.

 El aristócrata regresa su atención a su propio trabajo.

— ¡Lily!

Una voz alegre saluda. Como no se dirigen a él, Leonard la ignora.

—Hola, Kiara— regresa el saludo suavemente.

Al percatarse de quien es, el rubio suspira y saluda—Buenos días, señorita Grafton.

—Oh, hola Leonard. No te había visto, perdón.— habla con su voz melodiosa y Lestrange se abstiene de rodar los ojos— ¿Te parece si estamos juntas esta clase? — se dirige a Lane nuevamente.

—Claro— le responde esta.

Kiara chilla por la emoción y se sienta a lado de Lane para después adentrarse en una plática de –los-dioses-saben-que. Y Leonard prefirió dejar de escuchar cuando Kiara sacó el tema de su banda favorita.

Esa iba a ser una larga hora.

Capitulo 5 La ardilla y la princesa  

En la sala principal de la mansión Lestrange, hay dos jóvenes sentados elegantemente. Uno en el sillón mientras lee un libro y la otra está en una silla anotando fechas históricas en su cuaderno. De vez en cuando el silencio se interrumpe por un comentario de cualquiera de los dos.

En esta ocasión, fue Leonard quien lo hizo.

—...también hay una chica nueva— agrega vacilante.

— ¿Nueva? ¿A mitad de ciclo?

—Bueno, tú ya no estudias ahí, quedaba una plaza libre, y por lo que sé, la chica no entró desde principios por que no había lugar.

— ¿Y cómo es?

—Extraña— responde sin titubeos—. Siempre tiene una sonrisa en la cara y sus ojos, parece como si estuviera perdida— aclara ante la mirada de su novia.

—Ya. Bueno... si es becada es obvio que no la educaron para tener una máscara de frialdad y guardar apariencias.

—Supongo. Pero su actitud es irritante.

— ¿En qué sentido? Digo...no creo que sea más irritante que Zacharías.

—Al mismo nivel, pero de diferente manera— frunce el ceño ante su propia conclusión, pero al percatarse de eso, relaja la expresión y pasa sus dedos por su frente para evitar arrugas—. Es que es rara, se la pasa tarareando todo el día mientras mira a las jardineras. Y uno no puede concentrarse por su culpa.

Diane suelta una risa.

— ¿Qué?

—Le estas dando demasiada importancia a esa chica— Leonard la mira indignado—. Solo estas fastidiado porque ella es diferente a ti.

—No dirías eso si la conocieras.

—Tal vez— acepta—, pero si te molesta tanto, solo ignórala.

— ¿Así como haces tú con Kiara? — pregunta enmarcando una ceja.

—Ella es un caso aparte. Simplemente es odiosa.

—Aja, si— dice solo por decir—. Además, resulta bastante difícil ignorar a la persona que secuestraste por error— murmura para sí mismo -el no podría echarle en cara eso nunca a Diane- pero no lo suficientemente bajo pues su novia lo escuchó.




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