– Esta mañana te vi con esa chica. ¿por qué insistes conmigo si la tienes a ella? – señale, entonces él aflojo su abrazo para mirar hacia abajo y poder ver mi rostro y yo solo hice una mueca para mirar hacia arriba dejándome ver su rostro.
– Ja ja, ¿hablas de Cindy? Ella es una amiga de la familia. No hay nada entre ella y yo. ¿Te pusiste celoso Noah? – Odiaba esa maldita palabra, ¿Celoso yo? No respondí así que solamente me encerré en mis pensamientos. «Si, estaba tan celoso que hice que explotaran los aspersores.»
Él abrió los ojos de par en par. - ¿Así que fuiste tú? – indagó, él me había escuchado, «Mierda» dije dentro de mí, - Noah no digas palabrotas. – Estaba tan frustrado en ese momento, ni si quiera podía tener privacidad. - ¿Todos los lobos son así? – Pregunte indulgente y el solo me miró como si no supiera de que hablaba – Quiero decir ¿Todos ustedes van por ahí proclamando como suyo a alguien y luego invaden la privacidad de sus pensamientos? – Me miró indignado como si hubiera hecho una gran ofensa hacia él.
– Noah, en primer lugar, nosotros no proclamamos a cualquiera nuestra pareja, nuestra pareja es alguien que nace para nosotros y nosotros para ellos, es nuestra alma gemela y los lobos podemos crear un link comunicativo con nuestras parejas, aunque nunca había visto uno como el que nosotros tenemos. Normalmente el link le permite a un lobo hablar con su pareja por medio del pensamiento, pero en vista de que no eres un lobo quizás esa sea la diferencia en nuestro caso, algo hace que pueda escuchar los tuyos, Noah ¿entiendes? – Sentenció Bruno.
Asentí con la cabeza, entusiasmado por hacer más preguntas, pero él me interrumpió. – Noah, ¿saldrías a otra cita conmigo? – esperen, todo este tiempo, la flor que me obsequio, las fresas con chocolate, ¿era nuestra cita? – Si prometes no comportarte como una basura saldré contigo. – dije serio, él se emocionó y me abrazo muy fuerte, tanto que apachurro mi brazo adolorido. – Duele Bruno, para. –
Entonces se fijó, me quito el suéter a la fuerza y vio la marca roja en mi brazo, - No te asustes por lo que voy a hacer. – Susurró tratando de que no me exaltara, tomó mi brazo con una de sus manos y el dolor desapareció poco a poco, vi como sus uñas se clavaron en mí y parecían sustraer lo dañado, había sanado mi brazo. - ¿Có-cómo hiciste eso? – intenté preguntar, pero el tomo mi mano y me llevo hasta la puerta principal, - Noah ya habrá tiempo para responder tus preguntas, mira la hora. –
Grandísimo Tutancamón eran las 6:50 p.m. Mery iba a matarme, debía estar a las 7:00, íbamos a emprender el rumbo, - Espera Bruno, mis cosas. - Bruno me miró y reacciono luego de un momento. – Espera aquí ¿sí? Iré por tus cosas – Vi cómo se alejaba por el camino hasta las escaleras. Escuché un silbido y volteé a ver, bajo las escaleras estaba Nora llamándome, - ¿qué sucede señora? – comenté acercándome, pensé que algo malo estaba sucediendo. – Gracias por hacer de los días de mi niño más felices, nunca lo había visto sonreír tan abiertamente, eres especial Noah. –
Le devolví una sonrisa muy tímida sin saber muy bien que decirle. – Bruno y yo solo somos amigos, no estamos saliendo… - Continué muy apenado, - Yo sé que no, pero lo harán. – Sonrió de manera picara la señora Nora, yo solo agache la cabeza, sonrojado - ¿Tú quieres a mi niño? – Entonces subí la cabeza encontrándome con la mirada seria de Nora. – Yo… lo quiero demasiado, es solo que… no puedo decirle que sí, no ahora. – Y Nora lo entendió, ella no debía forzar las cosas, no cuando sabía que tenía sentimientos por Bruno ella había descubierto mi verdad y entonces concretó. – Lo que sea que te esté deteniendo para hacer feliz a Bruno, resuélvelo. No hay mucho tiempo. –
Entonces Bruno bajo por las escaleras con mis cosas e hizo que me despidiera de Nora. Guardé conmigo las palabras que Nora me obsequió, subí en su transporte y luego simplemente me dormí en su auto, sentí paz, me dormí con la confianza suficiente en que Bruno no intentaría nada y con la seguridad que no soñaría nada aterrador, no esta ocasión.
En ese corto camino, soñé con él, soñé con sus labios y sentí tan real sus labios pegados a los míos, abrí los ojos esperando que mi sueño fuera la realidad, pero el auto estaba estacionado y mis labios húmedos, - Ya llegamos. ¿Quieres que…? – intento argumentar Bruno, ¿él estaba nervioso?, le comente que no necesitaba su ayuda, no cuando Mery se pondría como una fiera cuando lo viera. No quería que lo conociera en esas condiciones. – Hasta mañana Bruno, este es mi número de teléfono. – Comenté escribiendo mi número en su mano y dándole un beso en la mejilla.