— Tengo el dinero que me ha estado pagando guardado, puede ayudarle a mantenerse, o a dar el enganche de un vehículo propio.
— Es tuyo, te lo ganaste.
"No es mala idea, pero no quiero aprovecharme de él".
— No se preocupe, sin usted yo la habría pasado muy mal, se lo debo.
— No te lo quitaré.
— Entonces seamos socios
Decidieron ir a Florida, y allí pensar bien las cosas, como siempre Mary y John los acogieron.
— ¿Qué harás con la búsqueda de tu padrino? — preguntó Piotr esa noche, cuando ambos descansaban en un cuarto.
— Ya habrá tiempo para seguir en lo mío.
Con el dinero que juntaron decidieron compraron una camioneta, y comenzarían una pequeña empresa de transportes, fueron a la ciudad a cómpralo, cuando iban de vuelta al refugio un grupo de 10 hombre, en cuatro jeep, los detuvieron. Piotr y Gonzalo tuvieron que bajar de su vehículo.
— El Blanco quiere que matemos a golpes a Piotr, al otro debe vivir para dar el recado que nadie debe ir contra el jefe — dijo el líder de los matones, y empezaron a golpearlos.
Cuando el camionero cayó inconsciente, el muchacho tocó el medallón que colgaba de su cuello en varios lugares, entonces sus músculos se tonificaron y crecieron un poco, golpeó a los malhechores hasta dejarlos en el suelo, tomó en brazos al camionero, lo subió a la cabina de la camioneta como si fuera una pluma, y se fue, en el camino tocó de nuevo el colgante, y su cuerpo volvió a la normalidad.
En la guarida de "El Blanco", el jefe del lugar se puso de pie, miró a un lado del lugar, como si su visión pudiera atravesar las paredes.
— ¿Recuperaste la memoria? — pensó un rato — o padre envió a alguien, como sea ahora yo ganaré — susurro con una sonrisa de triunfo en sus labios.
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Un rato después, el camionero despertó.
— ¿Qué pasó muchacho? — lo último que recordaba era que le estaban golpeando entre seis.
— No se mueva, tiene una herida en la cabeza, debemos apresurarnos al refugio.
— ¿Me salvaste? — no es tan fuerte pensó.
— No, usted los golpeó, me ayudó a subir, entonces cayó desmayado.
Cuando llegaron donde Mary, lo curó inmediatamente.
— Los hombres del Blanco ¿Verdad? — la mujer estaba preocupada.
— Sí ¿Cómo supieron?
— Nos acaba de llegar el rumor, se supo que ustedes han ayudado a varios que han escapado de sus garras ¿Qué harán ahora? — preguntó John preocupado, tal vez la siguiente vez usarían armas en vez de puños contra ellos pensó.
— Creo que me iré a México, allí buscaré trabajo y me esconderé.
— ¿Y tú Gonzalo?
— No lo sé, quiero seguir mi búsqueda, pero no deseo dejarlo solo en estas condiciones — el muchacho estaba preocupado, estaba seguro que si no hubiera intervenido el chofer estaría muerto.
— Tranquilo, no me pasará nada, sé cuidarme.
— Lo pensaré — sonrió triste el muchacho.
Esa noche el chofer y el joven la pasaron en un hotel, preocupados que al matrimonio, si iban a buscarlos, los dañarían, cuando al otro día Piotr y Gonzalo no encontraron a los encargados del refugio, se preocuparon, más cuando encontraron una nota en la puerta del refrigerador:
"Ven al desierto, al Valle de los Cactus a las 16:00 hrs. si no los humanos morirán, si no vienes te buscaré y mataré a todos quienes te ayuden, soy el ángel".
— Se volvió loco ¿Qué es eso de soy el ángel? Iré solo.
— Piotr, yo soy quien debo ir.
— No quiero que te ocurra nada malo — tomó el hombro del joven — esto no tiene que ver contigo, seré quien vaya.
— Entiendo — Gonzalo hizo ademán de darle un abrazo al mayor, pero en vez de eso lo golpeó en la nuca.
— No pude encontrar a quien buscaba, pero al menos lo salvaré a usted — lo besó de nuevo — lo protegeré como debí hacerlo con mi maestro.
"Además ya no sé a quién de los dos es a quien amo".
En el desierto, a la hora señalada estaba el mafioso, y sus hombres, tenían a los encargados del refugio amarrados y amordazados, a su lado.
— ¿Así que ahora te haces llamar Blanco? — Gonzalo se apartó el mechón que le caía sobre la frente, su mirada era muy fría.
— Eres valiente, pero tonto al venir solo a enfrentarme — miró atrás del muchacho — no encontraste a tu maestro, tampoco trajiste a ese humano que me ha causado tantos problemas — el líder de los contrabandistas, era alto, delgado, el pelo en una cola era blanco, así como su piel, sus ojos eran azul claro.
— Él no debe ser importante para alguien como tú, es solo un humano — respondió el jovencito, serio.
— Tienes razón, muchachos a él.
Entonces Gonzalo volvió a tocar el medallón, y sus fuerzas se incrementaron, pero eran muchos, a la media hora ya lo tenían amarrado, lo dejaron cerca del jefe de los malhechores.
— Creíste ser más listo que yo, pero a pesar que casi no tengo poderes, he podido crear una organización que, en este mundo, es mí fuerza jajaja.
En eso trajeron también a Piotr, estaba con las manos amarradas en la espalda.
— No debió venir — le recriminó Gonzalo.
— Es a mí a quien quieres Blanco, no a este chico, déjalo ir, y a los demás también.
— Que equivocado estas humano, no me interesas, sino él, supo esconderse bien de mí — apuntó al joven — ahora me desharé del peligro que supone para mí, sin ti — le habló a Gonzalo — a quien buscas jamás recordará quién fue. Apuesto muchacho, que ya acabaste con el ki que tenías para emergencias, mi querido padre es tan predecible. Ese medallón debe ser el que te serviría para abrir un portal cuando terminarás tu misión ¿O me equivoco? — al ver la cara del muchacho comprobó que sus suposiciones eran correctas, no sabía cubrir sus emociones — Iván — llamó a un hombre que era tan alto como ancho, calvo, tenía un machete en sus manos — acaba con él, cuando tenga ese colgante podré volver a mi hogar, y ahora nadie podrá detenerme.