Capítulo 6

Había captado la atención de todos los que se encontraban en el salón, incluyendo la de aquel pelinegro que estaba al final de la fila, mirando atento, pues esa hermosa voz no podía ser ignorada. Era tan delicada que cada palabra que salía era dulce; todos observaban atentos cómo aquel chico leía con tanta pasión esas palabras: su entonación, todo era perfecto. Parecía como si de verdad las sintiera. Así era, esas que para algunos solo eran palabras, para él significaban más; él las entendía. Pequeñas lágrimas corrían por las mejillas de Younghoon, quien al verlo ahí simplemente quedó fascinado.

Había terminado, y lo primero que notó fue a su profesor, totalmente cautivado por sus palabras. Se había llevado varias felicitaciones por parte de su profesor y algunos de sus compañeros, aunque eso no le importaba; no ahora, sus pensamientos solo estaban en Sunwoo. Toda la clase se la pasó distraído pensando en eso, hasta que esta acabó. Por fin podía ir a su casa para después hablar con Sunwoo.

—¿Ya te vas a tu casa, Chanhee? —dijo Younghoon, tratando de acercarse otra vez a él.

—Pues sí. ¿A dónde más iría? ¿A tu casa? —Chanhee revisaba sus cosas tranquilamente hasta que Younghoon habló.

—No sería mala idea, pero hoy no puedo, lo siento —le hubiera encantado que Chanhee hubiera ido, pero tenía un compromiso con su padre.

—Ja, ¿piensas que iría a tu casa? Ni loco —ya estaba listo para salir, hasta que Younghoon volvió a hablar, pero esta vez más serio.

—Claro que sí, me gustaría que fueras, pero parece que tienes un ego muy grande. ¿Acaso no soy suficiente para su majestad? —Ahora sí estaba listo para irse. No quería estar cerca de alguien como él; en ese momento había arruinado el pequeño acercamiento que recién había logrado.

Rodó los ojos y salió de ahí, ignorando la mirada de confusión por parte de Younghoon. Solo se dirigió a la salida, tratando de encontrar a Sunwoo por alguna parte, pero fue imposible. Así que, cuando vio a aquel chico de cabellos oscuros, corrió hacia él para saber algo de Sunwoo o encontrarlo.

—Eric, qué bueno que te encuentro. Necesito tu ayuda —Eric era compañero de Sunwoo y amigo de ambos, pues tenían amigos en común; además, era muy agradable y divertido. Su respiración era agitada, pues lo había seguido unos cuantos metros, aunque su resistencia no era mucha—. ¿Has visto a Sunwoo? ¿Ya se fue a su casa?

—Hyung, qué bueno verte —rápidamente hizo una reverencia mientras se percataba de la agitada respiración del mayor—. ¿Estás bien, hyung?

—Sí, no pasa nada, solo quiero saber si sabes algo de Sunwoo. Necesito hablar con él —su respiración ya era normal, entenderlo fue más fácil.

—Sí, estuvo aquí durante la mañana, pero se fue —cambió su expresión sonriente a una más de preocupación—. Bueno, lo enviaron a su casa por lo que pasó en la cafetería. Sus padres vinieron y fueron a la oficina del director; cuando salieron, parecían enojados, pero no sé más, pues no tuvimos tiempo de hablar.

—Gracias, Eric. Nos vemos después —no tomó el tiempo de escuchar cómo el menor se despedía.

Corrió rápido a la parada de autobuses, que para suerte llegó después que él. Estando dentro, solo pensaba en su joven amigo, cosa que había hecho todo el día, aunque ahora estaba más preocupado; quería saber qué pasó con Sunwoo. Casi se pasa de su parada cuando se dio cuenta; salió casi corriendo hacia su casa, donde al entrar, grande fue la sorpresa.

Ahí dentro se encontraba Sunwoo en su sala, sentado de espaldas a la puerta. Cuando notó la presencia de Chanhee, no dudó en sonreír. Su madre se encontraba en la cocina charlando con la señora Kim, así que hizo un gesto con su mano para que este lo siguiera. Pero antes se tomó el tiempo de saludar a su madre y a la señora Kim. Subieron tranquilamente las escaleras hasta la habitación de Chanhee, que como siempre estaba demasiado ordenada.

Su cama estaba bien tendida, sus libros se encontraban bien acomodados en los estantes y uno que otro en su escritorio, al lado de su computadora y su lámpara de escritorio, junto a muchas de sus otras pertenencias.

Sunwoo se sentó en la cama mientras Chanhee ponía su mochila en una silla y tomaba asiento a su lado, en su cómoda cama.

—Sunwoo, lo siento. Por mi culpa estás en problemas, de verdad lo siento —se podía notar la culpa en sus palabras.

—No, claro que no tienes culpa de nada. Yo fui el que se metió en problemas —Sunwoo siempre tenía esa voz que a Chanhee le causaba tanta calma—. No es nada grave.

—¿Qué pasó? Eric me dijo que tus padres fueron por ti a la universidad —no podía dejar de pensar que era su culpa.

—No pasó nada. Solo los llamaron para informar que me metí en una pelea, aunque los padres de Juyeon querían que me expulsaran, pero fue imposible por su historial de peleas con otros chicos; además, solo está ahí por el dinero de sus padres —trataba de sonar tranquilo, aunque su tono se volvía frío al hablar de Juyeon—. Tranquilo, solo me suspendieron unos días; me servirán para descansar, aunque pronto me tendrás allá.

—Claro, unos días de vacaciones para ti y de paz para mí —su ánimo cambió al darse cuenta de que todo estaba bien—. Vaya que lo necesito, jajaja.

—Entonces ya no te buscaré para que puedas estar en paz —si Chanhee podía bromear, él también.

—Bueno, será un alivio. Tendré más tiempo para salir con Changmin —la cara de Sunwoo se volvió totalmente roja y borró esa sonrisa que hace poco poseía.

—Bueno, vete con él como siempre. Sé que ya no me quieres —un puchero se hizo presente. Sunwoo era tan infantil cuando se trataba de Chanhee.

No pudo aguantarlo más, y una risa salió de Chanhee, seguida por la de Sunwoo, que también comenzaba a reír. Siempre que estaban juntos eran felices siendo ellos mismos. La voz de la madre de Chanhee interrumpió sus risas: ya era hora de que comieran. Cuando bajaron, se encontraron con la mesa servida, así que se fueron a sentar; Sunwoo, por supuesto, se sentó al lado de Chanhee.