Cada día un poco más

Capítulo 2

(Cameron)

Arrastro mis pies por el largo pasillo, hasta que, al fin llego a mi habitación. Al abrir la puerta luego de unos cuantos segundos tratando, lo primero que llega a mis ojos es la maldita luz del sol. Eran las siete de la mañana. Ya lo sabía. La fiesta a la que fui, se descontroló un poco y terminé en la casa de una chica, en una especie de after, porque no quería dejar de beber.

Tomo un control remoto que esta sobre el mueble de la tele y presiono uno de los botones que cierra las cortinas de inmediato, dándome la oscuridad que necesito.

Camino lentamente hasta la enorme cama y me lanzó sobre ella, quitándome los zapatos con los mismos pies. Sentía que la cabeza me iba a explotar, si es que eso es posible. Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y lo desbloque para, como todas las mañanas, entrar a su perfil de Instagram y comprobar que ella ha seguido su vida feliz, como siempre he deseado que fuera.

Aunque si soy sincero, desearía que fuera feliz a mi lado.

***

— ... 12:30. ¿Se puede saber por qué no te tomas esto en serio? — oh, no. Reconocía esa voz de cabreo y ni siquiera necesitaba abrir los ojos para saber que, Pol, el manager de la banda, estaba de pie junto a mí, cruzado de brazos, observándome con completa desaprobación. Pero me valía. Yo solo quería seguir durmiendo. Me di la media vuelta, cubriéndome la cabeza con las mantas, pero estas se me fueron arrebatadas de inmediato —. Cameron. Debes estar en el estudio con los chicos en una hora y estás aquí, durmiendo luego de haberte pasado toda la noche de fiesta — abrí mis ojos, observando el maldito techo blanco y me levanté. No podía hacer esto sin un poco de café —. Además, te vieron en la calle borracho.

— Lo siento. — me limité a decir.

— No puedes solucionar esto con un lo siento y menos si vas a seguir haciéndolo una y otra y otra vez. — suspiró —. Dime, al menos que ya tienes otra canción.

— En eso estoy. — me giré hacia él —. La tendré lo antes posible. — Pol asintió.

— Ve a ducharte. El chofer llegara en 40 minutos y más te vale que estés listo. — miró su reloj —. Iré a despertar a los demás chicos que, asumo, están igual que tú.

— Nah. Se vinieron antes.

Pol salió de la habitación y yo abrí las cortinas. Me asomé por la ventana, disfrutando de la vista. Siempre me ha gustado cómo se ven las ciudades desde las alturas. A ese nivel, se siente como ser el maldito rey de todo... un rey que perdió a su reina, claro.

Me duché con agua fría y estuve listo justo a la hora que me mandaban un mensaje, avisando que el auto ya había llegado. Mientras esperaba el ascensor, una de las puertas se abrió y de allí, salió Leo junto con una bella chica rubia. Al verme, mi amigo y compañero de banda, me saludó tan enérgicamente como de costumbre y me presentó a su chica de esta ciudad, cuyo nombre ni me moleste en retener, porque, si memorizara el nombre de cada chica que se liga, no me quedaría espacio para recordar las canciones de la banda.

Bajamos del ascensor, caminamos hacia el auto negro que nos esperaba y la chica rubia se despidió para luego irse caminando calle abajo.

Me coloqué mis gafas de sol y entramos al auto, donde Gianni, Simon y Pol, estaban mirando sus celulares.

— Aquí está el chico de las noticias – me señaló Simon, riendo. Fruncí el ceño y me senté, sacando mi celular. Al desbloquearlo, lo primero que vi, fue su perfil de Instagram, ya que me había quedado dormido mirándolo.

— ¿Aun miras las fotos de Hailee, amigo? — me giré hacia Gianni, quien estaba mirando lo que pasaba en mi celular —. Ya pasó un año. ¿Cuánto tiempo planeas seguir haciéndolo?

— Hasta que ya no tenga más canciones para escribirle.

Y eso era cierto. Todas y cada una de las canciones que había escrito para la banda eran para ella. Algunas las escribí cuando mis sentimientos comenzaron a nacer, otras, cuando ya estábamos juntos y otras, ahora que ya le tenía lejos. Ella siempre fue la inspiración para hacer lo que hago. Empecé cuando estaba tan frustrado por no poder decirle lo que sentía que, simplemente, comencé a escribir palabras en un cuaderno y, luego, decidí darle una melodía con mi guitarra. En esos tiempos conocí a los chicos. Ellos tenían una banda, pero el chico que tenían de vocalista, se fue y, un día, cuando estaba con Hailee, practicando una de las canciones (sin que supiera que eran para ella), mientras ella dibujaba tranquilamente, Simon, Gianni y Leo se me acercaron, para proponer entrar en la banda. Recuerdo el brillo en los ojos de Hailee, porque, al fin iba poder compartir mi música con el mundo. Estuve a punto de decir que no, porque me aterraba que a las personas no le gustara lo que hacía, pero ella me convenció para hacerlo.

Ella siempre confió en mí, aunque ni yo mismo lo hiciera. Creo que, de no haber sido por esa chica, seguiría tocando mis canciones para mí en mi cuarto y... quizás, la tendría a mi lado.

Bajamos del auto en cuanto llegamos al estudio y un sujeto se presentó, pero no le preste mucha atención. Nos guio hacia una de esas salas de grabación y nos sentamos en un sofá, mientras Pol hablaba con el tipo sobre algo que no escuchaba. Me dolía la cabeza. Anoche, quizás, se me anduvo pasando la mano con los tragos. Solo quizás.

Pasamos cerca de dos horas terminando de grabar una de las canciones de Leo había escrito, porque sí, yo no soy el único que escribe en la banda. La diferencia está en que, él escribe canciones sobre fiestas, chicas y diversión, yo escribo sobre Hailee y cosas por el estilo.

– ¿Qué haremos ahora? — pregunto Gianni mientras caminábamos hacia la salida.

— La verdad es que me estoy muriendo de hambre. — los tres asentimos ante el comentario de Simon y él sacó su celular para buscar algún buen restaurante —. Según esto, hay un lugar genial en el muelle. — nos enseñó una foto.



#8024 en Joven Adulto

En el texto hay: bandas, amor, ruptura amorosa

Editado: 14.06.2022

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