Cada día un poco más

✨⭐✨

Ella siempre se sintió atraída hacia  el arte.

Él hacia la música.

Luego de aquella hora en el salón de detención, en donde estuvieron jugando un juego que él le enseñó, comenzaron a mirarse en los recreos.

En uno principio, intercambiaban miradas en el patio, como si temieran volver a acercarse, aunque ambos estaban deseosos de hacerlo. Perecía como si una fuerza inexplicable estuviera haciendo todo lo posible para que los chicos se reunieran. Así pasaron unos cuantos días, hasta que, el chico se vio nuevamente metido en un gran lio.

El niño al que había golpeado la última vez, volvió a fastidiar, pero esta vez, a él. Le estaba gritando cosas personales que no tenía por qué saber. Y eso lo estaba haciendo molestar aún más.

Hailee, desde su lugar, observando todo desde la distancia, pudo sentir que algo iba a pasar y lo confirmó en cuanto vio que Camero presionaba su puño. No lo pensó dos veces y se acercó a donde estaba él y lo tomó del brazo. De inmediato, sus ojos color miel hicieron contacto con los suyos y sintió como la tensión del niño desaparecía por completo, como si la presencia de ella fuera todo lo que necesitaba para que se calmara.

— Y ahora la antisocial viene al rescate del idiota este. — la voz del otro niño, interrumpió el contacto visual. Cameron se soltó del agarre de la niña, dispuesto a darle otro golpe, pero Hailee alcanzó a detenerlo. Él la miró molesto, pero su expresión pasó a la confusión en cuanto ella le hizo un gesto para que esperara y camino hacia el molesto niño. Se paró frente, siendo observada por su burlesca mirada y, sin pensarlo de más, lo tomó del cuello de su camiseta, obligándolo a inclinarse para que su cara quedara a la altura de ella.

— Escúchame, cara de insecto. No vengas aquí a decirme antisocial o a él idiota, porque te juro que te romperé la nariz. — sí... internamente, ella no era tan tranquila como todos creían. Y menos cuando la ofendían.

— Ja — se burló él —. Una débil niña jamás podrá hacer tal cosa.

Hailee le dio un fuerte golpe en la nariz que provocó que un hilo de sangre comenzara a deslizarse. Lo soltó y se giró hacia Cameron, quien la observaba boquiabierto, sin creer que hubiese hecho algo así.

— Vamos. — tomó a el chico de la mano y, mientras se alejaban, podía escuchar cómo lloraba el niño molesto. Se encerraron en la sala de artes, deseando que no vinieran por ellos para castigarlos de nuevo.

— Lo golpeas te. — aun no podía creerlo.

— Sí. Ese chico no es una de mis personas favoritas. A principio de año me pegó un chicle en el pelo y tuve que cortarme casi un mechón entero. — le enseñó el mechón que estaba más corto que los demás —. Se merecía ese golpe — se miró la mano y vio sus nudillos rojos. Le dolían.

Cameron lo notó. Se acercó a ella y la tomó la mano, examinándola, aunque realmente no sabía que debía buscar. Solo lo estaba haciendo porque vio a su madre hacerlo una vez.

Mientras, Hailee lo miraba a él. Le agradaba. Desde que pasó lo de su mamá y tuvieron que mudarse, no había hacho ni el más mínimo esfuerzo para hacer amigos. No los quería. Pero, por alguna razón, quería esforzarse para tener a ese niño como amigo. Aunque solo fuera a él.

Terminaron yendo a la enfermería, donde mintieron la mujer que estaba de enfermera, le colocó uno de esos geles fríos, luego de ver que no había sido algo grave.

— Dime algo sobre ti. — él la miró confundido.

— ¿Algo como qué?

— No lo sé. Algo interesante... como... ¿Qué te gusta hacer?

— Es algo... tonto — murmuró. La niña seguía mirándolo con mucha emoción, esperando que le dijera, así que suspiró antes de hacerlo —: Me gusta tocar la guitarra.

— ¿De verdad? — él asintió tímidamente —. ¿Por qué dices que es algo tonto? ¡Es genial! Mi abuela quería que aprendiera, pero se me da mejor pintar — se sonrieron —. Algún día deberías mostrarme como tocas

— No soy muy bueno...

— ¿Y qué? Algún día sí lo serás — abrió la boca emocionada ante una idea que se le pasó por la mente —. Imagina que algún día te haces famoso. Yo iría a verte a tus conciertos solo para decirte: "Te dije que serías alguien increíble en esto".

Ella hablaba mucho. Eso le gustaba.

— ¿Y tú que haces?

— Me gusta dibujar. — le sonrió —. Quise hacer algo en el patio el otro día, pero el director no me dejó. — frunció el ceño —. Solo alcancé a hacer un enorme trazo azulado.

— ¿Por eso estabas en detención? — asintió —. ¿Algún día me mostraras tus dibujos?

— Solo si tú me tocas alguna canción. — le ofreció la mano que no le dolía —. ¿Trato?

— Trato — dijo él estrechándole la mano. 

 



#8023 en Joven Adulto

En el texto hay: bandas, amor, ruptura amorosa

Editado: 14.06.2022

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