DEXTER ACEVEDO
Bora Bora, Tahití
Han pasado tres días desde que me case con Braelyn Toledo y debo admitir que ha sido interesante esta nueva etapa en mi vida.
La laguna esmeralda muestra infinitos matices azules, desde el más traslucido al más profundo, rodeada por un arrecife de coral, las aguas cristalinas albergan una gran variedad de peces y corales de colores mágicos.
-Dexter.
Volteo a ver a Braelyn.
- ¿Qué sucede?
Reparo su cuerpo.
Luce un bikini de dos piezas, las tiras del top se atan alrededor de su cuello, la parte delantera presenta varias tiras horizontales que crean un patrón interesante sobre el pecho, la base del top es de color beige y las tiras negras crean un contraste que visualmente resaltan la forma de su busto y los lados de la parte inferior tienen tiras que se atan, lo que me permite admirar mucho más la piel desnuda de sus caderas.
-Piensas seguir embobado viendo el agua o te vas a meter.
-Prefiero seguir viendo otra cosa –sonrió
Braelyn no demora en caer en cuenta a mi comentario, lo que la hace elevar su tonificada pierna para golpearme, pero yo soy rápido y logro agarrar su tobillo, la jalo con fuerza haciendo que caiga sobre mi regazo.
- ¡Dexter! –chilla
-No seas escandalosa –pido enredando mis brazos en su cuerpo
El olor de Braelyn es dulzón y algo agrio, lo que se ha convertido en una droga para mí porque a cada rato quiero estar enterrado en la curvatura de su cuello.
-Vamos al agua –empuja mi pecho –Quiero darme un chapuzón.
-Te metiste al mar hace menos de una hora –recuerdo
-Sí, pero no tenía este traje de baño y quiero estrenarlo.
Ensancho mi sonrisa.
-Podemos estrenarlo de otra manera.
Las mejillas de mi esposa se sonrojan en sobremanera, algo que también mi encanta y más cuando yo soy el causante de ese efecto.
-Tienes un severo caso de ninfomanía.
-Me gusta gozar de los placeres que me proporciona mi mujer.
Relamo mis labios al recordar la primera noche juntos.
A plena vista la figura de Braelyn es magnífica pero una vez logras estar en todo sentido con ella se vuelve exquisita.
- ¿Qué harás cuando quede embaraza y no podamos tener sexo?
-Para eso está tu boca –trazo una línea en sus labios –Y tu culo.
Mi esposa brinca cuando aprieto mi otra mano en uno de los cachetes de su culo redondo.
-Dios te voy a internar –se queja
-No puedes.
No permito que pronuncie otra palabra porque ataco sus labios.
No puedo desmentir las palabras de mi esposa, porque tiene toda la razón, me fascina coger y ahora lo añoro más desde que desvirgue a mi mujer.
Braelyn tiene un carácter fuerte, pero algo que descubrí fue que en la cama se entrega completamente, permitiéndome hacer y deshacer con su cuerpo como se me dé la gana.
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Tecleo las indicaciones a mi asistente para que no haya complicaciones a mi regreso, Braelyn se mueve a mi lado acomodándose mientras toma la bandeja de comida y empieza a devorar los cinco platos de fruta.
- ¿Es mi parecer o estas comiendo mucho?
Mi esposa me mira con el ceño fruncido, termina de pasar el trozo de piña para mirar la bandeja en sus piernas.
- ¿Tú crees?
-Braelyn es la tercera vez que mandas a preparar un combo de ensalada de frutas.
-No lo había notado –piensa –¿Me veo gorda?
Su pregunta me descoloca.
-Gorda me la pones –contesto dejando a un lado el celular
Mi esposa no demora en lanzarme una almohada a la cara.
-Es enserio –se molesta
El reparo de arriba abajo.
-No estas gorda.
Braelyn vuelve a llevar un par de fruta picada a su boca.
-Me parece inusual tu aumento de apetito –explico –Hace unos días empezaste a comer mucho, lo cual no había pasado en todo este mes.
-No sé, quizás sea mi estómago exigiéndome que aproveche las últimas horas en este lugar.
-Quizás.
Mi teléfono suena con una llamada entrante de parte de Tomas, me levanto de la cama y agarro la llamada.
El cielo ya está oscuro, mañana volveremos a España dando por finalizada nuestra luna de miel, ya ha pasado un mes desde que estamos en Bora Bora conviviendo como una pareja de recién casados, no podría quejarme ya que Braelyn es una mujer muy animada.
Sinceramente no podía retractarme del acuerdo de matrimonio, a pesar del poco tiempo de conocernos, tanto Braelyn como yo hemos congeniado perfectamente.
- ¡Dexter tengo sueño deja que Tomas solucione sus problemas solo!
Sonrió ante el llamado de mi esposa, mi amigo no demora en quejarse y antes de que la conversación se alargue me despido y cuelgo la llamada, regreso a la cama viendo como Braelyn deja en una de las mesas la bandeja de comida con todos los recipientes vacíos.
Me como debajo de las sabanas, Braelyn se apresura a apagar las luces y se tira sobre el colchón soltando una risa infantil, se mete debajo de las sabanas acercándose a mi cuerpo permitiéndome enrollar mis brazos a su alrededor.
Mi esposa dejo un casto beso en mi pecho desnudo y cierra los ojos mientras que yo juego con los mechones de su cabello, un rato más tarde el sueño me consume y siendo consciente de que Braelyn ya se encuentra dormida, me permito cerrar los ojos.
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Sevilla, España
Rodeo el auto y le abro la puerta a mi esposa, Braelyn sale del vehículo poniéndose sus lentes de sol, enrolla su brazo con el mio luego de que cierre la puerta del copiloto y ambos caminamos a la entrada de la casa.
El lugar ya está amueblado, aun así, la falta de decoración es evidente.
-Bienvenida a tu nuevo hogar –hablo una vez nos detenemos en el interior de la vivienda