Cadenas

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ANGELINA OLIVERA

Sevilla, España

Hay cosas que nunca entenderé, como el hecho de a personas buenas le pasan cosas malas y a personas malas se les ve en circunstancias buenas.

Soñaba con tener una familia amorosa, que el padre de mis hijos nos amara incondicionalmente.

Llegue a pensar que había encontrado a ese hombre cuando conocí a Renzo, si en ese momento tuviera la oportunidad de ver las desgracias que me traería esa relación jamás me hubiera acercado a él.

Al principio fueron pequeñas señales que ignore, luego llego el primer engaño, aquel que perdone como una estúpida después a las pocas semanas me entere del segundo engaño, esa vez si me escandalice y le reclame consiguiendo que por primera vez un hombre me levantara la mano.

Había vivido poco tiempo con mis padres, de hecho, tenía siete años cuando quede al cuidado de mis abuelos y a pesar de eso era consciente de que mi padre jamás me había golpeado, aunque fuera por una reprimenda.

Me arrepentía demasiado de mis decisiones que me llevaron a sufrir por un hombre.

La única cosa buena que había salido de aquello fue mi hija, era hermosa y una niña tan dulce que siempre lograba derretir mi corazón.

Con la llegada de Priscilla me propuse terminar con mis lamentos, logré alegarme de Renzo, pero no fue lo suficiente como para evitar que nos volviera a hacer daño.

No sé qué hubiera pasado si Braelyn no hubiera llegado, las veces que Renzo me agredía quedaba desgasta incluso recuerdo que en ciertos casos me desmayaba en medio de la paliza.

En esos momentos no tenía la fuerza de voluntad para enfrentarlo.

No como lo estoy haciendo ahora.

-Una vez logro derribar la puerta, Renzo entro enfurecido buscándonos, me encontraba en el baño principal con mi hija cuando el abrió la puerta, me levante de inmediato poniendo a Priscilla detrás mio como un medio para protegerla –seguía relatando –Renzo me empujo contra el lavado, evidentemente él tiene más fuerza que yo así que fue fácil para el apartar mi cuerpo y lanzarlo contra el mueble, mi cabeza choco contra el vidrio en la pared y por la fuerza del impacto este se rompió.

>>El tomo a Priscilla de su brazo, mi hija lloraba negándose a ir con él, pero eso no le importo y la zarandeo lastimándola en el proceso, estaba algo aturdida por el golpe, Renzo arrastro a Priscilla hasta el comedor y en segundos estaba detrás de él, había tomado un jarrón, impacte el objeto en su nuca logrando que su atención fuera a mí, le grite a mi hija que se escondiera.

Parpadeo sintiendo el escozor en mis ojos, las imágenes se reproducen en mi mente como una película de terror.

-Continúe señora Olivera –indica el juez

Asiento volviendo a enfocarme.

-Priscilla se escondió debajo de una mesa, Renzo me dio un fuerte golpe con su palma que me mando al suelo, se abalanzo hacia mí con la intención de darme un puño, pero fue interrumpido cuando mi amiga apareció. Ella lo separo de mí, me defendió, yo me arrastre hacia mi hija ocultándola con mi cuerpo, Renzo y Braelyn tuvieron una discusión, no recuerdo que decían, a los minutos llego un celador, el propietario del piso inferior al mio había escuchado el escándalo y no dudo en llamar a la policía y a los celadores.

Cierro mi boca dando por terminado mi relato de los hechos, la mirada fulminante de Renzo no se ha apartado de mí.

-Señor García –llamo el juez

El abogado de Renzo se levantó de su asiento y se detuvo delante mio.

- ¿Usted remitió una demanda por la custodia completa de la menor?

-Si.

- ¿No pensó que el padre de la niña se alteraría?

-Ya le había advertido a Renzo, los fines de semana que dejaba a Priscilla con su padre, mi hija la pasaba terrible por los malos tratos de la esposa y el hijo de Renzo, aparte de la indiferencia de él.

Se lo que intenta el hombre, me quiere intimidar hurgando donde no debería.

Me prepare mentalmente para esto, para el juicio final, el primo de Dexter había hecho que el proceso fuera rápido y en menos de dos semanas ya habían iniciado las audiencias por mi caso.

Respondí con calma las preguntas poco coherentes del abogado, cada que respondía notaba la molestia en el por no lograr su cometido.

Habían entrevistado a Priscilla, a Renzo y a mí por separado, cada uno dio su versión de los hechos, Leandro me comento que este caso estaba a nuestro favor no solo por las declaraciones sino también por las pruebas de agresión.

Era un ganar, ganar.

-Dictare el veredicto –anuncio el juez

Todos en la sala nos levantamos.

-Por los cargos de violencia intrafamiliar, el delito contra la integridad tanto física como emocional a una menor y agresión en tercer grado –lee el juez –Se encuentra al acusado, culpable.

Dejo salir el aire que tenía retenido, Leandro me da un apretón en la mano bajando un poco mi ansiedad.

-También se le otorga la orden de alejamiento solicitada por parte de Angelina Olivera, dejando claro que al señor Renzo Ruiz se le prohíbe definidamente acercarse a la demandante a menos de quinientos metros –mi sonrisa se agranda –Y, por último, le concedo en su totalidad la custodia de la menor Priscilla Ruiz Olivera a su progenitora, el padre de la menor tiene permitido visitas bajo vigilancia si desea acercarse a la niña.

El juez deja a un lado la hoja y toma su martillo, lo golpea contra el mueble dando por terminado el caso y un aire fresco me llena.

- ¡Lo logramos! –salto emocionada

Leandro recibe mi abrazo hasta que me separo corriendo a los brazos de mis abuelos.

La euforia pasa a segundo plano cuando tengo a la vista a Renzo, se me permite acercarme voluntariamente aun con la demanda, así que lo hago sabiendo que ahora no puede hacerme nada, porque si tal vez sea yo quien me acerque, pero eso no le da derecho a atacarme.



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Editado: 27.08.2024

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