BRAELYN TOLEDO
Sevilla, España
¿Sera que se da cuenta que faltan dos ollas?
Observo con presión las ollas sobre la estufa, ya abrí todas las ventanas así que el humo poco a poco fue desapareciendo, ahora faltaba deshacerme de estas evidencias.
En mi buena defensa, había nacido para ser artista, no cocinera.
Ahora entendía porque Carlotta pretendía mantenerme lejos de la cocina, por poco incendio la casa.
Tomo la olla más pequeña y la pongo dentro de la olla grande, asegurándome de que ya no estén calientes, las tomo y las meto en una bolsa negra, cierro la bolsa y la arrastro por toda la casa hasta la entrada, una vez en la puerta de mi casa me aseguro que nadie me vea y agarro la bolsa corriendo hasta el otro lado de la calle donde se encuentra la caneca de basura.
Regreso a la casa a máxima velocidad, como si hubiera cometido un crimen.
-Muy bien Barry, pediremos la comida –le hablo al cachorro
Él se inclina hacia adelante con sus dos patitas y ladra, sonrió y me agacho para acariciarle la cabeza, vuelvo a la cocina para asegurarme de que quede como nuevo y pienso en la idea de conseguir una empleada.
Son las seis de la tarde cuando salgo del baño, cepillo mi cabello mojado al mismo tiempo que tomo mi celular y reviso los mensajes.
Hablo con mi cuñada un rato, cuando el sol se ocultó completamente, el timbre de la casa suena, afirmo que es la comida y bajo corriendo, tomo la plata que deje en la mesa cerca de la entrada y antes de abrir reviso la cámara del exterior para afirmar que es el repartidor.
-Buenas noches –saludo
Barry se cola entre mis piernas, gruñéndole al hombre.
-Buenas noches, su pizza vegetariana y de piña con champiñón –alza las cajas
-Gracias – le estiro los billetes y recibo la pizza
-Que tenga una buena noche –se despide el hombre
Sonrió y retrocedo para cerrar la puerta, Barry brinca con emoción al oler las pizzas, ladra todo el camino hasta la cocina donde dejo las cajas sobre la isla.
-No sé si pueda darte pizza –hablo agachándome - ¿Y si te hace daño?
El cachorro se tumba en el suelo, mostrándome su barriga para que lo consienta, lo hago por un rato y luego me paro a buscar una bolsita de té, tomo una de las jarras, la lleno de agua y la pongo en el fogón esperando que hierva.
Camino hasta el otro extremo de la cocina donde abro uno de los gabinetes y saco la comida de Barry, con ayuda de la coca, tomo sus pepas y las sirvo en su plato, cambio el agua y dejo que el cachorro devore su cena.
Mi estómago gruñe provocándome una mueca.
Miro la pizza, pero niego con la cabeza.
Siempre espero a Dexter para comer, así que busco en la nevera algún aperitivo y se me hace agua la boca cuando encuentro uvas y ciruelas, las saco de la nevera y las dejo en la encimera mientras busco un plato.
Dexter esta en Málaga, allí está el edificio principal de Axiom Electronics, el negocio de la familia Acevedo gira alrededor de la industria tecnológica y la marca Axiom, es una de las más cocidas e importantes del mundo.
A petición mía, nuestra casa principal estaría ubicada en Sevilla, ya que la idea de alejarme de mi familia no me parecía tentadora, Dexter estuvo de acuerdo y pudo ordenar lo que debía para trasladar su trabajo a la ciudad, pero, aun así, a veces tenía que ir a la cede principal.
Bueno a pesar de todo Málaga, no quedaba tan lejos y teniendo a su servicio un jet privado, podría ir y venir cuando le placiera.
No se me hacía raro que aún no llegara del trabajo, en la mañana me había comentado que se demoraría en la cede, al terminar de lavar la fruta, la serví en el plato y empecé a comerla sin dejar nada.
Tome las pizzas y las metí en el horno, apague el fogón, tome una taza y serví él te viendo como el vapor se elevaba en el aire, camine hasta la sala y sin prender la luz me acomode en el sofá frente al televisor, me puse a ver una caricatura y en un momento me sentí cansa, hasta que el sueño se adueñó de mí.
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Siento que el calor me asfixia, así que me remuevo tratando de alejarme de aquello, intento girar, pero algo me lo impide y bufo.
¿Qué mierda es eso?
Muy a mi pesar abro los ojos y lo primero que noto son las cortinas del balcón.
¿El balcón?
Muevo mis ojos, observando todo mi alrededor hasta que logro identificar la habitación donde generalmente duermo, recuerdo haberme quedado dormida en la sala, mas no recuerdo en que momento llegue a la cama.
El peso en mi cintura se hace más evidente, tanteo mi torso hasta encontrarme una mano y cuando veo sobre mi hombro, lo primero que visualizo es el rostro de Dexter, mantiene los ojos cerrados provocando que sus pestañas se vean más gruesas, su respiración es calmada y su cabello está un poco desordenado.
Como puedo me estiro para ver el reloj en la mesita de noche.
2:35 a.m.
Dejo caer mi cabeza sobre la almohada, la luz de la luna se cuela por una pequeña abertura en la ventana, me pregunto por qué me desperté y de la nada mi estómago ruge.
Debería ignorarlo y volver a dormir, pero por alguna razón mi mente me exige levantarme y escarbar en la alacena.
Con lentitud empiezo a moverme, levantando el brazo de Dexter que me tiene pegada a su pecho, intento no hacer el mayor movimiento para no interrumpir su sueño y cuando logro salir de la cama, festejo mentalmente.
Ignoro las pantuflas y salgo de la habitación en silencio, con urgencia bajo a la cocina y abro el horno sacando la pizza de piña con champiñón, me vale que este fría, pues la necesidad de digerir algo es mayor, así que le doy un gran mordisco a la masa triangular y siento como si tocara la gloria mientras mastico.
Devoro la caja completa y aun no me siento llena.
Veo la otra caja que se supone es para Dexter, mi estómago ruge de nuevo y no lo pienso mas, saco la caja y no demoro en morder la pizza vegetariana, voy a la mitad cuando la voz de mi esposo me causa un paro cardiaco.