“El monzón, es un fuerte viento estacional muy violento que produce severas nubosidades, precipitación y en ocasiones granizo. En verano los vientos soplan de sur a norte, cargados de lluvias. En invierno, son vientos del interior que vienen secos y fríos.”
Parte 1 “Veredas”
La sombra de la noche había caído, dejando el cielo plagado de estrellas mientras la comitiva de ahora 14 personas avanzábamos en silencio, con la luna sobre nuestras cabezas y el reciente sin sabor de la pérdida aún paladeable entre los labios. Al menos era mi caso cuando al pasar delante de los estéticos arboles de cúpulas rosadas las señales que reflejaban una tumba marcaban el lecho de los cinco cuerpos arrojados en forma de amenaza más que de ofrenda.
No estaba seguro de que a mi padre le hubiera complacido tener aquella última morada en un lugar tan contrario a nuestro hogar de la segunda franja, tan lejos de la preciosa lápida que él había levantando en nombre de mi madre.
— Cuando esto acabe podrás solicitar que el cuerpo se lleve a donde quieras. — Había dicho Caelestia mientras caminaba a mi lado, gruñendo por lo bajo mientras el aire nocturno dejaba de ser reconfortante y tibio para teñirse cada vez de tonos más gélidos.
Evitamos el camino principal y las habilidades de rastreo de Seth nos mantenían en constante informe acerca de la trayectoria que había recorrido Aiden delante de nosotros, al parecer había levitado para ganar velocidad lo cual nos dejaba la diferencia de tiempo necesaria para arribar sin nada más que paso constante y toda nuestra energía intacta.
El grupo que alguna vez había sido la pequeña congregación en torno al peliplata autodenominado como el elegido ahora se reducía a dos personas que se mantenían el fondo de la formación, haciendo dudar a todos si es que serían capaces de seguir las estipulaciones del plan o la pena y los ojos llorosos les permanecerían indefinidamente. Farah no paraba de sollozar aún con el frio o el tiempo mientras Kinné, la chica de piel ónix, le abrazaba por los hombros, haciéndola avanzar mientras le aseguraba que el ojiazul estaría bien.
Parte de mi pensaba que debería sentirme de alguna forma, probablemente ofendido o molesto dada la facilidad y el lapso de solo horas durante el cual parecía que la rubia había cambiado de opinión respecto a su amor profesado hacia mí y la pena y preocupación que ahora parecían ocuparle en Aiden.
Por suerte las emociones y la pena en mi mente estaban nutridas en aquel momento, obligándome a focalizar objetivos muy lejanos a la voz de la chica en plena declaración o la particular sensación de satisfacción que había dejado el sentirme poseedor de un magnetismo tal como para atraer a una chica. Fuese quien fuese.
— ¿En qué piensas? — Estaba punteando el grupo, los más cercanos a mi estaban a unos nueve o diez metros así que no habría problema si decidía charlar en voz baja con Caelestia.
— Pienso en todo. Mañana será un día difícil
— Tienes razón. — Una de sus manos sujeta mi muñeca opuesta, deslizándose desde ahí hasta tomar mi mano, prolongando el silencio de una forma que no sabía incómoda.
— Sé que también estás pensando en ella.
— Sabía que habías escuchado la declaración — Respondo con una breve sonrisa que me hace ganar un resoplido por parte de la chica.
— Era imperativo que estuviera al tanto. Dije que no te dejaría solo de nuevo, eso incluye lo que cualquier chica de cascos ligeros pueda llegar a insinuarte.
— Es eso o tu necesidad de celarme. — Dejo mi vista al frente, sobre las siluetas oscuras e indefinidas que me permitía ver el perfil bajo que debía mantener para que la capucha de la gabardina me protegiera de los rayos lunares.
— Intento preocuparme por ti, pero tienes una soberbia manera de irritarme. — Su reclamo me provoca una risa baja que impulsa una nubecilla blanquecina de mis labios, evidenciando la baja de temperatura al acercarnos más a la tercera franja.
Caelestia impacta mi antebrazo con su puño libre mientras una figura se acerca a mí, trayendo consigo el zumbido molesto que seguía sin identificar pero aparecía de vez en cuando, siempre en presencia o cercanía de Seth.
— ¿Con quién hablas? — Sus ojos se mostraban acusadores, como si aquella pregunta poseyera una relevancia determinante.
— No hablaba con nadie. Repaso el plan — Me excuso sabiendo que el chico no me creería mucho.
— Bien. Lo que en realidad debía decir es que dada la velocidad que Aiden tomó a estas alturas ya debe de haber llegado al punto de reunión. No percibo fuego en las cercanías, pero no confío. — Un nuevo juego de pasos hace que Caelestia tome con más fuerza mi mano mientras los actuales partícipes de la charla vemos en dirección hacia donde un joven, y extrañamente maduro, Thaliel nos daba alcance, sin mostrar signos de agotamiento.
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Editado: 14.01.2019