Eres
“Fuiste tú quien encontró todos los pedazos
rotos de mi jarrón y los devolvió”.
De haber sabido que el mundo sería sacudido por tus tempestades, la serenidad de tus estrellas o el golpe de tus huracanes no habría
cerrado mis ojos.
Hoy, con la vista de gotera resplandeces entre los lunares que adornan tu cuerpo de leche.
De haber sabido que te convertirías en lo
tóxico más amado, no hubiera cerrado mis puños.
Pero me aconsejaste, incluso antes de retroceder ante los malos presagios de este 2020.
Te abrí los párpados e incluso las manos, porque no perdí antes las vueltas psicológicas, las probabilidades matemáticas, ni el resultado
del producto.
Te amé y te amo espontáneamente, tan rápido como nuestro amor de una semana y la promesa de un mes.
De haber sabido que gritaría tu nombre, no me hubiera ocultado bajo los pucheros con el que juegan mis manos. Fui entre la punta de una
habitación luminosa hasta dar con la oscuridad de tus ojos.
Eres mi deseo.
Te quiero bajo mis manantiales… Te adoro por tu aroma a sencillez y playa.
Parezco ya una calle de asfalto agrietada, solo de sentir la
velocidad de tus llantas frotar sobre mí.
De haber sabido que estaría tan loca hasta el punto de escribirte esto… Tal vez a esa chica disparatada la hubiese frenado, pero no lo hice.
Agradezco ser fluyente ante las corrientes de los ríos, agradezco
haber desembocado en tu mar, agradezco a mi pequeña pizca de irracionalidad, porque sin ella, jamás podría estar a tu lado.