Tan pronto entramos al restaurante nos dimos cuenta del enorme desastre que dejamos por la noche. Tazas por aquí y tazas por allá. Galletas regadas por todas partes, cualquiera pensaría que aquí sucedió una guerra de comida a gran escala.
-¡¿Que demonios hicimos?! -exclama Lissandra mientras se toma la cabeza.
-¡No sé! Se supone que sólo estábamos en una sola mesa -Coloco las manos sobre la nuca.
-Parece que hubo un enfrentamiento aquí...
-Ok, hay que darnos prisa -Corro a levantar las galletas del suelo
-¡Si jefesito! Te recuerdo que la jefa soy yo... -Su rostro serio se rompe con una sonrisa.
-Esta bien jefecita ¿Qué hacemos? -Sonrio.
-Tu eres el mesero... Tú dime
-Creo... que... ¿Limpiar? -respondo con duda.
-Alex, Alex, amigo mío -Niega con su cabeza-. Ya deberías saber que solo estoy bromeando. -Coloca sus manos en su cintura-. ¡Claro que te ayudaré bobito!.
-Ya lo sabía, solo estaba fingiendo creerte -Frunce una ceja.
-Si, claro... Bobo -Sonríe-. Bueno, ya vuelvo. Colocaré la rosa en un recipiente -Corre a la cocina.
-Claro, no tardes jefita -Lissandra se detiene abruptamente en la puerta de la cocina.
-¡Demonios! -Susurré.
-¡Alex!...
-¿Si?... Dime -digo con nerviosismo.
-Gracias... Por esta bella rosa, es muy lindo de tu parte -Sonríe haciendo un guiño de ojo.
-No agradezcas -Mi cara se enrojece y giro rápidamente para seguir levantando las galletas.
Lissandra
Tan pronto entré a la cocina me reposo mi espalda en la pared, para depsues desplomarme lentamente al suelo. No puedo creer que Alex se tomara la molestia de comprarme una rosa. Es un caballero... Feo, pero todo un caballero.
No entiendo cómo logré contener mis emociones frente a él. No sé que hubiera sucedido de no haberlo hecho. Tal vez, lo hubiera besado sin pensarlo, para después cachetearlo por su atrevimiento.
Es un completo bobo, un bobo lindo.
Cuando llegamos al restaurante podía sentir su mirada recorrer cada parte de mi cuerpo. Era obvio, está belleza no se mira todos los días. No, a decir verdad, le llamó la atención verme con falda, no soy de las que usa faldas para trabajar o para salir de paseo. Soy de las mujeres que prefieren los jeans o leggins.
Ahora sólo importaba una cosa, un recipiente donde colocar mi rosa. Me levanto rápidamente del suelo para buscar por toda la cocina.
Pocos minutos después, encuentro el recipiente que buscaba. Con recipiente en mano me apresuro a llenarla con agua y a colocar la rosa dentro.
Ajusto mi ropa, mi cabello y salgo de la cocina.
-¡Listo! Coloqué la flor en un recip... -Justo cuando estaba por llegar con Alex, una galleta en el suelo me hace resbalar.
-¡Cuidado! -Alex giró tan rápido atrapandome entre sus delgados pero varoniles brazos-. ¿Estás bien?
-Si... Gracias... -respondo con nerviosismo.
-Te... atrapé... -Sonríe nervioso.
-Si... -Mi mirada reposa sobre la suya-. Yo... no... ví... -interrumpe.
-Yo... tampoco... -Su mirada pasa de mis ojos a mis temblorosos labios.
-La... ga... lle... ta... estu... pida -Me aferro a sus brazos sin apartar mi mirada de sus labios.
-Dul... ce... -Nuestros labios rozan provocando un cosquilleo.
-Ri... ca... -Poso mi mano sobre su mejilla.
Él y yo estábamos ahí solos. Sus brazos sujetaban con fuerza mi cintura, una de mis manos se aferraba a uno de sus brazos y mi otra mano posaba sobre su mejilla.
Un momento apasionado, nuestros pechos retumbaban con nuestros corazones acelerados a 1000 por hora. Mi cuerpo suplicaba por sentir sus labios... cuando de pronto una voz retumba por todo el lugar...