Cai Becher

Capítulo 23

Parque de atracciones... ¿Algo tan normal para gente como nosotros?

Alice Wood

El desayuno es bastante agradable ya que mis únicas dos amigas se llevan bien.

Una vez hemos acabado de desayunar, nos tumbamos en el césped y cogemos vitamina d del sol durante un rato hasta que la voz del hombre que me tiene dudando sobre todo lo que creía que debía hacer se hace presente.

—Buenos días, chicas.

Lo miro con una sonrisa nerviosa y él me regala una sonrisa cariñosa por lo que me relajo y extiendo una mano para que me ayude a levantarme, lo hace y lo abrazo.

—¿Estás bien?— pregunta sorprendido por mi muestra de afecto.

—Buenos días— me separo un poco de él para sonreírle desde mi pequeña altura en comparación con la suya. Me pongo de puntillas y le doy un corto y tierno beso en los labios antes de separarme de él—. Desayuna aquí, vamos.

Me siento en el césped y él se sienta a mi lado antes de comenzar a desayunar el bizcocho que hay en la manta de picnic y el batido de fresa casero que hay en una jarra.

—¿Qué tal estás, Clara?— ella lo mira.

—Mejor— sonríe tímida—. Gracias por lo de ayer.

Cai asiente levemente con una pequeña sonrisa y ella vuelve a girar la cabeza cuando escucha la voz de Boomer.

—Hola, Clarita— se sienta a su lado y le pasa un brazo por los hombros para acercarla a él. Ella sonríe y apoya la cabeza en su pecho.

—Buenos días, Dom— una vez dicho, se sonroja pero a Boomer se le iluminan los ojos y sonríe. Ella no lo ve porque está recostada sobre su pecho—. Lo-lo siento, ha sonado horrible...

—Tonterías, Clarita. Llámame así— pide/ordena Boomer.

Clara se sonroja y no es por otra cosa que Dom es el papel del dominante en una relación de DBSM o DDLG, es decir, fetiches en los que alguien domina a otro.

Pasamos la mañana entre bromas y risas hasta que es la hora de comer y vamos todos al comedor. Los trabajadores comen a otra hora y en otro lugar.

Veo a Helena masticar mientras mira por la ventana en dirección a los rosales. Me acerco más a ella para que no me escuche nadie más que ella.

—¿Qué ha pasado con Samu? ¿Ya no habláis?

—Después de mi numerito de ayer, me da vergüenza hablarle...— ruedo los ojos y pongo mi mano sobre la suya.

—Tu reacción fue muy normal.

Me mira a los ojos y sonríe un poco.

—Siento... bueno, lo de tu cara.

—Tranquila, me han dado golpes más fuertes— mi comentario la hace abrir los ojos de par en par con preocupación—. Ya sabes... por el boxeo.

—Oh claro— ríe y seguimos comiendo entre comentarios graciosos. En un momento escupí el agua que estaba bebiendo de vuelta al vaso debido a la risa.

—¿Vamos a algún sitio?— pregunto con entusiasmo, todos me miran y yo sonrío— Ya saben, un sitio divertido.

—¿Dónde quieres ir, ganchita?

—¿Por qué te llama «ganchita»?— pregunta al fin Helena.

—Es porque dice que tengo un buen gancho— hago el movimiento levemente con el puño derecho y ella ríe.

—¿Dónde vamos?— pregunta Clara, emocionada.

—¿Dónde quieres ir?— le pregunto y ella sonríe tan entusiasmada que podría haberse ensanchado los labios hacia los lados.

—Al parque de atracciones— al escucharla pongo mi mejor sonrisa de «quiero, quiero, quiero» y me giro en dirección a Cai.

—¿Al parque de atracciones?— asentimos ante su pregunta— Pero podría ser peligroso, allí se reúnen los jóvenes para comprar drogas y no es mi territorio...

—Llevaremos a algunos hombres para cubrirnos las espaldas, no seas aguafiestas, las chicas están emocionadas— Boomer lo riñe y él se lo piensa.

—Bueno... supongo que podríamos ir si vamos con seguridad...

La reacción de Clara, Helena y la mía son instantáneas. Las tres nos levantamos a toda prisa y subimos a las habitaciones hablando de la ropa que vamos a ponernos.

Cuando llego a la habitación, dejo la ropa preparada en la cama y camino hasta el baño, pero Cai entra en la habitación y lo miro sonriente y nerviosa.

—¿Quieres...?— señalo el baño y él me mira confundido— ¿Te duchas conmigo?

Sus ojos se abren por la sorpresa pero rápidamente asiente y camina hasta mí. Nos dirigimos juntos al baño y cierra la puerta antes de mirarme.

—¿Estás segura?— pregunta despacio pero yo asiento segura.

—Si solo nos duchamos, no me importa que me veas y verte— él sonríe comenzando a desnudarse. Yo también me desnudo. Al final, nos quedamos en ropa interior mirándonos.

Ya no me siento tan segura, me da vergüenza.

—Si quieres podemos parar...— comienza pero yo cojo aire y me desabrocho el sujetador.

Las comisuras de sus labios se elevan hacia arriba.

—Confío en ti, Cai— le sonrío antes de agarrar los extremos de mis bragas y tirar hacia abajo para sacar la prenda por mis pies.

—Y no sabes lo feliz que me hace eso— susurra acabando de desnudarse.

Nos quedamos desnudos el uno frente al otro pero sus ojos no dejan los míos. Los míos los suyos tampoco y caminamos a la ducha. Mi corazón va a mil cuando abro el grifo y suelto un grito agudo cuando el agua fría me cae directamente en la espalda.

Cuando el agua está a la temperatura perfecta, cojo el gel de baño y me echo en la mano antes de mirar a Cai y acercar mis manos a su pecho. Él no se mueve cuando lo enjabono por el dorso, los brazos y la espalda. Lo demás se lo enjabona él.

Cuando acaba, es él el que se echa gel en la mano y me mira esperando mi afirmativa. Yo asiento y él pasa las manos por mis hombros y las baja por mis brazos con calma. Cuando llega a mis manos, pasa a mi vientre y va subiendo poco a poco hasta que llega al inicio de mis pechos, en ese momento vuelvo a asentir y él sube las manos acariciando mis pequeños atributos. Después pasa a mi espalda y cuando acaba se enjuaga las manos con el agua que cae del grifo.



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En el texto hay: secuestro, sufrimiento, mafia

Editado: 14.11.2022

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