Martes Veinte y seis de Noviembre del año dos mil diez y nueve.
Mi vida.
Amor.
Alex.
Hola de nuevo. He tenido un poco te tiempo libre en la oficina. Me sacaron de mis casillas pero lo he manejado bien. Fue un alivio saber que me puedo molestar. Creo que no lo he mencionado pero estos días no he sentido nada más que vacío. Como una marioneta.
Todo el tiempo me siento cansada. Ayer no pude dormir bien, otra vez. Mi ojos están hinchados, mis labios resecos, mi voz baja, mi pelo sin brillo y mi rostro pálido, lo sé. Lo veo en las miradas de los demás. No tengo energía para nada.
Me estoy dando tiempo para pensar y progresar, hay tantas cosas que no me gustan de mí. Quiero sanar, desarrollarme, no quiero perder el tiempo lamentándome. Vine a escribir y a dejarlo partir.
¿Recuerdas cuando recién comenzamos nuestra relación? Había muchas dudas pero estaba la alegría de que nuestros sentimientos fueran correspondidos pienso que por eso no nos dimos el tiempo de conocernos mejor, nuestro cortejo duro apenas unas semanas, pienso también que sí nos hubiéramos conocido un poco más en aquel entonces, se hubieran evitado muchos conflictos del futuro.
Recuerdo que después de revelarte mis sentimientos, hui. Corrí a esconderme ¿lo recuerdas? Estaba aterrada de eso. Todo ese incendio. No pude evitarlo, siempre he sido muy cobarde en ese aspecto. Así que te evite para no ver mi “debilidad” por ti.
A la mañana siguiente estaba temerosa de verte. Claramente tú no, pues de alguna forma sabias que intentaría ocultarme de nuevo así que me atacaste con flores, hermosas flores, cuando estaba buscando un lugar seguro. Tu rostro estaba iluminado de una forma increíble, jamás podré olvidarlo. Y aunque no pude ver mi expresión, sé bien lo que se mostró.
Después de eso jugamos a las escondidas un buen tiempo hasta que ya no pude encontrar un lugar para ocultarme porque donde sea que me escondiera, ahí estabas.
Pensé “Es un error”, “es malo”, “me hace perder el control y me aterra”. Pensé “cuando tenga la oportunidad voy a huir”.
Y por eso sé que en ese tiempo no viste de mí lo mejor. Aplaste tantas veces tu amor por miedo. Por mi cobardía. Hasta que llego el tiempo en que te vi de nuevo, detenidamente. Tu brillo se había ido. Lo había destruido con cada escondite al que entraba. Entonces decidí que no dejaría que te apagaras.
Por eso te deje entrar en mi mente y mi ser, no estaba segura de que fuera bueno pero cuando te abrí la puerta y te invite a entrar miraste todo con curiosidad, te embriagaste de mí. Me aceptaste y me ayudaste, todos los días.
Y cambie. Me desarrolle para amarte mejor, me transforme en alguien nuevo, pero no fue tan bueno al final. Te puse siempre antes de todo y me perdí a mí.
No puedo negarlo ahora, no me siento bien con lo que me convertí. Hay cosas que me agradan pero no lo suficiente. Eres un sueño para mí pero renuncie a una pequeña pieza de mí cada día por complacerte. Por el peso de haberte destruido. Me destruí a mí para reconstruirte.
Sé que soy un egoísta, sé que soy muy indecisa, que tengo una malísima memoria, sé que soy desordenada. Sé que me avergüenza recibir afecto en público y que eso puede verse mal. Como si no lo quisiera. Sé que no les confió mis problemas a las personas que amo, sé que no puedo ser el pilar de todos como quisiera porque no puedo sostener a otros y no sostenerme a mí.
Siempre pensé que estaba mal, que no debía de molestar a nadie conmigo. Que tenía que ser fuerte para todos porque confían en mí y porque los amo. Esta noche mí madre se acercó preguntando si estaba bien, le dije que solo estaba melancólica. Pregunto por ti. Le agradas. Eso es bueno.
Ella se quedó sentada a mi lado una hora completa, en silencio. Esperó que juntara valor para decirle así que cuando estuve lista le conté. No le di detalles pero le conté, es un avance ¿Te imaginas qué contesto cuando le dije que mi corazón se sentía pesado y mi cuerpo lloroso? Ella dijo <<Es porque seguramente te está llamando su propio corazón. Tiene una fuerza de voluntad sorprendente, y el alma misma sabe a dónde pertenece. >>
Luego comenzó a hablarme sobre las fuerzas del mundo y el cosmos, sabes que le apasiona el esoterismo. Me dijo incontables secretos de las estrellas. La escuche atentamente porque ¿qué más se puede hacer cuando alguien habla con tanta pasión?
Ella cree que estamos destinados, dice << Aún no sé cuántas veces se han encontrado, ni cuantas se han perdido pero en cada vida que ha pasado y pasara, los veo. La abuela los ve. Tú eres aire y él es fuego. A primeras parece que jamás deberían juntarse por la fuerza que nace de ambos, todas las personas que llegan a encontrarse con su opuesto huyen. Sé que te sucedió. Pero mírate sigues aquí. Ambos temen, lo sé. Pero el fuego nunca extingue con el aire y es el fuego el que hace al aire más temible. >>
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Editado: 13.07.2020